Varias empresas compiten para fabricar una prueba que permita diagnosticar el coronavirus desde casa, como si fuera un test de embarazo y los primeros modelos podrían llegar a final de año. Pero si no se obliga a las personas a comunicar sus resultados, podríamos perder el acceso a una información muy valiosa
Se siente tiene fiebre y tose. ¿Cree que solo un resfriado o tal vez se ha contagiado de coronavirus (COVID-19)? Esa es la pregunta que nos haremos todos, posiblemente durante varios años.
En la actualidad, hacerse la prueba del coronavirus implica ir al médico o a una clínica y tal vez exponer a otras personas. Por eso, en casos de síntomas leves, la recomendación sanitaria sigue siendo la de quedarse en casa. Y esa también es la razón por la que algunas empresas ya están intentando crear una prueba genética para detectar el coronavirus desde casa. Una de ellas es Mammoth Biosciences, que produce los test con tecnología de edición genética CRISPR. La compañía acaba de confirmar que planea tener un kit de diagnóstico doméstico no reutilizable listo para final del año. El kit será diseñado y fabricado por GSK Consumer Healthcare, que ya vende pasta de dientes, chicle de nicotina y medicamentos de venta libre a los consumidores.
La técnica CRISPR se hizo famosa como herramienta de edición genética para modificar el genoma de algunos animales o corregir enfermedades genéticas. Pero también se puede usar en pruebas de diagnóstico gracias a su capacidad de centrarse en información genética muy específica, como la secuencia genética de un virus, y luego provocar una señal visible, similar a las rayas que aparecen en las pruebas de embarazo caseras.
La pandemia ha acelerado la idea de usar CRISRP para los diagnósticos. Esto se debe a que esta tecnología tiene unas características que podrían convertirla en un test portátil: es rápida, requiere poca maquinaria y funciona en las muestras naturales como la saliva o los mocos.
El CEO de Mammoth, Trevor Martin: "Es el uso más reciente de CRISPR. Nuestra idea es fabricarlo en el formato tipo test de embarazo".
Actualmente, las pruebas más precisas de COVID-19 son los test moleculares realizados en los laboratorios centrales, que suelen emplear una técnica llamada PCR, que requiere varios pasos de preparación. El objetivo de las empresas como Mammoth es omitir la PCR, lo que permitiría eliminar la necesidad de costosos equipos y técnicos capacitados.
Martin detalla: "Queremos que la prueba doméstica tenga el mismo nivel de precisión que los test de laboratorio. No queremos una solución intermedia, y eso no ha sido posible hasta ahora".
Foto: Un prototipo de la nueva prueba de COVID-19 de Mammoth. Créditos: Bigmich Biosciences
En abril, investigadores de la Universidad de California(EE. UU.) que trabajaban con Mammoth demostraron que CRISPR es capaz de detectar el coronavirus. Lo mismo ocurrió en otras dos compañías de diagnóstico que usaban esta tecnología, Sherlock Biosciences y Caspr Biotech. "Llevar un producto al mercado no depende solo de demostrar que la tecnología funciona. Se tardó solo un día en demostrarlo", explicó el CEO de Sherlock, Rahul Dhanda, durante una entrevista en marzo.
Más tarde, su compañía obtuvo la aprobación de emergencia para vender una versión de su prueba CRISPR solo para laboratorios, aunque todavía no está en uso.
Pruebas en casa
No está claro cuánta ayuda supondrían las pruebas domésticas para controlar la pandemia o limitar nuevos contagios. Un análisis realizado por el Imperial College de Londres (Reino Unido) sostiene que deberían hacerse test de coronavirus con mucha frecuencia a los grupos de alto riesgo, como los profesionales sanitarios, incluso todas las semanas. Para la población general, el mismo estudio encontró que, antes que hacer tantas pruebas, sería más efectivo limitarse a pedir a la gente con síntomas que se autoaísle.
Si las personas realizan test de diagnóstico en su casa, es posible que no informen sobre los resultados a las autoridades sanitarias, lo que limita la visibilidad de la propagación de la pandemia. Sin un médico involucrado, es posible que tampoco reciban o sigan los consejos médicos sobre la cuarentena o sobre la necesidad de avisar a sus contactos.
"Proporcionar pruebas domésticas a personas sin la obligación de informar sobre el resultado significa perder una información de salud pública potencialmente crítica", destaca el profesor de salud global en la Universidad de Boston (EE. UU.) Donald Thea.
GSK, que actualmente no comercializa pruebas de venta libre, no respondió a las preguntas sobre los beneficios que supone realizar los test en casa. Según Martin, Mammoth aún no ha definido detalles de cómo funcionarían sus pruebas, pero podrían incluir una aplicación de registro que informaría sobre los resultados de forma anónima. El experto añade: "En general, es mejor tener mayor información, especialmente en una pandemia, y yo confiaría en que las personas actúen en consecuencia".
Las farmacias ya venden test domésticos para el diagnóstico del VIH, para controlar el nivel de colesterol y para las alergias, pero ninguno de ellos se basa en pruebas genéticas. Las actuales pruebas genéticas de consumo, para paternidad o ascendencia, piden a las personas que envíen por correo una muestra de saliva o cabello.
En abril, la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU. permitió a LabCorpto la producción de un kit de recogida de muestras por correo para COVID-19, pero se tarda varios días en recibir los resultados.
Además del uso individual, los gobiernos y las empresas, como las aerolíneas, que necesitan asegurarse de que las personas no introducen la enfermedad en los puertos de entrada, son los más interesados en disponer de una prueba rápida y fácil de COVID-19. Martin menciona los controles de las llegadas a un país "un caso de uso claro" y afirma que ha estado en contacto con "varias agencias gubernamentales" sobre esa posibilidad.
El futuro de las pruebas
Mammoth fue fundada por varios científicos, incluida la codescubridora de CRISPR de la Universidad de California en Berkeley, Jennifer Doudna, quien vio esta tecnología versátil como una herramienta con potencial para revolucionar el diagnóstico. Si la pandemia de COVID-19 acaba provocando las primeras pruebas genéticas domésticas, es probable que CRISPR se adapte a la próxima enfermedad emergente o a los nuevos usos del consumidor, como las enfermedades venéreas y la faringitis estreptocócica.
Thea concluye: "Si se consigue reducir y simplificar la tecnología para que sea fácil de usar en casa, teóricamente se podría utilizar para encontrar cualquier patógeno con ADN o ARN. Habrá una verdadera revolución en el diagnóstico viral, [y] el coronavirus lo está acelerando de verdad. Se trata de una de las consecuencias inesperadas pero esperanzadoras de una situación horrible".