Estos relojes prometen medir la edad biológica y ayudar en el desarrollo de medicamentos antienvejecimiento, pero existen dudas sobre su precisión
La edad es mucho más que el número de cumpleaños celebrados. El estrés, el sueño y la dieta influyen en cómo nuestros órganos se enfrentan al desgaste de la vida cotidiana. Estos factores pueden determinar si envejecemos más rápido o más lento que las personas nacidas el mismo día que nosotros. Eso significa que nuestra edad biológica podría ser bastante diferente de la cronológica, es decir, la cantidad de años que hemos vivido.
Nuestra edad biológica es probablemente el mejor reflejo de nuestra salud física e incluso del riesgo de mortalidad que la cronológica. Pero calcularla no es nada sencillo. Los científicos han pasado la última década desarrollando herramientas llamadas relojes de envejecimiento que analizan las señales en un cuerpo para revelar la edad biológica.
La gran idea detrás de los relojes de envejecimiento es que prácticamente indicarían cuánto se han deteriorado los órganos de una persona y, por lo tanto, predecirían cuántos años le quedan de buena salud. Sin embargo, la precisión varía bastante entre los cientos de relojes de envejecimiento desarrollados en la última década. Y los investigadores todavía lidian con una pregunta vital: ¿Qué significa ser biológicamente joven?
La mayoría de los relojes de envejecimiento estiman la edad biológica de una persona en función de patrones epigenéticos, específicamente, marcas químicas llamadas grupos metilo que se superponen en el ADN y afectan a la forma en la que se expresan los genes. El patrón de esta metilación en miles de partes del ADN parece cambiar a medida que envejecemos, aunque no está claro por qué.
Algunos relojes prometen predecir la duración de la vida estimando cómo ha envejecido el cuerpo de una persona, mientras que otros actúan más como un velocímetro, siguiendo el ritmo del envejecimiento. Los relojes se han desarrollado para algunos órganos específicos del cuerpo y para varias especies de animales.
Los defensores de los relojes de envejecimiento ya intentan usarlos para demostrar que las intervenciones antienvejecimiento pueden provocar que las personas sean biológicamente más jóvenes. Pero todavía no sabemos lo suficiente sobre estos relojes, o lo que nos indican, como para poder hacer tales afirmaciones.
Seguir el tiempo
El primer reloj de envejecimiento epigenético se desarrolló en 2011 cuando Steve Horvath, experto en bioestadística de la Universidad de California en Los Ángeles (EE UU), se ofreció voluntario para participar en un estudio con su hermano gemelo idéntico, Markus. El estudio buscaba cambios epigenéticos en muestras de saliva que pudieran explicar la orientación sexual. Steve es heterosexual y Markus es gay.
Horvath se ofreció a analizar los resultados y no encontró ningún vínculo con la orientación sexual. Pero también buscó vínculos entre la edad de los voluntarios y los cambios epigenéticos. "Me quedé impresionado porque el indicador del envejecimiento era muy representativo", recuerda.
Descubrió que los patrones de metilación podían predecir la edad de una persona en años, aunque las estimaciones variaban de media unos cinco años en comparación con la edad cronológica de cada persona.
Horvath lleva trabajando en relojes de envejecimiento desde entonces. En 2013, desarrolló el reloj Horvath, que todavía se encuentra entre los más conocidos actualmente, al que se refiere como el reloj de "pan-tejido" porque puede estimar la edad de prácticamente cualquier órgano del cuerpo. Horvath construyó ese reloj utilizando datos de metilación de 8.000 muestras que representan 51 tejidos corporales y tipos de células. Con estos datos, entrenó un algoritmo para predecir la edad cronológica de una persona a partir de una muestra de células.
Otros grupos han desarrollado relojes similares, y hoy en día existen cientos. Pero Horvath calcula que menos de diez se utilizan ampliamente en estudios con humanos, principalmente para evaluar cómo la dieta, el estilo de vida o los suplementos pueden afectar el envejecimiento.
Medir la edad
¿Qué pueden decirnos todos estos relojes? Depende. La mayoría de los relojes están diseñados para predecir la edad cronológica. Pero la investigadora de la Escuela de Medicina de Yale en New Haven, Connecticut (EE UU) Morgan Levine resalta: "Creo que ese no es el objetivo. Siempre podemos preguntarle a alguien qué edad tiene".
En 2018, Levine, Horvath y sus colegas desarrollaron un reloj basado en nueve biomarcadores, incluidos niveles de glucosa en la sangre y glóbulos blancos, así como la edad de una persona en años.
