Nuestro periodista experto en espacio, Neel V. Patel, detalla los enormes retos que deberíamos superar para poder enviar tripulaciones humanas a las inmediaciones de los gigantes gaseosos del sistema solar. Sería necesario diseñar naves resistentes a la inmensa radiación, presión y temperatura
Cada semana, nuestros lectores no envían preguntas para que las responda nuestro periodista especializado en el espacio, Neel V. Patel. Esta semana la pregunta va sobre si podríamos llegar a Júpiter.
Pregunta
Después de atravesar el cinturón de asteroides, ¿es realista suponer que existe la posibilidad de que los humanos alguna vez logren explorar alguno de los gigantes gaseosos, como Júpiter, desde una distancia cercana a su atmósfera? ¿Y cómo sería? - Sarah
La respuesta de Neel
Como los demás gigantes gaseosos, Júpiter no tiene una superficie rocosa, pero eso no significa que sea una simple nube masiva que flota en el vacío del espacio. Está compuesto principalmente de helio e hidrógeno, y desde las capas externas de la atmósfera hacia las partes más profundas, el gas se vuelve más denso y las presiones más extremas. Las temperaturas suben rápidamente. En 1995, la misión Galileo de la NASA envió una sonda a la atmósfera de Júpiter que se rompió a aproximadamente 120 kilómetros de profundidad. Las presiones en ese lugar superan en más de 100 veces la de la Tierra. En las capas más profundas de Júpiter que, 20.920 kilómetros de profundidad, la presión es dos millones de veces mayor que la que se experimentamos al nivel del mar, y las temperaturas son más altas que las de la superficie del Sol.
Por eso, claramente, ningún humano podrá aventurarse demasiado lejos en las profundidades de Júpiter. Pero, ¿sería seguro limitarse a orbitar el planeta? Quizás podamos crear una estación espacial orbital ahí, ¿no?
Bueno, hay otro gran problema cuando se trata de Júpiter: la radiación. El planeta más grande del sistema solar también cuenta con la magnetosfera más poderosa. Estos campos magnéticos cargan las partículas aledañas, acelerándolas a velocidades extremas que podrían quemar la electrónica de una nave espacial en cuestión de minutos. Los ingenieros de vuelos espaciales tendrían que diseñar una nave espacial y una órbita que reduzca la exposición a esta radiación. La NASA lo hizo con la sonda espacial Juno de triple tránsito y un movimiento perpetuo, pero no parece que sea un diseño factible para una nave espacial humana.
Para que una nave espacial tripulada orbitara o pasara cerca de Júpiter de forma segura, tendría que mantenerse a una distancia bastante importante del planeta.
No todos los gigantes gaseosos del sistema solar son así, pero plantean otros problemas que también dificultarían una visita cercana de los humanos. Neptuno, por ejemplo, tiene los vientos más fuertes del sistema solar, alcanzando velocidades de hasta 1.770 kilómetros por hora. Tanto Neptuno como Urano son "gigantes de hielo", formados por elementos y compuestos más pesados que el helio y el hidrógeno, como el metano y el amoníaco. Estos materiales más densos podrían dificultar aún más que una nave espacial se sumerja en sus atmósferas, ya que se dañaría pronto. La propia magnetosfera de Saturno es más pequeña que la de Júpiter, pero sigue siendo 578 veces más poderosa que la de la Tierra, por lo que la radiación también sería un gran problema.
Por el momento, hasta que descubramos cómo construir una nave espacial con materiales capaces de proteger a los astronautas humanos de todos estos elementos, cualquier exploración cercana de los gigantes gaseosos tendrá que ser a través de una nave espacial robótica.