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Tecnología y Sociedad

Por qué EE. UU. quiere dividir a las 'Big Tech' y por qué le costará tanto

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Con la vista puesta en las próximas elecciones, republicanos y demócratas empiezan a preocuparse por el enorme poder de Amazon, Google, Facebook y Apple. Les acusan de comportamientos anticompetitivos y, aunque tengan razón, legalmente será difícil que ganen la batalla

  • por Martin Giles | traducido por Ana Milutinovic
  • 07 Junio, 2019

¡Extra, extra! Amazon, Apple, Google y Facebook se enfrentan a una auditoría sin precedentes. El Departamento de Justicia de Estados Unidos (DoJ) y la Comisión Federal de Comercio (FTC, por sus siglas en inglés) están preparando investigaciones antimonopolio sobre estas compañías y planean repartirse el trabajo. A medida que el plan se fue dando a conocer, los precios de las acciones de todas ellas se desplomaron, una clara señal de que la Bolsa de EE. UU. cree que los federales van en serio.

El Congreso de EE. UU. también planea analizar con lupa a los cuatro gigantes tecnológicos. El Comité Judicial de la Cámara de Representantes afirma que está preparando una amplia investigación sobre el poder de mercado de los gigantes tecnológicos.

El juego político

De la noticia se desprende una pregunta obvia: ¿por qué ahora? La Unión Europea (UE) lleva años haciendo sonar las alarmas sobre el enorme poder de las compañías tecnológicas (Big Tech), y ha impuesto grandes multas a Google, en particular, por su comportamiento anticompetitivo.

La respuesta más creíble se centra en la propia política estadounidense. Algunos demócratas destacados, entre ellos la senadora y candidata presidencial, Elizabeth Warren, lleva tiempo pidiendo que los gigantes de la tecnología se fraccionen para evitar que dañen los intereses de los consumidores. Con las elecciones presidenciales en el horizonte, es probable que los republicanos también quieran mostrar una posición dura contra las Big Tech. Además, existe una sospecha generalizada sobre las tendencias liberales de Silicon Valley (EE. UU.). El presidente del país, Donald Trump, tiene un historial de rifirrafes con el CEO de Amazon, Jeff Bezos, y regularmente critica lo que ve en las redes sociales y el sesgo anti-conservador de las empresas.

Los antecedentes penales

Dejando a un lado la política, hay muchos reguladores antimonopolio deseando hincar el diente a las Big Tech. Amazon está acusado de usar datos de su plataforma online para obtener una ventaja injusta sobre otros vendedores. La manipulación de los resultados de búsqueda de Google para favorecer a sus propios negocios ya ha sido castigada por la UE. Apple se enfrenta a una demanda privada que alega que el 30 % de las aplicaciones vendidas en su tienda de apps ejemplifican el abuso del poder de monopolio. Y Facebook domina el mercado de publicidad digital junto con Google.

¿Juego sucio?

Los críticos, como Warren, han usado analogías deportivas para justificar la idea de fragmentar los gigantes de la tecnología. A principios de año escribió: "Puedes ser el árbitro de un partido de béisbol o puedes tener un equipo, pero no puedes ser el árbitro y tener un equipo jugando".

Si alguno de los gigantes de la tecnología es declarado culpable de comportamiento anticompetitivo, es probable que se le apliquen fuertes multas y otras sanciones. Puede que esto no sea suficiente para las personas que opinan como Warren, pero intentar forzar el fraccionamiento de estas compañías será muy difícil por varias razones:

1. Las grandes empresas de ofrecen sus servicios de forma gratuita. La ley antimonopolio de EE. UU. se centra principalmente en si un monopolista perjudica a los consumidores con aumentos de precios y restricciones en la inversión en el mercado. Aunque las empresas como Facebook y Google ciertamente no son un buen ejemplo de la privacidad, han proporcionado una gran cantidad de cosas gratis a los consumidores e invierten mucho en I+D. Eso no significa que no puedan ser sancionadas por abusar de su poder de mercado para, por ejemplo, manipular los resultados de búsqueda de manera que aumenten los precios. Pero sería difícil demostrar que han perjudicado a los consumidores en general ante los ojos de la ley.

2. No son "monopolios naturales" como los que se dan, por ejemplo, en los servicios públicos, donde el coste de acceder a un mercado es tan grande que desanima a otras compañías, lo que permite a los operadores titulares elevar los precios. El desafío al que se enfrentan los rivales consiste en superar los "efectos de red" que sustentan el éxito de las grandes empresas de tecnología. Un servicio como Amazon tiene una atracción magnética para los compradores porque saben que encontrarán a muchos de los vendedores en su plataforma. Y a medida que aumenten los compradores, más vendedores querrán unirse. Esto disuadirá a la competencia, pero no es ilegal.

3. Las grandes empresas tecnológicas dominan la recopilación de datos y utilizan esa información para proporcionar aún más servicios gratuitos. Al tener una base de usuarios tan masiva, las Big Tech se benefician de una especie de una bola de nieve de datos. Cuantos más clientes atraen, más datos obtienen. Esa información se utiliza para adaptar nuevos servicios que atraen a más usuarios. Este ciclo es aún más poderoso en la era de la inteligencia artificial, basada en procesar grandes cantidades de datos para su eficacia.

El precedente de Microsoft

Nada de esto disuadirá a los reguladores estadounidenses, quienes podrían basarse en el caso de Microsoft en la década de 1990. El DoJ intentó dividir a Microsoft para evitar que incluyera su navegador web Internet Explorer en su dominante sistema operativo de Windows. El esfuerzo fracasó, pero las largas batallas en los juzgados dañaron la reputación de la compañía y frenaron sus instintos anticompetitivos. La historia podría estar a punto de repetirse en la era de internet.

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