Sergio Cortés se incorporó a la compañía farmacéutica catalana Ferrer hace dos años, proveniente del mundo del emprendimiento y la inversión en 'start-ups'. Su objetivo es trasladar a su organización toda la innovación que se está produciendo en esos entornos para contribuir a amplificar el impacto positivo en la sociedad
En las últimas semanas, Sergio Cortés ha pasado de aparecer dentro del organigrama de la matriz española de la multinacional farmacéutica Ferrer a desempeñar un nuevo reto con una posición global como director corporativo de negocio digital. Este cambio expresa la forma de trabajar de esta compañía en la adopción de las tecnologías innovadoras. Para ponerse al día en un sector en el que la revolución digital ha llegado más lentamente que en otros, Ferrer está explorando y probando soluciones en el ámbito local para después escalarlas a toda la compañía.
Cortés, ingeniero formado en la Universidad de Standford (EE UU) y con una dilatada trayectoria como business angel, habla de un cambio de paradigma en la industria que lleva a que cada vez se hable más de servicios, en lugar de productos farmacéuticos o sanitarios.
¿De qué forma contribuye la tecnología a ofrecer más valor al sector sanitario? ¿Cómo diría que ha cambiado la digitalización y el uso de datos su forma de trabajar?
En la industria farmacéutica estamos viviendo ahora la revolución de la innovación digital que ya han vivido muchos sectores. La aceleración que hemos vivido a raíz del impacto de la pandemia quizá haya tenido que ver a la hora de que el sector tome conciencia de cómo la digitalización puede aportar valor en su relación con los profesionales sanitarios y mejorar los servicios que podemos ofrecer a los pacientes. Parte de la cadena de valor de la industria farmacéutica ha llegado tarde a esta revolución digital, pero en 2020 hubo un cambio de chip. Aunque es cierto que esta activación pudo deberse a motivos externos, a la pandemia, también está claro que este nuevo escenario responde a una necesidad real de los usuarios. Con usuarios nos referimos a los profesionales sanitarios, que son con quienes directamente trabajamos desde Ferrer, pero también a los pacientes, para quienes los servicios digitales como la telemedicina pueden tener un impacto muy positivo.
¿A qué necesidades se refiere? ¿Qué mejoras cree que pueden percibir los pacientes gracias a esta revolución digital?
Los pacientes tienen unos hábitos digitales cada vez más desarrollados, aunque no todos sean nativos digitales y no tengan el mismo nivel de acceso a la tecnología. En ese contexto, la adopción de soluciones digitales para la mejora de las patologías o para interactuar con el profesional sanitario será cada vez más normal. Estas tecnologías permiten a los profesionales sanitarios, gracias a las soluciones que estamos codiseñando con ellos, tener un mejor seguimiento de ese paciente, más eficiencia en su práctica médica, mejor acceso a la monitorización remota y ahorros indirectos para el paciente y para el sistema sanitario, por ejemplo. La mejora para el paciente se produce en la propia percepción que tiene este respecto a la evolución de su patología y también en la relación con los stakeholders que cuidan de su salud.
¿Cómo se articula ese proceso de codiseño junto a los profesionales sanitarios?
Estamos en contacto con los distintos actores del sistema sanitario para identificar puntos de mejora que se pueden abordar gracias a lo digital y a partir de ahí llevamos a cabo procesos de innovación y de prototipado para encontrar soluciones en un periodo corto. Por poner un par de ejemplos: por un lado, dentro de nuestro programa de innovación colaborativa, el Living Lab by Ferrer, hemos desarrollado una solución de inteligencia artificial del tipo natural language processing con la que ayudamos a que el profesional interprete mejor información agregada de distintas historias clínicas para aplicarla al tratamiento del dolor. Por otro lado, hemos puesto en común con las start-ups con las que colaboramos las necesidades que tienen los hospitales en relación con la rehabilitación cardiovascular. A partir de esta relación se ha establecido un triángulo de valor y se ha creado un partenariado hospital-start-up-Ferrer para diseñar e implementar soluciones digitales de rehabilitación cardiaca.
Ha hablado de ciclos cortos. ¿Cómo se reconcilia esto con el marco regulatorio y con los procesos que establece en un sector tan exigente en este sentido?
Esta forma de trabajar con prototipos e innovación rápida nos ha ayudado mucho a movernos, ya que podemos generar alianzas que son adecuadas en el marco regulatorio, tanto en el campo de los estudios clínicos como en el de los prototipos.
Estas alianzas nos llevan al triángulo de valor que mencionaba antes y que tiene que ver con la idea de innovación abierta. ¿Cómo entiende Ferrer la innovación abierta?
El mundo digital va tan rápido que las compañías no podemos dar respuesta a todas las necesidades tecnológicas que nos surgen. Por eso han surgido los modelos de innovación abierta, los cuales suponen asumir que las organizaciones no podemos asimilar de forma nativa toda la innovación que hay ahí fuera y tenemos que adoptar modelos que nos permitan incorporar ese trabajo. Nosotros tenemos dos líneas de actuación diferentes en este sentido. Primero, cuando hablamos de áreas terapéuticas y productos farmacéuticos, que suelen implicar desarrollos muy largos, tenemos un programa de scouting que se llama Ferrer for Future, en el que identificamos tecnologías de estas start-ups y las incorporamos al desarrollo de nuestros servicios de salud digital desde sus etapas más tempranas o para acompañar a nuestras soluciones terapéuticas. Por otro lado, cuando hablamos de la experiencia de los profesionales sanitarios (y aquí tenemos un campo muy amplio y una gran oportunidad en todo lo que tiene que ver con las relaciones con nuestros stakeholders), tenemos equipos digitales explorando el mercado, estudiando aspectos como el uso de la omincanalidad, el tratamiento de seguro de los datos o la mejora de la eficiencia de nuestras redes de visita médica.
