Incluso los intentos bienintencionados de compartir información pueden terminar ayudando a algunas campañas maliciosas
La veloz cobertura online de la invasión rusa de Ucrania la pasada semana ha seguido el patrón habitual de otras crisis internacionales recientes: las fotos, los vídeos y el resto de informaciones que se han ido publicando y compartiendo en las redes sociales han ido mucho más rápido que la capacidad de verificarlas.
El resultado es que las mentiras se confunden con la verdad y se amplifican, incluso por parte de personas bienintencionadas. Esto puede ayudar a algunos actores maliciosos a aterrorizar a los civiles inocentes o a promover el extremismo, causando un daño real.
La desinformación ha sido una parte destacada y explícita de la campaña del Gobierno ruso para justificar la invasión. Rusia afirmó falsamente que las fuerzas ucranianas en Dombás (Ucrania), la ciudad en la parte sureste del país que alberga a una gran cantidad de separatistas prorrusos, estaban planeando ataques violentos, participando en bombardeos y cometiendo un genocidio. Los vídeos falsos de esos ataques inexistentes se convirtieron en parte de la campaña de propaganda interna. (Simultáneamente, el Gobierno de EE. UU. ha dedicado esfuerzos a desacreditar y desmentir con antelación estas afirmaciones falsas).
Incluso las personas que no forman parte de tales campañas gubernamentales pueden compartir intencionadamente esa información engañosa o falsa sobre la invasión para promover sus narrativas ideológicas o, simplemente, para obtener más clics, sin preocuparse por el daño que están causando. En otros casos, los errores sin mala fe cometidos en medio de la niebla de la guerra se amplifican y se vuelven virales.
La información errónea sobre la invasión rusa ya ha encontrado grandes audiencias en las plataformas diseñadas fundamentalmente para promover contenido que genera más participación.
En TikTok, se reutilizó un vídeo de un ejercicio de entrenamiento de 2016 para crear la falsa impresión de que los soldados rusos se lanzaban en paracaídas sobre Ucrania. Fue visto millones de veces. Una traducción equivocada de una declaración que circuló ampliamente en Twitter y fue compartida por periodistas, afirmaba falsamente que los combates cerca de Chernóbil (Ucrania) habían afectado a los residuos nucleares. (Las declaraciones originales lo que hacían era advertir de que los combates podrían afectar la integridad de esos residuos).
La propaganda dañina y la desinformación a menudo se amplifican sin querer cuando las personas acceden a las noticias de última hora e interactúan con publicaciones virales sobre un acontecimiento terrible. Estas son nuestras recomendaciones para aquellos que quieren evitar ayudar a difundir contenidos mailiciosos.
Hemos publicado algunos de estos consejos antes, durante las protestas de Black Lives Matter en 2020 y de nuevo antes de las elecciones estadounidenses de ese mismo año. La información que sigue a continuación se ha actualizado y ampliado para incluir algunas consideraciones específicas para las noticias que provienen de Ucrania.
Nuestra difusión importa. (Y también nuestros tuits, citas y respuestas enojadas)
Primero, hay que comprender que lo que hacemos online tiene impacto. “La gente suele pensar que, al no ser influencers, políticos o periodistas, lo que hacen [online] no importa”, me explicó en 2020 la profesora asistente de Comunicación y Estudios Retóricos en la Universidad de Siracusa (EE. UU.) Whitney Phillips. Pero sí tiene repercusión. Compartir información dudosa incluso con un pequeño círculo de amigos y familiares puede desencadenar una difusión más amplia.
Cuando ocurre una noticia urgente, algunas personas bienintencionadas pueden citar, tuitear, compartir o interactuar con una publicación en las redes sociales para cuestionarla y condenarla. Twitter y Facebook han introducido nuevas reglas, tácticas de moderación y funciones de verificación de hechos para tratar de combatir la desinformación. Pero interactuar de cualquier forma con información errónea crea el riesgo de amplificar el contenido que intentamos minimizar, porque eso le indica a la plataforma que nos parece interesante. En vez de interactuar con una publicación que sabemos que es incorrecta, es mejor señalarla para que la revise la plataforma donde se publicó.
Deténgase un momento
El experto en alfabetización digital Mike Caulfield desarrolló un método para evaluar la información online que denomina SIFT y consiste en: “Parar, investigar la fuente, encontrar una mejor cobertura y rastrear las afirmaciones, citas y medios hasta el contexto original”. Cuando se trata de las noticias sobre Ucrania, Caulfield cree que el énfasis debe estar en “Parar”, es decir, hacer una pausa antes de reaccionar o compartir lo que estamos viendo.
“Simplemente hay un impulso humano de ser la primera persona en su grupo en compartir una historia y darse a conocer como la persona que informó sobre aquello”, resalta. Y, si bien este impulso es un riesgo que los periodistas afrontan a diario, se aplica a todos, especialmente durante los momentos de sobrecarga de información.
La investigadora de desinformación y analista digital Shireen Mitchell recomienda que, si seguimos las noticias sobre Ucrania y queremos hacer algo para ayudar, “deberíamos seguir a las personas de Ucrania que cuentan sus experiencias sobre lo que les está pasando”.
