Algunas de las innovaciones tecnológicas impulsadas el año pasado parecen de ciencia ficción. Fármacos para combatir el envejecimiento, un avión eléctrico sin hélices o un dispositivo para comunicar varios cerebros figuran en la lista de los proyectos más curiosos
En MIT Technology Review en Español nos interesan todas las tecnologías emergentes, incluso aquellas que nunca podrían pasar más allá de la etapa emergente. Estos son algunos de los proyectos más intrigantes de los que hemos escrito el año pasado, muchos de ellos extraídos de arXiv, la base de datos académica previa a la publicación.
1. Sinapsis artificiales para mejorar la IA
Una sinapsis electrónica que procesa millones de veces más rápido que las de nuestro cerebro se podría usar para crear redes neuronales artificiales.
Crédito: Stephen Magrath | Wellcome images
2. Fármacos contra el envejecimiento
Un ensayo clínico de medicamentos llamados inhibidores de mTOR descubrió que reforzaban el sistema inmunológico de las personas mayores y que potencialmente prolongarían su esperanza de vida. Otro ensayo en curso está probando los senolíticos (ver Creer que alargaremos la vida 500 años se basa en la fe, no en datos), medicamentos que eliminan las células senescentes que hacen que los cuerpos envejecidos se debiliten.
Crédito: Freestocks.org | Unsplash
3. Aviones eléctricos sin hélices
En lugar de hélices, este avión usa propulsión electrodinámica (ver Así fue el vuelo inaugural del primer avión eléctrico y sin hélices). Un campo eléctrico de alta tensión genera iones y los acelera, creando un viento iónico que empuja el avión hacia delante.
Crédito: MIT
4. Computación basada en el ADN para las pastillas programables
Un nuevo tipo de circuito de ADN (ver Computación molecular: la nueva puerta para los fármacos inteligentes) puede decodificar los complejos pulsos químicos que utilizan las células para señalizar que, por ejemplo, están dañadas. Integrarlos en píldoras podría permitirles liberar su carga farmacéutica solo cuando detectan la señal correcta, lo que les permitiría atacar a las infecciones.
Crédito: Rawpixel | Unsplash
5. Una 'red social cerebral'
El equipo que construyó un dispositivo de comunicación de un cerebro a otro en 2015 ahora lo ha ampliado a tres personas, allanando el camino para que grupos aun más grandes transmitan sus pensamientos directamente entre sí (ver La primera 'red social cerebral' conecta la mente de tres personas).
Crédito: Cortesía de los investigadores
6. Un sistema para ver a través de las paredes usando wifi
Usar un smartphone común para rastrear a las personas que se encuentran al otro lado de una pared es posible detectando cómo sus movimientos distorsionan las señales de cualquier transmisor wifi de la zona.
7. Comunicaciones cuánticas seguras vía satélite
Una videoconferencia entre China y Austria fue protegida con criptografía cuántica para proteger la seguridad (ver La física cuántica logra proteger una videollamada intercontinental). Esta es solo una de las vías por las que China está liderando la carrera global para desarrollar técnicas de comunicación cuántica.
8. Teléfonos que capturan un millón de fotogramas por segundo
Una forma ingeniosa de procesar los datos de la cámara de un teléfono extrae múltiples fotogramas de una sola imagen y aumenta la velocidad efectiva de fotogramas hasta llegar a un millón por segundo (ver Este truco convierte su 'smartphone' en una cámara de alta velocidad). Eso sí, por el momento esta técnica solo es efectiva en blanco y negro.
9. Electrónica comestible
Los circuitos electrónicos desechables impresos en papel de transferencia soluble, como los tatuajes temporales, podrían integrarse algún día en los alimentos o medicamentos para monitorizar nuestro estado de salud (ver Calcomanías electrónicas comestibles para controlar la salud).
Crédito: Cortesía de los investigadores
10. Botas que generan la electricidad
Cada paso en estas botas fluyen las corrientes de mercurio de un lado a otro a través de un dispositivo incrustado en el talón y genera una corriente eléctrica, tal vez suficiente para alimentar unos pequeños dispositivos de comunicación.
Crédito: Cortesía de los investigadores