"La idea era incorporar gente que venía de la consultoría, la banca o el gran consumo, donde la revolución tecnológica ya había pasado"
Incorporar nuevos equipos y líneas de trabajo y colaborar con las start-ups requiere de cambios en la cultura de la organización. ¿Qué cambios ha tenido que introducir Ferrer en este sentido?
Ha habido que generar una organización más flexible, dinámica y rápida a la hora de testear e incorporar paradigmas del mundo de la innovación digital. Tradicionalmente, en la industria farmacéutica hablábamos de procesos planificados, rígidos y formalizados mientras que, en el mundo de la innovación digital, siempre nos hemos movido en un ámbito de incertidumbre, prueba-error, metodología agile, etc. En primer lugar, hemos incorporado especialistas de fuera del sector a los equipos, como ha sido mi caso, con la idea de aportar esa visión fuera de la caja. La idea era incorporar gente que venía de la consultoría, la banca o el gran consumo, donde esa revolución ya había pasado. En segundo lugar, había que aterrizar muy bien estos cambios. Se debe tener una visión a largo plazo muy sólida pero, al mismo tiempo, hay que alcanzar éxitos en el corto que ayuden a que los cambios sean tangibles y los equipos entiendan cómo estamos mejorando la organización.
¿Ha supuesto esta incorporación de la innovación una redefinición en la colaboración que mantienen con centros hospitalarios e instituciones sanitarias?
Nuestra palanca de relación con este entorno es el Living Lab. Un proyecto al que invitamos a todos los actores del ecosistema sanitario (profesionales sanitarios, gestores hospitalarios, decisores, emprendedores, innovadores) y en el que ponemos en común todo tipo de iniciativas para resolver las necesidades que identificamos. Es un proyecto que tiene la capacidad de identificar qué podemos hacer juntos, cómo podemos hacerlo y llegar a hacerlo. Además, nos sirve para generar sinergias y conocer tendencias.
"Se ha combinado la emergencia de unas tecnologías disruptivas que afectan a la salud con unas start-ups que quieren aprovechar estas tecnologías"
Vemos como su sector ha pasado de ser más bien conservador en temas de innovación a liderar la tecnificación y la digitalización del sector salud. ¿Va a parecerse el sector ‘farma’ cada vez más a la industria tecnológica?
Al sector farmacéutico le ha pasado como al financiero. Se ha dado un 'cóctel' en el que se ha mezclado la emergencia de unas tecnologías disruptivas que afectan a la salud con unas start-ups que quieren aprovechar estas tecnologías. Es un sector al que las grandes tecnológicas se están acercando porque tiene mucho potencial y en el que los usuarios cada vez son más digitales. Cuando se juntan todos estos elementos, el sector pega un fogonazo de innovación. Claramente, nosotros visualizamos un futuro en el que las farmacéuticas, más allá de las soluciones de producto, ofrecerán servicios y en concreto servicios digitales.
El futuro del trabajo avanza hacia un mercado laboral en el que los empleados digitales tienen cada vez más peso. ¿Cómo se expresa esta tendencia en el sector farmacéutico?
Nuestro compromiso es que el desarrollo digital ayude a las personas, pero que nunca los sustituya. Cualquier solución que adoptemos tendrá por objetivo ayudar a nuestros profesionales a realizar mejor su actividad. Dentro de este compromiso, estuvo la decisión de que nuestros equipos no estuvieran presentes en los hospitales por un tiempo indefinido durante la pandemia y sustituirla por la interacción digital. Se trataba de proteger a nuestros equipos y a los profesionales sanitarios.
En cuanto al teletrabajo, tenemos un modelo que llamamos GreatWork! que no determina unas condiciones de presencialidad en relación con qué días hay que trabajar desde la oficina y qué días desde casa, sino que le da la vuelta e identifica qué formatos son mejores en presencial y qué formatos pueden hacerse perfectamente en remoto. Una reunión rutinaria puede hacerse perfectamente en Teams, pero una sesión de evaluación entre un responsable y alguien de su equipo, quizá es mejor que sea presencial. Todo esto parte del binomio confianza-responsabilidad, en el que se basa la relación entre la organización y las personas que trabajan en ella.
Más allá de su estrategia digital, Ferrer ha obtenido recientemente el estándar B Corp a nivel global por su cumplimiento de ciertos estándares de desempeño social y ambiental, transparencia y responsabilidad empresarial. ¿Qué supone para la compañía contar con esta certificación? ¿Cómo influyen sus objetivos de responsabilidad en la estrategia digital?
Para nosotros es una grandísima noticia y ha supuesto una revolución positiva. B Corp comparte el propósito de nuestra compañía, que es generar un impacto positivo en la sociedad, y somos el primer laboratorio de España en lograr este estándar. Era una manera de poder objetivar todas estas cosas que ya estaban en la organización. ¿Cómo contribuye lo digital a estos objetivos? Totalmente. Todo lo que hacemos en el ámbito digital incorpora este ADN y lo concretamos en aumentar nuestros estándares. Por ejemplo, en la gestión de los datos o en la ética de los algoritmos.