Pero no se debe retuitear cualquier cosa que parezca venir de Ucrania. Solo comparta información de cuentas auténticas. Hay periodistas trabajando para verificar los vídeos de TikTok que parecen mostrar los movimientos militares rusos y compartiendo tuits de quienes aparentemente están en Ucrania documentando sus propias experiencias.
Aun así, los expertos instan a tener cautela. La investigadora de desinformación Kate Starbird publicó un detallado hilo en Twitter sobre cómo examinar las publicaciones en las redes sociales sobre la invasión, y señaló que se trataba de una situación en la que incluso las fuentes fiables pueden estar “actuando muy rápido y tal vez no investiguen demasiado bien”.
Starbird señaló algunas pistas que hacen sospechar de que una cuenta podría no ser auténtica:
Be wary of unfamiliar accounts. Check their profile. Are they brand new? Or low follower? What were they tweeting a couple of weeks or months ago. Make sure they are who they say they are. If you’re not sure, it’s okay to not retweet.
— Kate Starbird (@katestarbird) February 24, 2022
Elija un papel que pueda manejar
Si usted está leyendo estas recomendaciones, probablemente no sea un reportero de noticias de última hora ni un experto en las relaciones entre Ucrania y Rusia. Los expertos advierten que no deberíamos actuar como si lo fuéramos. Aunque siempre es bueno tratar de verificar la información que estamos viendo, hay que pensar mucho antes de compartir con sus redes cualquier nuevo hallazgo o teoría.
“La gente cree que puede hacer su propia investigación” en internet, alentada en parte por la mayor difusión de la desinformación y otras formas de información errónea en las redes sociales, resalta Mitchell. “Como consideran que han adquirido algunas habilidades, les parece que pueden hacerlo en este momento”, añade. Ninguna suposición es necesariamente cierta. Y los actores maliciosos tienen un historial bien documentado a la hora de explotar ese impulso de “haga usted su propia investigación” para atraer al público a sus redes coordinadas de desinformación.
Una de las mejores cosas que podemos hacer es encontrar el ancla a la realidad
“Francamente, el problema lingüístico es enorme”, admite Caulfield, refiriéndose a las personas de habla inglesa que intentan verificar las noticias de Ucrania en tiempo real. Según explica, tratar de determinar qué es auténtico no debería significar analizar “vídeos de lugares que no conocemos en idiomas que no entendemos”.
Antes de compartir, pregúntese: ¿Puede traducir usted personalmente el idioma que se habla? ¿Está equipado usted para investigar y analizar vídeos y fotos de fuentes a las que hasta ahora no había accedido? Aunque el periodismo ciudadano a menudo es muy valioso, requiere una verdadera habilidad y capacitación para hacerlo bien. Sea realista con lo que puede hacer y por qué.
Recuerde que equivocarse en la publicación tiene consecuencias. Compartir información falsa o engañosa sobre una situación en desarrollo podría provocar que haya personas que resulten heridas o incluso que mueran.
En cambio, difunda información correcta y fuentes fiables
Una de las mejores cosas que podemos hacer en una situación como esta, por nuestra salud mental y la de las personas que nos siguen en internet, es encontrar el ancla en la realidad. ¿Quiénes son las fuentes fiables que publican las noticias en inglés? ¿A quién puede seguir para difundir información correcta?
Periodistas como Jane Lytvynenko, que es ucraniana y tiene experiencia en informes de desinformación, están identificando y compartiendo recursos para aquellos que desean donar dinero para apoyar a las organizaciones benéficas y medios de comunicación ucranianos, y brindan un contexto vital sobre la invasión. Otros han reunido una lista de medios de comunicación cargados de propaganda y las cuentas de redes sociales a evitar. Bellingcat tiene una lista pública activa de afirmaciones desmentidas. El medio de noticias Kyiv Independent tuitea actualizaciones constantes.
“Tal vez nuestro papel en esto no es ser el tipo de periodista de fuente que cuenta las últimas noticias a sus amigos”, opina Caulfield. Hay mucha gente haciendo ese trabajo y que es muy buena en eso, señala. “Tal vez nuestro papel en esto sea encontrar una conferencia seria que explique lo que está pasando... quizás ofrecer a la gente los antecedentes sobre cómo Rusia usó la desinformación en Crimea en 2014”.
Si metemos la pata, hay que corregirlo después
Cualquiera puede compartir información errónea, incluidos los expertos en detectarla. Si va a compartir información sobre una situación actual en desarrollo, independientemente de cuál sea su función o el tamaño de su plataforma, prepárese para corregirla de manera responsable y de manejar las consecuencias si se equivoca en algo.
Tanto Mitchell como Caulfield describieron las mejores prácticas similares para eso: si comparte información incorrecta en Twitter, haga una captura de pantalla de su error, publique una corrección respondiendo o citando en Twitter la información incorrecta, y luego elimine el tuit que contiene la información errónea.
Aunque TikTok funciona de manera diferente, se aplican algunos principios parecidos: elimine la información errónea, reconozca por qué se eliminó el vídeo, publique una corrección y anime a sus seguidores a compartir esa corrección.
Mitchell añadió que todos deberían estar preparados para asumir la responsabilidad por equivocarse y proporcionar la información correcta a quienes compartieron su error.
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A veces, cuando sucede algo importante y horrible en el mundo, mirar hacia otro lado o tomar un descanso parece indiferencia. Pero no lo es. Deje de hacer doomscrolling.