Un grupo de investigadores utiliza campos eléctricos para hacer llegar los fármacos contra el cáncer directamente a los tumores.
Un equipo de investigadores de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill ha diseñado un implante que, de forma precisa, suministra medicamentos de quimioterapia a tumores pancreáticos de difícil acceso mediante el uso de un campo eléctrico.
El método, que Joseph DeSimone describió durante una presentación en el simposio de verano del Koch Cancer Institute en Cambridge, Massachusetts, el 11 de junio, consiste en implantar un electrodo con un depósito de medicamentos directamente en el páncreas. Cuando un segundo electrodo se fija a un lateral del cuerpo o se implanta en el interior, se puede generar un campo eléctrico, haciendo que los medicamentos salgan del depósito y entren en el tumor. Las pruebas realizadas sobre tumores pancreáticos en ratones mostraron resultados prometedores que el equipo espera publicar en los próximos meses.
Los tumores en el páncreas brotan de los conductos internos de ese órgano tubular y se extienden rápidamente, a veces estrangulando arterias cercanas como si de un agarre de tornillo se tratase. Debido a que ejercen presión cerca de órganos delicados y arterias vitales, estos tumores son difíciles de extirpar quirúrgicamente. El tratamiento actualmente disponible para pacientes con cáncer de páncreas en estado avanzado consiste en una combinación personalizada de quimioterapia y radioterapia. "Francamente, el tratamiento actual no es muy eficaz", afirma Joel Tepper, oncólogo de radiación en el Centro Integral del Cáncer Lineberger. "Mejora la supervivencia media de los pacientes en varios meses, pero no produce ni de cerca el tipo de efectos significativos que nos gustaría observar".
Una de las razones de que los tumores de páncreas sean tan difíciles de tratar tiene que ver con su pobre suministro de sangre, algo que limita el acceso de las quimioterapias transmitidas vía sanguínea a los tejidos cancerosos. Las concentraciones de la dosis se limitan para evitar que la quimioterapia afecte al tejido sano al tiempo que viaja a través del resto del cuerpo. "Lo que hacemos es dar dosis a las personas hasta el nivel de toxicidad máximo... estamos envenenando el cuerpo entero", señala DeSimone. "Tratamos de conseguir algo a nivel local, y simplemente no logramos llegar."
Con el implante, el equipo ha sido capaz de enviar los medicamentos directamente al tumor del ratón. "Ahora sabemos que el medicamento se encuentra en estos tumores en enormes concentraciones", asegura DeSimone. El dispositivo también logró localizar la quimioterapia dentro del área alrededor del tumor. Cuando se hicieron pruebas en la sangre de otras partes del ratón para encontrar rastros del medicamento, las concentraciones fueron inferiores a los límites detectables. "Dentro de las aplicaciones enfocadas de medicamentos, todo esto supone una oportunidad enorme", afirma DeSimone. "No obstante necesitamos más tiempo para verificar que realmente podemos probar los resultados, reduciendo los tumores."
Una aplicación potencial de este dispositivo sería en la reducción de tumores de tamaño grande e inoperables, alejándolos de los órganos vitales y permitiendo que los cirujanos accedan a ellos. "Sólo uno de cada cinco pacientes con cáncer de páncreas se someterá a cirugía", afirma Jen Jen Yeh, oncóloga clínica en el Centro Lineberger y colaboradora en el proyecto. "Si aumentamos el número de pacientes candidatos a someterse a cirugía, es posible aumentar el número de personas que puedan acabar curándose", señala Yeh.
El equipo aún no ha demostrado que el tumor logre encogerse una vez que los medicamentos alcanzan los tumores en ratones. Además, dado que los tumores humanos necesitarían electrodos más grandes, el laboratorio ha ampliado la escala del implante y lo está poniendo a prueba en perros. Aunque los perros no poseen tumores, el equipo puede dar cuenta de las correcciones en la cantidad de corriente aplicada y la densidad de dicha corriente, que serían distintas en un electrodo más grande utilizado para tratar tumores humanos.
"Esperamos poder llevar todo esto a la fase clínica en los próximos dos años", afirma James Byrne, estudiante de doctorado médico en el laboratorio de DeSimone donde se diseñaron los electrodos. "Nos estamos asegurando de que el dispositivo es lo suficientemente seguro y eficaz para que se pueda utilizar en pacientes."