En el espacio, las tareas más sencillas como lavarse los dientes y afeitarse adquieren una dimensión completamente nueva. Ahora que la era del turismo espacial está a la vuelta de la esquina, el antiguo astronauta de la NASA Leland Melvin cuenta cómo aprender a gestionar el día a día en gravedad cero
Las tareas cotidianas se vuelven extremadamente complejas en el espacio. Hablé con el antiguo astronauta de la NASA Leland Melvin, quien voló en dos misiones espaciales, para aprender cómo los astronautas manejan el día a día. Estos son algunos de los aspectos más destacados.
Cuando se trata de tareas cotidianas y rutinarias que tenía que aprender a hacer en el espacio, ¿qué cosas le llamaron la atención primero?
Al volar al espacio, toda la ropa está envuelta en plástico y se le quita el aire del todo. Al deshacer el sello de vacío, hay que guardar las camisas en el casillero. Tuve que pensar cómo solucionar la duda: "¿Cómo meto todo esto ahí?" Las cosas empiezan a flotar. La mayoría de las veces, si perdemos algo, miramos hacia arriba y simplemente está flotando sobre nuestras cabezas.
El orden también era difícil. En el espacio hay que hacer ejercicio regularmente igual que en la Tierra, pero ahí arriba está lo que me gusta llamar "el callejón de los pantalones cortos para correr", lleno de camisetas de gimnasia y pantalones cortos usados y sujetadores deportivos flotando, y hay que intentar atravesarlo sin que nada nos dé en la cara, en la boca o en los ojos.
Cuando me afeitaba, tenía que subir hasta donde se filtraba el aire y hay un flujo de aire positivo, para que mis pequeños pelitos del afeitado subieran a los filtros. Porque no queremos que estas diminutas partículas de pelo entren en un ojo. Este tipo de cosas es algo simple como en la Tierra, pero con un toque especial en el espacio.
¿Hay entrenamiento en la NASA o en otro lugar para este tipo de cosas?
Hay análogos de la estación espacial y de los módulos para prepararse para saber cómo manejar las cosas. Ahí vemos cómo haremos las llamadas cosas mundanas en el espacio. Y para probar cómo se hace eso en el espacio, están los vuelos parabólicos en los que se experimenta la ingravidez durante 25 segundos cada vez.
Pero realmente no usamos el entrenamiento de ingravidez para hacer otras cosas, como lavarse los dientes. Así que hay que averiguarlo, hacer esa conexión entre el entrenamiento de gravedad cero y el trabajo real y la vida en el espacio. Y creo que la mayoría de la gente hace esa transición con bastante rapidez. Hay que resolver estas cosas. Creo que, si se visualiza el entorno en el que se entra y con algo de entrenamiento previo de gravedad cero, es un ejercicio mental sobre cómo hacer esto en la microgravedad. Y creo que esas personas realmente lo entienden rápidamente, porque ya lo han hecho visualizándolo.
Una de las razones por las que hablamos de esto es porque Tide acaba de anunciar una nueva colaboración con la NASA para desarrollar y probar un detergente que se podría usar para limpiar en entornos con escasez de agua. Los astronautas podrían por fin lavar la ropa en el espacio. Esto parece de poca importancia, pero ¿por qué es tan importante para los astronautas y para los futuros viajes espaciales?
En el espacio tiramos nuestra ropa, porque no la limpiamos. Cuando finalmente vayamos a las futuras misiones lunares o marcianas, o un día cuando estemos aún más lejos, no podremos tirar nada. Tendremos que reutilizarlo todo. Y creo que eso es fundamental para la exploración espacial. Lavar la ropa parecería mundano, pero es parte de la vida. Es imprescindible para el futuro de la exploración espacial. O no tendremos suficiente ropa para funcionar, hacer deporte o realizar nuestro trabajo.
Se avecina un montón de nuevas oportunidades para que los civiles vayan al espacio. ¿Cómo anticipa que evolucionará y se transformará el entrenamiento de los astronautas para adaptarse a este tipo de personas? ¿Qué podrían hacer las nuevas tecnologías como la realidad virtual?
Hay una empresa, Star Harbor Space Academy, que quiere tener un laboratorio de flotabilidad natural para capacitar a las personas para ir al espacio, junto con los vuelos de gravedad cero en un avión, la robótica e incluso la realidad virtual. Quiero decir, ¿qué pasaría si tuviéramos un traje de realidad virtual que nos diera las sensaciones táctiles, el olor, la temperatura, todos los sentidos que tenemos para notar lo que percibimos como la experiencia del espacio? Como si estuviéramos haciendo una caminata espacial y saliéramos con este traje, abrimos la puerta y sentimos que el Sol está ahí. Eso son 121 grados Celsius, ¿verdad? Esta experiencia inmersiva sería una gran herramienta para ayudar a las personas a entrenarse.
¿Tiene algún consejo importante para los civiles que participarán en estas misiones?
El cuidado personal antes que el cuidado del grupo: primero hay que ocuparse de las cosas propias, antes de intentar ir a ayudar a alguien más. Porque lo que va a pasar es que habrá que ir a manejar el brazo robótico mientras alguien está al otro lado, o tareas de ese tipo. Pero, de repente, a uno piensa: "¿Volví a poner mis camisas aquí? ¿He cogido lo que necesitaba? ¿Hice todo lo mío?" Así que hay que cuidar el espacio propio de cada uno, el equipo, la higiene personal, todo eso lo más rápido posible. Y luego, si se puede ayudar a alguien, hay que hacerlo.
Otro consejo sería la visualización. Yo cerraba los ojos y decía: "Vale, estoy haciendo la transición del transbordador espacial a través de la compuerta a la estación espacial. Estoy girando unos 180 grados…" Es lo que hacíamos cuando jugaba al fútbol: repasábamos todo este ejercicio en papel imaginándome corriendo la ruta, tomando el balón, haciendo el touchdown. Y se puede hacer lo mismo en el espacio para algo como trabajar con el brazo robótico: "Estoy girando el controlador manual de traslación hacia afuera, y la carga se está moviendo de esta manera, yo me muevo..." Y creo que eso es algo que los civiles que volarán al espacio deberían empezar a hacer.