Pfizer y BioNtech, que han desarrollado la vacuna contra la COVID-19 que se administra en Reino Unido y EE. UU., han plasmado en una imagen sus buenos resultados entre los participantes del ensayo. Aunque habrá que esperar a 2022 para que la mayoría de la población esté vacunada, los datos son alentadores
El siguiente gráfico sobre la COVID-19, compartido miles de veces, muestra lo bien que podrían funcionar las vacunas contra esta enfermedad y cómo podríamos salir del infierno de la pandemia.
Hace unos días, la Administración de Medicamentos y Alimentos de EE. UU. (FDA por sus siglas en inglés) aprobó la Autorización de Uso en Emergencia para la vacuna de Pfizer contra el coronavirus (COVID-19), y los datos del gráfico son una de las principales razones. La representación, publicada por Pfizer y su socio, BioNTech, muestra la diferencia en las tasas de contagio por COVID-19 entre las personas que recibieron la nueva vacuna genética en su ensayo y las que recibieron el placebo.
Fuente: Pfizer/BioNtech/NJM
Los voluntarios que recibieron la dosis de placebo aparecen como la línea azul. Los que recibieron la vacuna están en rojo. El crecimiento de cualquiera de las dos líneas indica los nuevos casos de COVID-19.
Los datos muestran que, durante la primera semana después de recibir las inyecciones, ambos grupos siguieron contagiándose de COVID-19 aproximadamente al mismo ritmo. Pero después, las líneas comienzan a separarse y siguen distanciándose cada vez más con el paso del tiempo.
Ese es el resultado del efecto de la vacuna, que suele tardar unos días y aumenta con la segunda dosis. Después de dos semanas, prácticamente ninguno de los que había recibido la vacuna contraía la COVID-19. Pero la enfermedad siguió apareciendo en el grupo que recibió el placebo con la regularidad de un mecanismo de relojería.
"Sin comentarios. Esto es lo que hacen las vacunas", opinó el destacado inmunólogo Florian Krammer, que publicó una versión de la imagen en Twitter.
El triunfalismo está justificado. Esto es en lo que los investigadores han estado trabajando durante todo el año. Y los datos de este gráfico no dejan lugar a rumores, comentarios desinformados o política. Es tan claro como el agua: esta vacuna es una de las mejores que hemos visto.
Pfizer presentó el gráfico en un artículo publicado el 10 de diciembre en el New England Journal of Medicine y a principios de la semana pasada como parte de su solicitud a la FDA para comenzar a vender la vacuna.
Esta prueba tan contundente de Pfizer será más importante que nunca a medida que la vacuna comience a llegar a las clínicas y hospitales. Los movimientos antivacunas están haciendo ruido a través de sus altavoces en redes sociales para despertar miedos sobre la vacuna e incluso las personas corrientes se preguntan si deberían ponérsela.
Los investigadores sabían desde el principio que las vacunas pueden transformar rápidamente las enfermedades infecciosas de plagas a malos recuerdos. Desde que se desarrollaron por primera vez, y especialmente durante el siglo XX, los efectos transformadores de las vacunas se han comprobado en muchas ocasiones.
Estos gráficos de Our World in Data muestran lo que sucedió después de la llegada de las vacunas contra la polio y el sarampión. La polio hizo que los niños tuvieran que estar dentro de pulmones de acero y ahuyentó a los padres de las piscinas. Después, en pocos años, el miedo desapareció.
Fuente: Our World in Data basado en Guy (1882) y varias publicaciones del Registrador General entre 1886 y 1903 sobre la viruela; Servicio Público de Salud de EE. UU. (1910-1951) y el Centro de Control de Enfermedades (1960-2010) sobre la polio, y varias publicaciones de los Informes Públicos de Salud, la Morbilidad del Servicio Público de Salud de EE .UU., los Suplementos Anuales sobre los Informes Semanales de Mortalidad y el Resumen Estadístico Anual del Censo de EE. UU. sobre el sarampión / Max Roser
Todavía quedan incógnitas. ¿Cuánto tiempo dura la protección contra la COVID-19? Nadie lo sabe: ha habido señales alentadoras recientemente de que la inmunidad puede durar años en las personas que han pasado la enfermedad, pero es demasiado pronto para afirmarlo con certeza. Además, la limitación de los suministros hace que, al menos en EE. UU., gran parte de la sociedad no vaya a recibir la vacuna hasta mediados de 2021. Podríamos llegar a 2022 sin que la mayor parte del mundo esté vacunada, según la Organización Mundial de la Salud.
Desde el inicio de la pandemia, la curva de casos y la de la mortalidad han sido nuestro recordatorio diario de que no ha terminado y, últimamente, de que está empeorando. Los "números trágicos" aparecen con regularidad en los informativos. Hace unos días más de 3.000 estadounidenses murieron en un solo día por la COVID-19.
La gráfica de Pfizer es el antídoto a esas curvas de muertes. Muestra cómo podemos bajarnos de esta montaña rusa. A medida que las personas se vacunen con sus dosis (o con las de otras empresas), cada vez más personas estaremos en esa curva roja segura y protegida y no en la temible curva azul donde la COVID-19 puede atacar en cualquier momento.
Este es el gráfico del año. Así sería la vuelta a la normalidad.