Utilizaron datos de miles de personas en EE UU recogidos como parte de otro estudio diferente que siguió a los participantes durante años. El reloj resultante, llamado DNAm PhenoAge, es mejor opción para estimar la edad biológica que los relojes basados únicamente en edad cronológica, señala Levine.
Según el reloj, el aumento de un año en lo que Levine llama edad "fenotípica" se asocia con un incremento del 9% de la mortalidad por cualquier causa, además de un mayor riesgo de morir de cáncer, diabetes o enfermedades cardíacas. Si la edad biológica es más alta que la edad cronológica de una persona, es razonable suponer que esa persona está envejeciendo más rápido que la media, indica Levine.
Pero eso podría no ser así, según Daniel Belsky, investigador de la Escuela de Salud Pública Mailman de la Universidad de Columbia en la ciudad de Nueva York, cree que hay muchas razones por las que la edad biológica podría superar los años de una persona.
Belsky y sus colegas han desarrollado una herramienta para medir con mayor precisión el ritmo de envejecimiento biológico, basándose en un trabajo que ha seguido la salud de 954 voluntarios en cuatro edades desde 25 hasta 45 años. Los investigadores han analizado biomarcadores que se supone que indican el buen funcionamiento de varios órganos, y otros que miden la salud general. Después han creado un "velocímetro" epigenético para predecir cómo cambiarían estos valores con el tiempo.
Otro popular reloj que predice la duración de la vida, también inventado por Horvath y sus colegas, es el conocido como GrimAge, en un guiño a la muerte personificada Grim Reaper. Horvath afirma que es el mejor reloj para predecir la muerte y lo ha estado aplicando a sus propias muestras de sangre.
Sus resultados fueron equiparables con su edad cronológica hace dos años, explica, pero cuando realizó otra prueba hace unos seis meses, su GrimAge era cuatro años mayor que su edad calculada en años. Eso no significa que Horvath haya perdido cuatro años de su esperanza de vida: "No se puede relacionar directamente con cuánto vivirá una persona", asegura. Sin embargo, cree que eso significa que está envejeciendo más rápido de lo que debería, aunque todavía está desconcertado porque no conoce el motivo.
Los relojes ruidosos
Otros han tenido en cuenta los cambios en sus resultados para deducir que su ritmo de envejecimiento se ha ralentizado, normalmente después de empezar a tomar un suplemento. Pero en muchos casos, el cambio se puede explicar por el hecho de que muchos relojes de envejecimiento epigenético son "ruidosos", es decir, propensos a errores aleatorios que distorsionan sus resultados.
El problema es que en cada área del cuerpo en la que los grupos metilo se unen al ADN, se producen cambios muy leves a lo largo del tiempo. Estos cambios sutiles pueden verse magnificados por los errores en las estimaciones de metilación. Todo eso acaba siendo un gran problema, según Levine, y los resultados pueden seguir siendo erróneos durante décadas.
Para responder a esta pregunta, los investigadores están "desmontando" los relojes existentes y comparándolos. Esperan averiguar qué miden los diferentes relojes y cómo construir otros mejores en el futuro.
Levine y sus colegas han estado trabajando para eliminar este ruido. También están tratando de entender qué nos dicen exactamente los relojes del envejecimiento. ¿Qué significa en realidad tener una edad biológica más baja? ¿Y cómo se puede aplicar este conocimiento?
Aunque los relojes predictores de edad pueden ser un buen indicador de la salud en general, simplemente no son lo suficientemente precisos como para poder contar con ellos en la mayoría de los casos. "Creo que aún no se ha desarrollado todo su potencial", destaca Levine.
Ese potencial podría emplearse en los controles de salud clínicos, opina Horvath, donde los relojes se podrían usar junto con las pruebas de presión arterial y colesterol para ayudar a las personas a saber si están en forma y saludables, o si corren riesgo de padecer alguna enfermedad.
"Los relojes epigenéticos nunca sustituirán a los marcadores clínicos, pero les aportarán un valor añadido", considera el experto. "Creo que dentro de cinco años tendremos relojes basados en sangre humana tan valiosos que se podrían usar clínicamente".
Mientras tanto, tener una dieta saludable, no fumar y hacer suficiente ejercicio siguen siendo algunas de las mejores maneras de evitar los efectos del envejecimiento. No necesitamos nuevos relojes de envejecimiento para demostrar que esas estrategias pueden ayudarnos a mantenernos en buena forma.