Un nuevo análisis revela que el satélite sufre constantes terremotos, lo cual podría ser señal de la actividad gravitatoria de la Tierra y el Sol y de que su núcleo aún está caliente. Si la humanidad aspira a volver allí, es un dato que deberá tener en cuenta a la hora de alunizar y construir estructuras
Aunque cuando miramos hacia el cielo nocturno imaginemos un mundo sereno, la realidad es que Luna está muy inquieta. Según el artículo publicado en Nature Geoscience, la actividad tectónica produce terremotos en la Luna con regularidad.
Sabemos que la Luna tiembla desde que se colocaron cuatro sismómetros en su superficie durante las últimas etapas del programa Apolo. Estos instrumentos se retiraron en 1977, pero en los siete años que estuvieron activos, registraron 28 terremotos lunares, en el extremo superior, de magnitudes de entre 1,5 y 5 en la escala de Richter, lo suficiente para dañar una nave espacial o una base lunar cercana.
Hay múltiples teorías sobre las causas de esos terremotos, incluidas las colisiones de meteoritos o las fuerzas gravitacionales de la Tierra y el Sol. Ahora, un equipo de investigadores ha vuelto a analizar los datos junto con las imágenes detalladas capturadas por el Lunar Reconnaissance Orbiter, lanzado en 2009.
Mientras rodeaba la Luna, el Lunar Reconnaissance Orbiter tomó fotografías de su superficie con una cámara ultra-precisa. El análisis de las imágenes muestra que la superficie lunar está cubierta de pequeñas y poco profundas fallas parecidas a acantilados.
Las líneas de las fallas aparecen nítidas, explica el científico principal del Centro para Estudios Planetarios y de la Tierra en Washington, DC (EE.UU.), Thomas Watters, quien dirigió el equipo. Los investigadores han encontrado cráteres que creen que tienen menos de 50 millones de años por lo que deberían ser relativamente recientes. Las imágenes también muestran que las rocas lunares se han movido en las últimas décadas, una clara señal de actividad sísmica.
La investigación también arroja algo de luz sobre la composición interna de la Luna. Debido a que la Luna no tiene placas tectónicas como la Tierra, se cree que sus terremotos son causados por el enfriamiento de su interior, y también por la gravedad de la Tierra.
No obstante, sus temblores poco profundos podrían indicar que la Luna aún tiene un núcleo cálido, y posiblemente incluso fundido, a pesar de una regla científica general de que los cuerpos rocosos más pequeños se enfrían más rápidamente, explica Watters.
Actualmente, la NASA trabaja para volver a enviar a los humanos a la Luna en 2024. Tendrán que tener en cuenta la posibilidad de los terremotos de la Luna para evitar alunizar o construir estructuras permanentes cerca de áreas particularmente "activas", concluye Watters.