A pesar de la prohibición que se había autoimpuesto Google, la búsqueda en el explorador sigue mostrando publicidad de los llamados servicios de stalkerware, que permiten realizar una vigilancia en tiempo real de las parejas sentimentales y cónyuges.

Según una investigación realizada por la empresa de seguridad móvil Certo Software y confirmada por MIT Technology Review, las búsquedas de Google relacionadas con el seguimiento de parejas -esposas, novias…- suelen arrojar como resultado estos anuncios de software y servicios que ofrecen explícitamente espiar a otras personas.

El stalkerware, también conocido como spyware, es un software diseñado para monitorear en secreto a otra persona, rastreando su ubicación, llamadas telefónicas, mensajes privados, búsquedas web y uso de teclas. Esas apps -algunas de las cuales son gratuitas, aunque la mayoría son de pago- se ejecutan generalmente en segundo plano, sin poder ser detectadas en el teléfono. O se hacen pasar por calculadoras, calendarios o apps de mantenimiento del sistema que parecen inofensivas.

Google prohibió los anuncios que promovieran el stalkerware en agosto de 2020. "La nueva política prohibirá la promoción de productos o servicios que se comercialicen o dirijan con el propósito expreso de seguir o monitorear a otra persona o sus actividades sin su autorización", afirmaba una nota de la compañía. El software para controlar a las parejas sentimentales pertenece a esta categoría, aunque Google todavía permite los anuncios que promocionan a los investigadores privados y productos o servicios de control de niños.

Las empresas detrás de los servicios de stalkerware compran anuncios en Google para como "la app espía de infieles", "app para leer los mensajes de texto de esposa" y "app para leer los mensajes de texto de novia".

Los anuncios vistos por MIT Technology Review contienen frases como "app para ver copar resultados como para búsquedas del tipo: "mensajes de texto del cónyuge", "ver a quién está enviando mensajes de texto tu novia" o "es como si tuviera su teléfono".

En sus sitios web, las compañías de stalkerware a menudo se presentan como proveedores de software legal de monitoreo de niños para los padres preocupados. Pero, Certo usó la herramienta de análisis de búsqueda Spyfu para indagar en los anuncios que estas empresas compran en Google y descubrió que habían comprado anuncios contrarios a las normas, relacionados con las personas que espían digitalmente a sus parejas. MIT Technology Review ha optado por no nombrar a estas empresas para no darles publicidad.

El portavoz de Google es tajante: "No permitimos anuncios que promocionen spyware para la vigilancia de parejas. Hemos revisado los anuncios en cuestión y estamos eliminando los que infringen nuestra política". Desde que MIT Technology Review llamó la atención de Google sobre estos anuncios, la empresa ha eliminado algunos, pero no todos, de sus resultados de búsqueda. Por ejemplo, las búsquedas de "app para leer los mensajes de texto de esposa" siguen mostrando anuncios de stalkerware, según descubrió MIT Technology Review.

La cruel ironía es que las normas actuales de Google en realidad penalizan a las empresas anti-spyware. Frases como "pare el stalkerware, descargue nuestra app" quedaban eliminadas por la prohibición de usar esta palabra en concreto.

Según Jan Penfrat, asesor principal de políticas de European Digital Rights, las cosas que hacen empresas como Google para filtrar los anuncios que publican en sus redes suelen ser superficiales. "A menudo está todo automatizado por algoritmos y no funciona muy bien. Cometen muchísimos errores, y las investigaciones han demostrado una y otra vez que es bastante fácil esquivarlos", explica.

Aunque es ilegal en EE UU instalar stalkerware en el teléfono de un adulto sin su consentimiento, la comercialización de dichas apps es legal. A pesar de que muchas empresas muestran un disclaimer (aviso de responsabilidad) en su sitio web que indica que su software está diseñado solo para fines legales, ha habido un puñado de condenas por instalar spyware en dispositivos de adultos que no lo sabían.

En septiembre del año pasado, en la primera condena de este tipo, la Comisión Federal de Comercio de EE UU (FTC, por sus siglas en inglés) prohibió a la compañía Support King, que operaba bajo el nombre de SpyFone, dedicarse a la vigilancia, tras haber recogido y compartido ilegalmente información privada de personas y no haber implementado las medidas básicas de seguridad. La FTC aseguró que se iba a volver "agresiva en la investigación de estas actividades cuando las empresas y sus directivos invadan nuestra privacidad de manera flagrante".

Si bien muchas apps de stalkerware se venden como herramientas de monitoreo parental para vigilar a los niños, brindan las mismas posibilidades que otros servicios más amplios ideados para espiar a los cónyuges, resalta David Ruiz, del grupo de seguridad Malwarebytes, "Existe toda una familia de apps que directamente afirman que, entre comillas, resolverán el problema de un cónyuge infiel. Lo cual no solo es absurdo, sino es peligroso", añade.

El abuso facilitado por la tecnología es un problema que crece rápidamente. Alrededor de 1,5 millones de estadounidenses son acosados a través de algún tipo de tecnología cada año, según Stalking Prevention Awareness and Resource Center, mientras que la organización benéfica contra la violencia doméstica de Reino Unido, Refuge, informó de un aumento del 97% en la cantidad de casos de abuso que requieren de un soporte técnico especializado entre abril de 2020 y mayo 2021.

El equipo que se dedica al abuso tecnológico de la mencionada organización benéfica confirmó que trabajaba con "innumerables" víctimas cuyos abusadores habían instalado stalkerware en sus teléfonos para intentar intimidarlas, acosarlas y manipularlas.

"Es extremadamente preocupante oír que estas apps se venden directamente a los perpetradores", indica Emma Pickering, experta en abuso tecnológico en Refuge. "Las empresas de tecnología deben actuar con rapidez para eliminar los anuncios que permiten a los perpetradores acceder a las herramientas para leer los mensajes de sus parejas o rastrear ubicaciones sin su conocimiento o consentimiento".

"Debemos reconocer que el ciberacoso es un comportamiento peligroso y amenazante de la misma manera que el acoso en la calle", añade.