Nuestro periodista experto en espacio, Neel V. Patel, explica que una tormenta solar extrema podría destruir nuestros sistemas eléctricos y de geolocalización, poner en peligro la vida de los astronautas y la nuestra propia, y hacernos perder dos billones de euros solo el primer año. Sería el gran apagón
Cada semana, nuestros lectores no envían preguntas para que las responda nuestro periodista especializado en el espacio, Neel V. Patel. Esta semana la pregunta va sobre el impacto de las manchas solares en nuestra tecnología.
Pregunta
¿Qué problemas tecnológicos causará el ciclo periódico de las manchas solares (que dura 11 años) sobre la Tierra y la órbita planetaria? - Víctor
La respuesta de Neel
Las manchas solares son áreas oscuras y frías que aparecen en la superficie del Sol. No se conoce su causa exacta, pero sí sabemos que se producen a través de las interacciones con el campo magnético del Sol. Se sabe que cerca de las manchas solares se producen las erupciones solares y las eyecciones de masa coronal (erupciones repentinas de plasma) . Es posible determinar la actividad del Sol por la cantidad de manchas solares que existen, por eso los científicos las usan como indicador para medir los patrones de la actividad solar.
Cada 11 años aproximadamente, el campo magnético del Sol se da la vuelta por completo, y los polos norte y sur cambian de lugar. Entre cada vuelta, la actividad del Sol empieza con un mínimo solar, llegando al máximo solar a mitad del ciclo y creando centenares de manchas solares al día antes de volver a caer de nuevo hasta el mínimo. Los científicos llevan registrando los ciclos solares desde 1755. La transición entre los ciclos 24 y 25 está sucediendo ahora mismo. El último máximo solar fue en 2014.
(Los científicos también han estudiado los patrones históricos de las manchas solares, los cuales sugieren la existencia de otros ciclos adicionales que afectan la actividad solar, algunos de ellos con una duración de 88, 200 y 2.300 años).
El aumento de la actividad solar significa que el Sol arroja partículas mucho más energizadas a través del espacio, las cuales son potencialmente peligrosas para la electrónica y las redes eléctricas. El campo magnético de la Tierra puede desviar este viento solar y mantener el planeta seguro, pero con una tormenta solar demasiado potente, esos vientos podrían atravesarlo. Una tormenta solar realmente poderosa podría acabar con la electricidad que usan millones o incluso miles de millones de personas en la Tierra, un fenómeno de la ciencia ficción (de momento), conocido como el gran apagón.
En la órbita, la situación es aún más peligrosa. Los fuertes vientos solares causados por una mayor actividad solar podrían acabar fácilmente con los satélites GPS y con los de telecomunicaciones. Las partículas cargadas podrían destruir la electrónica de cualquier nave espacial con sus astronautas dentro y desactivar los sistemas de soporte vital. Además, la actividad solar puede producir grandes cantidades de radiación que pondrían en peligro la salud de los astronautas.
La verdad es que hemos vivido los máximos solares del siglo pasado sin demasiados problemas, salvo algunos vuelos que tuvieron que aterrizar de emergencia en alguna ocasión (como en Suecia en noviembre de 2015, cuando una erupción solar causó un mal funcionamiento del radar) o lidiar con GPS o equipos eléctricos dañados. El mayor acontecimiento relacionado con la situación meteorológica espacial en los últimos tiempos tuvo lugar el 13 de marzo de 1989, justo antes de que el ciclo solar alcanzara su máximo en noviembre del mismo año. Una gran tormenta geomagnética causada por una eyección de masa coronal causó la explosión de un transformador para la red eléctrica Hydro-Québec en Canadá. Ese apagón duró nueve horas y afectó a más de seis millones de personas.
Eso no significa que siempre vayamos a tener tanta suerte. El equipo que se utiliza para pronosticar la situación climática espacial y proporcionar alertas tempranas envejece rápido. Muchos expertos creen que hace mucho tiempo que tenía que haber ocurrido una tormenta cataclísmica similar al Evento Carrington que tuvo lugar hace más de 150 años. Si hoy en día experimentáramos algo así, podríamos tener pérdidas económicas cercanas a los dos billones de euros solo el primer año. En otras palabras, Víctor, probablemente no es el ciclo solar normal de 11 años del que debemos preocuparnos, sino de las atípicas tormentas extremas que ocurren cada dos siglos.