Los cobots industriales deben permanecer confinados por su riesgo de herir a sus colegas humanos. Pero el nuevo enfoque de la 'start-up' Veo Robotics logra que las máquinas sean mucho más seguras al ralentizar sus movimientos cuando identifican que una persona se les aproxima
Un brazo robótico de unos dos metros de altura se mueve a toda prisa. Transporta una pieza de metal del tamaño de una bola de bolos de una mesa de trabajo a otra a una velocidad sobrehumana. Pero cuando un trabajador humano se acerca a la pieza, el robot empieza a moverse a cámara lenta hasta que se detiene. En cuanto la persona se aleja, el robot acelera de nuevo.
La máquina y el joven colaboran para ensamblar la suspensión de un automóvil. Y cualquiera que esté familiarizado con los robots industriales pensará que esto es una locura (ver ¿Cómo de fuerte podrá pegarte un colega robot?).
Los robots industriales pueden matar a una persona. Por eso, normalmente permanecen confinados en zonas de acceso restringido en las fábricas o están controlados por un sistema de sensores que lo apaga todo si una persona se le aproxima. Habría que estar loco para intentar agarrar algo de uno de ellos.
Pero este no es un robot normal. Esta máquina es una creación de Veo Robotics, una start-up de Massachusetts (EE. UU.), que ha empleado una tecnología capaz de hacer que hasta el robot industrial más descomunal se convierta en un compañero de trabajo seguro.
Para lograrlo, el cobot dispone de varios sensores tridimensionales. Primero, su software rea una representación de una escena. Después, identifica los objetos que hay a su alrededor, incluidas las personas en movimiento. A continuación, calcula hacia dónde se dirige cada elemento para controlar al robot en función de esa información. El error más pequeño podría tener consecuencias fatales.
El CEO de Veo, Patrick Sobalvarro, cuenta que tuvo la idea al visitar una fábrica de BMW en Carolina del Sur (EE. UU.). Muchas tareas, como la instalación de un cuadro de mandos, se hacían manualmente porque requerían la conexión de tubos y cables. Pero los cuadros de mandos son pesados e incómodos, lo que complica que una persona trabaje con ellos. El CEO detalla: "Diseñamos el robot para las labores que no requieren destreza. [Gracias a él], el tiempo de fabricación se reduce a la mitad".
Un compañero de trabajo ideal
Esta nueva generación de cobots industriales podría revolucionar la fabricación al difuminar la línea entre las capacidades humanas y las de las máquinas. Los robots son potentes y precisos, pero hay muchas cosas que les cuesta mucho hacer, como hacer movimientos que requieren una precisión muy fina y trabajar con objetos flexibles. Del mismo modo, los humanos somos hábiles en la manipulación y buenos en la improvisación y la adaptación, pero no se nos da demasiado bien transportar objetos pesados durante horas.
La vicepresidenta de ingeniería de Veo, Clara Vu, señala: "Ahora mismo, si los fabricantes no pueden automatizar todo el proceso, no obtienen nada. Les gustaría disponer de un robot capaz de cargar cosas grandes y pesadas, y colocarlas de forma precisa en un lugar concreto para que una persona pueda ir allí a terminar de ajustarlas".
El enfoque de Veo no se basa en las técnicas de aprendizaje automático más novedosas, porque esos enfoques tienden a ser menos predecibles y más difíciles de validar (ver El secreto más oscuro de la inteligencia artificial: ¿por qué hace lo que hace?). Su tecnología se puede agregar a una célula de trabajo del robot para programarlo con normalidad. A partir de ese momento, la máquina se limitará a hacer su trabajo al tiempo que se asegura de no herir a ninguna persona. La compañía espera que los siguientes modelos puedan trabajar aún más cerca de los humanos.
Hace poco, Veo demostró sus sistemas a otras compañías de robótica. Entre los asistentes a las demostraciones estaba Geoff Lewis de Soft Robotics, otra empresa con sede en Boston (EE. UU.) que está desarrollando nuevos tipos de pinzas robóticas.
Lewis quedó impresionado con la tecnología de Veo. En su opinión, el sistema podría provocar un rápido cambio en la mentalidad sobre seguridad. "Históricamente, la industria de la fabricación ha sido obstinada y lenta a la hora de adoptar nuevas tecnologías innovadoras. Sin embargo, constantemente vemos que los primeros usuarios son los que obtienen una ventaja competitiva, después todos se amontonan".
Robots inofensivos
Los robots llevan años presentes en algunas industrias, como la de los automóviles. Pero se están extendiendo rápidamente a otros sectores relacionados con la fabricación y el almacenamiento. La Asociación de Industrias Robóticas, una organización respaldada por fabricantes de robots en EE. UU., informa que los envíos de robots crecieron un 22 % solo en EE. UU. durante el primer trimestre de 2018. La Federación Internacional de Robótica, otro organismo industrial, estima que el número de robots industriales a nivel mundial en 2020 será el doble de los que había en 2014.
Los avances en los sensores, la informática y el software están cambiando los diseños y los usos de los robots industriales (ver Los robots más inteligentes que nos acompañarán en 2018). Gracias a estos logros, cada vez se prueban y comercializan más modelos para labores de almacén, oficina, tienda y reparto.
En los últimos años ha aparecido una generación de robots de fabricación capaces de trabajar junto a las personas, pero solo porque no son lo suficientemente potentes como para causar daños. Pero esto limita su capacidad de levantar peso y de trabajar con precisión en grandes distancias.
Pero los recientes avances del aprendizaje automático están aumentando las capacidades de los robots. Muchos investigadores están trabajando en nuevos procesos de aprendizaje basados en la práctica y la experimentación, para agarrar objetos incómodos y desconocidos (ver Esto es lo que hace el robot [casi] tan hábil como un humano). Y aunque el enfoque de Veo no se basa en aprendizaje automático, su tecnología podría combinarse con otros avances para lograr que los robots sean más inteligentes y más adaptables.
El profesor de la Escuela de Negocios de Harvard (EE. UU.) Willy Shih, que estudia tecnología de fabricación, recientemente acordó unirse a la junta directiva de Veo. Cree que el potencial de la compañía es demasiado bueno como para dejarlo pasar. "Es un ejemplo estupendo de cómo se puede aplicar una abundante potencia informática de bajo coste para lograr que las máquinas sean mucho más útiles", concluye.