Josef Průša (República Checa), 28
Prusa Research
Su simplificación del diseño de las impresoras 3D tradicionales ha democratizado la tecnología para que cualquiera pueda usarla
Cuando las impresoras 3D empezaron a popularizarse, su uso estaba bastante limitado a usuarios con altos conocimientos técnicos. Pero cada vez son más fáciles de usar gracias a avances como el de Josef Průša. Su objetivo era simplificar las versiones tradicionales de estas máquinas para que cualquiera fuera capaz de usar una. A día de hoy, la mayoría de las empresas de fabricación aditiva se han lanzado al sector gracias al rediseño de este joven checo. El impacto que ha tenido su trabajo, le ha convertido en uno de los Innovadores menores de 35 Europa 2018 de MIT Technology Review en español.
En la última década, el movimiento maker se ha expandido mundialmente. Esta tendencia combina las tecnologías actuales con la cultura del Do it Yourself (hazlo tú mismo), lo que permite que cualquiera fabrique objetos personalizados localmente y en cualquier parte del mundo con diferentes tipos de tecnologías de fabricación digital, tal como la impresión 3D. Todo comenzó con las máquinas RepRap, más conocidas como impresoras autorreplicantes de código abierto. Estos modelos son capaces de imprimir partes de sí mismas en tres dimensiones para crear más máquinas adicionales a partir de un modelo hecho en ordenador.
El ingeniero y matemático inglés, Adrian Bowyer, inició este proyecto, con la intención de distribuir impresoras a bajo costo para que cualquier persona pudiera fabricar objetos complejos sin necesitad de maquinaria industrial. Pero cuando los diseños de las impresoras estuvieron disponibles, los dispositivos resultantes eran lentos, muy difíciles de ensamblar y, además, contenían cientos de piezas complicadas de obtener.
Průša recuerda: "Descubrí el proyecto RepRap en línea y me uní él". En ese momento estudiaba Informática Aplicada en la Universidad de Economía de Praga (República Checa). Guiado por su pasión por el hardware, en 2009 empezó a publicar sus experimentos en YouTube, modificando los últimos diseños de estas máquinas, y en 2010 lanzó su rediseño de la impresora estándar "Mendel" RepRap. Se trataba de un modelo simplificado que contenía menos de la mitad de las piezas del diseño original y, además, funcionaba aún mejor.
Průša se dio cuenta de que muchas personas empezaban a utilizar su diseño. Así, lo que comenzó para él como una afición, se convirtió en un negocio real y él en el fundador y CEO de Prusa Research. Esta empresa checa produce impresoras 3D autorreplicantes, de código abierto y fáciles de usar. A día de hoy, ya ha realizado unas nueve iteraciones de la impresora original, proporcionando a los usuarios una gran variedad de mejoras en cada diseño adicional. Un 30 % de las partes comunes a todas las impresoras que vende, han sido impresas por sus propias máquinas. Además, pueden ensamblarse en solo dos días, en lugar de las varias semanas requeridas para construir y calibrar una de las tradicionales.
Prusa Research manufactura todos sus productos desde Praga, en donde tiene más de 300 máquinas que producen unas 6.000 impresoras nuevas cada mes en su granja de impresión, junto a 220 empleados que venden sus productos a más de 135 países. El CEO afirma: "Este año deberíamos tener 70 millones de euros en ingresos y cuando empezamos hace seis años solo teníamos 10.000 euros".
Su meta es que la impresión 3D se extienda en todo el mundo. De hecho, el 80 % de sus impresoras se venden como kits para ser ensambladas por usuarios finales que tienen poco conocimiento sobre el tema. El CEO de Made in Möbile, también inventor en Capaball y miembro del jurado de Innovadores menores de 35 Europa 2018, Sixto Arias, comenta que "ser capaz de hacer que las impresoras 3D sean accesibles para todos y ser una de las tres mejores compañías del sector en el mundo" convierte a Průša en uno de los mejores innovadores.