Su producción de gases de efecto invernadero en 2020 va camino de ser un 9 % más baja que en 2019. El fenómeno sería positivo de no ser porque se debe principalmente a la pandemia de coronavirus y a la recesión económica, en lugar de a acciones dirigidas a mitigar la emergencia climática a largo plazo
La buena noticia: según el grupo de investigación BloombergNEF (BNEF), las emisiones de gases de efecto invernadero en EE. UU. este año van camino de caer un 9 % frente a 2019, lo que marcaría el nivel más bajo de contaminación medioambiental del país en al menos tres décadas.
Las malas noticias: el drástico descenso se puede atribuir casi por completo a la recesión económica impulsada por la pandemia de coronavirus (COVID-19), y no a los cambios fundamentales y duraderos en las políticas, comportamientos y prácticas.
BNEF estima que, sin la COVID-19, las emisiones solo habrían descendido un 1 % en 2020, principalmente debido al constante cambio en el uso del carbón. Eso sugiere que las emisiones volverán a aumentar drásticamente después del fin de la pandemia y con la recuperación de la economía.
La mayor caída, de un 14 %, se registró en el sector del transporte, según el informe. La contaminación medioambiental del sector energético y de la industria disminuyeron un 11 % y un 7 %, respectivamente.
Un problema adicional de 2020 estriba en que los grandes incendios en todo el oeste de Estados Unidos liberaron casi 200 millones de toneladas métricas más de dióxido de carbono que los incendios en 2019. Si eso se añade al cálculo total, la reducción de las emisiones en EE. UU. baja a 6,4 % este año, concluye BNEF.
Algunos expertos han destacado la disminución de las emisiones de este año como una señal positiva de nuestra capacidad colectiva de cambiar rápidamente los comportamientos y las prácticas para poder reducir los riesgos del cambio climático. Pero una gran parte de la reducción se debe a la limitación de movernos libremente para trabajar, ver a amigos y familiares o visitar diferentes partes del mundo. Pocas personas querrán renunciar a eso para siempre.
Otras razones de la bajada de emisiones serían las pérdidas de empleos, ingresos y riqueza; el recorte del gasto en alimentos y en otras necesidades; o los casos de enfermedad y muerte.
La conclusión más clara: no queremos resolver el cambio climático limitando el consumo o aceptando el sufrimiento humano. Debemos llevarlo a cabo cambiando las formas en las que generamos energía, producimos alimentos y transportamos a las personas y productos. Y los cálculos de BNEF muestran que apenas hemos comenzado a realizar esas transformaciones.