.

Jeremy Portje

Tecnología y Sociedad

Argumentos para que los trabajadores de IA colaboren con los militares

1

Tras la polémica generada entre los empleados de Google a raíz de un proyecto con el ejército, el exfuncionario de Defensa Brendan McCord asegura que la "colaboración constructiva" es más útil para que la inteligencia artificial avance adecuadamente y no acabe dominada por otros países

  • por Bobbie Johnson | traducido por Ana Milutinovic
  • 10 Mayo, 2019

Los trabajadores de la industria tecnológica que se posicionan en contra de los proyectos con militares deberían reconsiderar su postura. Así lo cree el asesor del Departamento de Defensa de EE. UU. y experto en inteligencia artificial (IA) Brendan McCord, quien participó en el Proyecto Maven.  Este programa del Departamento de Defensa de EE. UU. se centraba en impulsar la inteligencia artificial y el aprendizaje automático para usos militares. Tras este trabajo, McCord afirma que es necesario que la industria tecnológica realice una "participación constructiva" con las fuerzas armadas para evitar malas decisiones.

En junio, Google anunció que cancelaría su participación en el Proyecto Maven después de que más de 4.000 de sus empleados firmaran una carta que acusaba a la compañía de participar "en el negocio de la guerra". Pero en la pasada conferencia sobre de IA EmTech Digital, de MIT Technology Review, McCord expresó que sería mejor para la sociedad en general que este tipo de colaboraciones continuaran, y animó a los trabajadores contrarios, involucrados en proyectos de IA, a reconsiderar su postura.  

El experto afirmó: "La mayoría de los aquí presentes estaría de acuerdo en que los militares y su función disuasoria, anticriminal y defensiva forma parte del mundo, y así seguirá siendo en un futuro previsible. Por eso, una estrategia de participación constructiva resulta mucho más apropiada que la decisión de no participar. Trabajar en inteligencia artificial para defensa no nos hace tener menos principios".

La naturaleza secreta del Proyecto Maven, centrada en mejorar el análisis de las imágenes capturadas por drones militares, generó preocupación en un amplio grupo de investigadores de IA. Pero las fuerzas armadas de EE. UU. siguen siendo una "fuerza poderosa para promover la paz y la estabilidad en el mundo", dijo McCord. En su opinión, los investigadores de IA que rechazan a los militares por principios están dando una ventaja a aquellos con normas éticas menos rigurosas, incluidos otros países.

Aunque aseguró que no espera que los "pacifistas contrarios a la guerra" cambien de opinión, sí pidió a los investigadores que pensaran en qué pasaría si otros países estuvieran haciendo sus propios avances en campos emergentes. Agregó que una actitud más positiva hacia los militares era especialmente importante, ya que los gobiernos actuales ahora tienen un papel menos importante en el desarrollo de los nuevos descubrimientos tecnológicos que antes.

McCord continuó: "Al final de la Guerra Fría, la innovación se trasladó al sector privado. El mundo ha cambiado. La capacidad y el papel del Gobierno se han reducido hasta un punto que, en mi opinión, nunca ha sido tan bajo. El efecto neto es que las grandes empresas de tecnología han asumido el mando, queriendo o no, para convertirse en los árbitros. Por eso se suelen autorregular."

Muchos desarrollos tecnológicos importantes, incluidos internet, el GPS y los asistentes virtuales, se han producido como resultado de inversiones del Departamento de Defensa de EE. UU. Pero desde que acabó la Guerra Fría, este organismo ha disminuido su gasto en I+D. A mediados de la década de 1980, los presupuestos públicos y privados para I+D eran casi iguales: alrededor de 49.000 millones de euros anuales. Desde entonces, el Gobierno ha duplicado su inversión, mientras que las empresas privadas, como Google, Microsoft, Facebook y Amazon, han aumentado drásticamente sus presupuestos privados a más de 310.000 millones de euros anuales.

Inversión en I+D de EE.UU. por sectores y fuentes de financiación: 1953-2015

Fuente: Informe anual de la Fundación Nacional de Ciencia de EE. UU.

No obstante, aunque las grandes empresas tecnológicas pueden no ser transparentes con respecto a su trabajo, el Gobierno también ha recibido sus propias críticas. A finales de marzo, Interceptor informó de que el Pentágono había rechazado las solicitudes de información sobre el Proyecto Maven basadas en la libertad de información, alegando que sus documentos están exentos del escrutinio público.

McCord mantiene su función de asesor en el Departamento de Defensa, pero recientemente dejó su trabajo de tiempo completo allí para unirse al sector privado. Ahora tiene una posición de experto en Tulco Labs, una nueva compañía centrada en la innovación laboral, fundada por el multimillonario del entretenimiento Thomas Tull.

McCord concluyó con la idea de que es necesario que los trabajadores de la industria tecnológica ayuden a sus empresas a mantener el control. Citando al biólogo y teórico E.O. Wilson., apostillo: "El verdadero problema es la humanidad, tenemos emociones paleolíticas, instituciones medievales y una tecnología divina".

Tecnología y Sociedad

Los avances tecnológicos están cambiando la economía y proporcionando nuevas oportunidades en muchas industrias.

  1. El fundador de Oculus habla sobre la apuesta de EE UU por la realidad mixta en el campo de batalla

    El proyecto norteamericano de gafas militares está cuestionado, pero Palmer Luckey cree que los cascos dotados con IA y realidad aumentada serán clave en los ejércitos del futuro

  2. Este radioaficionado impulsa la defensa antidrones ucraniana frente a Rusia

    Desde la invasión rusa, Serhii “Flash” Beskrestnov se ha convertido en una fuerza influyente, aunque a veces controvertida, que comparte consejos de expertos e información sobre la tecnología en constante evolución que se ha apoderado de los cielos. Su trabajo puede determinar el futuro de Ucrania y de guerras mucho más allá.

  3. La sentencia que limita el préstamo digital en EE UU amenaza las bibliotecas públicas

    La decisión encierra a las bibliotecas en un ecosistema que no favorece los intereses de los lectores. El Congreso debe actuar.