Las posibilidades de morir de casi 80 pacientes de UCI con respiración artificial que recibieron tocilizumab, un fármaco que bloquea la molécula IL-6, se redujo un 45 %. Aunque el pequeño estudio podría estar sesgado al incluir doble ciego, Roche lo va a investigar en profundidad combinado con remdesivir
El problema: la enfermedad viral (covid-19) que provoca la pandemia de coronavirus está afectando a millones de personas. Y las posibilidades de quienes acaban conectados a una máquina de respiración artificial en las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) son poco esperanzadoras. Más de la mitad de estos casos fallece.
El medicamento: los médicos de la Universidad de Michigan (EE. UU.) se propusieron controlar la desenfrenada reacción inmunológica que empuja a algunos pacientes de COVID-19 a esa espiral de la muerte. Para llevarlo a cabo, tomaron a 78 pacientes conectados a respiradores y les administraron tocilizumab, un fármaco que bloquea la molécula IL-6 en el cuerpo, responsable de dicha reacción ante una infección. (Roche vende este medicamento con el nombre comercial Acterma).
El resultado: en un artículo publicado en preprint los médicos afirman que los pacientes que recibieron este medicamento tuvieron un 45 % menos de probabilidades de morir que los que no lo tomaron. Pero existe un importante punto en contra: los médicos sabían qué pacientes recibieron el fármaco y cuáles no. Sus elecciones para el grupo al que se le administró el medicamento podían haber estado sesgadas, por ejemplo, pudieron haber escogido a las personas con más probabilidades de mejorar de todas formas, por lo que se necesitan más estudios.
El nuevo cóctel: a finales de mayo, Roche dijo que empezaría un ensayo para combinar su bloqueador de IL-6 con el medicamento antiviral remdesivir, que ha demostrado modestos beneficios y obtuvo la Autorización de Uso en Emergencia en EE. UU. para el tratamiento de la COVID-19. Su función es bloquear la replicación del virus.
Al combinar ambos medicamentos, los médicos podrían conseguir un cóctel capaz de reducir la tasa de letalidad del virus, un paso que ayudaría a la sociedad a volver a la normalidad.