Las contraseñas alfanuméricas tienen los días contados gracias a los nuevos métodos de autenticación biométricos
• ¿Qué? Las empresas se están alejando por fin de las inseguras claves alfanuméricas y se acercan a otros métodos de autenticación.
• ¿Quién? Microsoft, Google, Okta, Duo.
• ¿Cuándo? Ya.
A principios de la década de 1960, el profesor del MIT Fernando Corbató estaba desarrollando un nuevo tipo de sistema informático compartido y quería encontrar la forma de que las personas pudieran proteger sus archivos privados. Su solución fue una contraseña. A lo largo de los años, la solución de Corbató se impuso a otros medios de autenticación y se convirtió en el método estándar de iniciar sesión en casi todo y en todas partes.
¿El problema? Las contraseñas son inherentemente inseguras. Se pueden robar, adivinar o forzar. Pero, sobre todo, la gente usa malas contraseñas. Y, peor aún: las reutiliza.
Gestores de contraseñas como Dashlane y 1Password pueden rastrear todas esas claves alfanuméricas e incluso sustituir las débiles. Pero la gestión de contraseñas es una medida a medias cuando se trata de la seguridad. La solución real consiste en eliminar por completo las contraseñas.
El proceso ya está en marcha. Algunas compañías orientadas a empresas como Okta y Duo, así como algunos proveedores de identidad personal como Google, ofrecen distintas formas de que las personas inicien sesión en apps y servicios sin tener que introducir una contraseña. El sistema de reconocimiento facial de Apple se ha convertido en un inicio de sesión biométrico muy popular. Por si fuera poco, Microsoft anunció en marzo de 2021 que algunos de sus clientes se podrían quedar completamente sin contraseña. Algo que confirmó en septiembre diciendo a sus usuarios que eliminaran sus contraseñas por completo. ¿Qué pasa con otros métodos de autenticación? Por fin están ganando terreno.
Probablemente usted haya experimentado esto por sí mismo. Va a iniciar sesión en un sitio o en una app, y en vez de que se le pida que introduzca una contraseña, recibe un mensaje para ingresar un código de seis dígitos desde su app de autenticación, para confirmar una notificación en el teléfono o hacer clic en un enlace enviado a su correo electrónico. O tal vez simplemente necesita acercar el teléfono a la cara. Pan comido.
¿Y eso de escribir un montón de caracteres y símbolos que hay que recordar, anotar o guardar en una base de datos? Todo eso ya va siendo historia.