La empresa de biotecnología AquaBonty manipuló los salmones para que crecieran más rápido en las piscifactorías y logró que se convirtieran en el primer alimento modificado genéticamente aprobado para su consumo en EE. UU. Ahora, la compañía va a comenzar su distribución, lo que puede abrir camino a otras
El salmón se convertirá en el primer alimento genéticamente modificado que saldrá a la venta en Estados Unidos, según su fabricante, AquaBounty, y posiblemente iniciará una era de filetes y chuletas de animales con ADN modificado.
En EE. UU., se ha aprobado o autorizado la venta de varios animales modificados genéticamente. Entre ellos, el brillante pez GloFish con fluorescencia añadida, que se puede encontrar en las tiendas de mascotas. También hay un puñado de cabras, conejos y pollos diseñados para producir artificialmente medicamentos con su leche o sus huevos.
Pero hasta ahora, solo un animal modificado genéticamente ha sido aprobado para su consumo en Estados Unidos: un salmón del Atlántico manipulado para crecer más rápido en las piscifactorías, que tardó 20 años en obtener el visto bueno de los reguladores y después ha esperado otros cuatro años más por una disputa sobre el etiquetado. Ahora, AquaBounty prevé que este mes estará listo para vender salmón a los distribuidores en Estados Unidos.
El largo y costoso viaje de AquaBounty al mercado ha sido desalentador. ¿Quién quiere que su producto sea denunciado como un pez frankenfish (una mezcla de Frankestein y fish, pescado en inglés) por los defensores del medioambiente o que tenga una etiqueta en un lugar destacado que indique "bioingeniería"? Ahora que el pez ha conseguido la aprobación, podría representar una señal "tremendamente importante" para otras empresas que trabajan con animales modificados genéticamente, opina el exmiembro de la junta de la empresa Jack Bobo. "Toda la investigación de OMG [organismos modificados genéticamente] en animales básicamente se paralizó durante 20 años", asegura. "No había ninguna razón para dedicarse a eso hasta que se aprobara algo".
El salmón AquaBounty es transgénico: se le ha introducido un gen de una especie diferente, en concreto del salmón Chinook. Actualmente, con las nuevas herramientas de edición de genes, los investigadores tienen formas mejores de introducir cambios genéticos y un abanico más amplio de posibilidades. La edición genética ya ha generado cerdos experimentales resistentes a las infecciones virales y vacas lecheras cuyas manchas han sido modificadas de negro a gris para prosperar mejor en los climas cálidos.
MIT Technology Review también acaba de informar de que la empresa británica Genus está llevando a cabo el mayor proyecto hasta la fecha para modificar genéticamente a grandes animales de ganadería. Para ello, utiliza nuevas herramientas de edición de genes con el fin de crear miles de cerdos inmunes a los virus comunes y mortales que se propagan en las granjas.
El comportamiento animal también está sobre la mesa. En 2019, investigadores japoneses intentaron cambiar un gen en el atún para que se moviera de forma más lenta. El atún puede nadar a 65 kilómetros por hora, aproximadamente siete veces más rápido que Michael Phelps, y suelen morir en las piscifactorías de sushi después de chocar contra las paredes.
Pero el camino hasta las mesas de la gente sigue siendo difícil para estas innovaciones. Los activistas las critican por permitir la ganadería intensiva y es cierto que muchas innovaciones genéticas se idearon para resolver los problemas creados por el hacinamiento de animales, entre ellos algunas enfermedades.
La agencia estadounidense que supervisa los animales de consumo genéticamente modificados, la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA, por sus siglas en inglés), no es fácil de convencer. La FDA considera que las alteraciones del genoma de un animal son como un medicamento veterinario. Eso significa que quiere pruebas de que las modificaciones cumplen con lo que afirman sus creadores y que son seguras, para los animales y para nosotros.
No obstante, en última instancia, serán los consumidores y los vendedores quienes decidan qué papel juegan el pescado y la carne editados genéticamente en los pasillos del supermercado. ¿Se comprará salmón o chuletas de cerdo con etiquetas que digan que se han modificado genéticamente? La llegada del salmón Aquabounty al mercado podría ayudar a responder a esa pregunta. A la empresa le enfada que le exija que use tales etiquetas y asegura que sus pescados son tan buenos como los demás. Pese a ello según Bobo, "es mejor ser transparente y esperar que a la gente no le importe realmente".