Kristof Szalay (Hungría), 33
Turbine.ai
Su inteligencia artificial prueba fármacos anticáncer en millones de células humanas virtuales para predecir su eficacia
A la industria farmacéutica llevar un medicamento del laboratorio al mercado le cuesta 1.900 millones de euros en I+D de media. Y solo una de cada 10.000 moléculas que se investigan como potenciales fármacos acaba por comercializarse. Esto ha hecho que en los últimos años estas inversiones no le estén resultando tan rentables. De hecho, el retorno de inversión esperado de los medicamentos que están en las últimas fases de testeo (o que ya han sido lanzados) viene disminuyendo desde 2010. No obstante, pese al riesgo económico, seguir creando medicamentos es esencial, ya que repercute directamente en millones de personas que los necesitan con urgencia. Entre 1980 y 2008 la esperanza de vida media de los pacientes con cáncer aumentó en tres años y el 83% de dicho aumento fue gracias a tratamientos que incluían nuevos fármacos.
Kristof Szalay, uno de los ganadores de los premios Innovadores menores de 35 de MIT Technology Review en español, trabaja precisamente en incrementar la eficiencia y acortar los tiempos del proceso de desarrollo de nuevos fármacos en oncología. Su objetivo es transformar la manera de descubrir nuevos compuestos antitumorales, que lleva siendo la misma -muy lenta y muy cara- desde hace décadas.
Normalmente, los científicos escogen una molécula y realizan con ella rondas de experimentos en el laboratorio, primero en células humanas cultivadas y luego en animales. Si los resultados son positivos, y el compuesto es seguro y eficaz, unos 15 años después el fármaco llega al mercado. Por el contrario, Turbine, la empresa de Szalay, ha creado un sistema que simula las células humanas y usa inteligencia artificial para predecir en cuáles será efectivo cierto medicamento. El punto de partida de estas simulaciones es una especie de "mapa" de los procesos que se producen en el interior de las células cancerosas que este investigador ha diseñado. Este "mapa", que está basado en un modelo diseñado por Szalay durante su investigación, refleja con precisión la biología de las células, las sustancias y procesos de que activan ciertas señales dentro de ellas.
Los cánceres se caracterizan por una multiplicación descontrolada de las células que hace enfermar los tejidos. Por eso el objetivo de Turbine es ver si determinado medicamento mata a la célula cancerosa (activa en ella una serie de procesos que la llevan a suicidarse) o no lo hace, es decir, activa las proteínas que le llevan a continuar dividiéndose y proliferando. Szalay explica para ello su "mapa" celular "se ha curado manualmente en los últimos años para garantizar que pueda mostrar el comportamiento esperado de los estudios biológicos y que todas las vías del modelo funcionen de acuerdo con la literatura".
A este modelo genérico, que es el mismo para cada célula humana, Turbine le superpone el genoma de las células cancerosas que quieren estudiar, incluyendo determinadas mutaciones que eliminan o activan ciertas proteínas. También modulan la cantidad de proteínas presentes en ese tipo de célula cancerosa y eliminan las que no están presentes en ese tejido. Asimismo, Turbine puede incorporar al modelo información sobre cómo funciona un medicamento desde la fase preclínica hasta la fase II para incrementar las posibilidades de llegar a los ensayos de fase III.
Desde la empresa explican que pueden generar cientos de millones de simulaciones al día, probar múltiples fármacos, combinaciones de ellos y potenciales biomarcadores para candidatos a medicamentos. Además de predecir la efectividad de un tratamiento, los resultados de sus experimentos por ordenador ayudan a comprender su mecanismo de acción exacto y permitirían seleccionar a los pacientes en los que ciertos fármacos sí vayan a ser eficaces. Hasta ahora lo han probado con dos grandes farmacéuticas para el diseño combinado de fármacos (identificación de buenos "compañeros" para combinar con un fármaco determinado) y para la búsqueda de biomarcadores (encontrar mutaciones que causan resistencia o sensibilidad a un determinado fármaco).
La vicepresidenta de Innovación del Grupo NAOS y miembro del jurado de Innovadores menores de 35 Europa 2018, Cécile Tharaud, considera "excepcional" el proyecto de Szalay y le destaca como alguien “creativo, inteligente, tenaz, ambicioso, pragmático y equilibrado". Para la jueza, este joven ha protagonizado una aventura empresarial “nítida, específica y realista” en un campo que representa "uno de los principales desafíos de la medicina moderna: la medicina personalizada".