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Tecnología y Sociedad

Dentro de la fábrica que más ciencia usa para crear champús para el pelo

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La empresa de cuidado capilar Living Proof cuenta con biotecnólogos, químicos, ingenieros y tecnologías propias de la industria farmacéutica para crear productos para el pelo con una verdadera I+D

  • por Elizabeth Woyke | traducido por Teresa Woods
  • 04 Noviembre, 2016


Crédito: Josh Matthews.

¿Cuánta ciencia contienen nuestros productos para el pelo? Algunas empresas de belleza, especialmente las pequeñas, simplemente compran fórmulas hechas por productores contratados, añaden un ingrediente y una fragancia y comercializan su producto.

Living Proof ha adoptado un enfoque más científico. Aunque esta compañía de tratamientos capilares de Cambridge (EEUU) sólo tiene alrededor de 60 empleados, crea todos sus productos internamente y muchos se basan en materiales cuya propiedad y pantente intelectual pertenece a sus laboratorios. El vicepresidente de desarrollo de producto de Living Proof, Ron McLaughlin, explica: "En lugar de intentar mejorar una fórmula prefabricada, pensamos en el resultado final que queremos ofrecer al consumidor y realizamos una ingeniería inversa de una fórmula que consiga esos beneficios". 

La empresa fue fundada en 2005 por dos profesores de biomedicina del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, EEUU), entre otros, para emplear la ciencia para abordar retos comunes de la belleza. Hoy, Living Proof vende 42  productos entre champús, suavizantes, cremas y aerosoles para el pelo y tratamientos especiales en 32 países. Aunque protege la confidencialidad de sus procesos, recientemente permitió que MIT Technology Review visitara sus laboratorios para descubrir cómo inventa nuevas tecnologías y crea sus productos.

Foto: Los científicos del laboratorio de descubrimiento de Living Proof emplean largos mechones de pelo para evaluar materias primas y comparar su rendimiento al de marcas rivales. Crédito: Josh Matthews.

Identificar necesidades no satisfechas

Living Proof suele lanzar un producto nuevo cada tres meses. Los científicos y comerciales de la empresa sacan sus ideas de numerosas fuentes, como ferias comerciales, estilistas y comentarios de los consumidores. Una vez que se aprueba un concepto de producto, Living Proof normalmente lo desarrolla y lo lanza en un plazo de 14 meses.

Tecnología propia

La mayoría de los productos de Living Proof incorporan una de las tres moléculas propiedad de la empresa: OFPMA, PBAE y ETAS. Las siglas OFPMA provienen del metacrilato de octafluoropentil, un material que la empresa ha denominado como su "molécula de pelo sano" porque ayuda a reducir la energía superficial del pelo y lo protege de la humedad y la fricción, lo que reduce el encrespamiento y la grasa capilar. Las siglas PBAE se refieren a poli-beta-amino ester, un polímero que Living Proof llama su "molécula voluminizadora" porque deposita microscópicos "puntitos" sobre las hebras capilares que hacen que el pelo tenga un aspecto y un tacto más grueso. Las ETAS, unas "moléculas voluminizadoras y texturizantes", son aeroesferas expandibles y texturizadas (diminutas esferas llenas de aire que rocían el pelo para generar volumen y textura). Living Proof tiene patentes para OFPMA y PBAE y ha solicitado un patente para ETAS. 

Foto: El laboratorio de desarrollo de productos de Living Proof contiene docenas de materiales que sus químicos emplean para formular productos nuevos.Crédito: Josh Matthews.

El laboratorio de los hallazgos

Living Proof concibe la mayoría de sus ingredientes en un "laboratorio de hallazgos" donde realiza investigaciones básicas. A la empresa le gusta adoptar moléculas que nunca se han usado antes en productos de belleza. Por ejemplo, la tecnología  de PBAE fue inventada en el laboratorio del profesor del MIT y cofundador de la empresa Robert Langer y se usaba para transferir ADN a células huésped para terapias génicas. Después de que Living Proof descubriera cómo aplicar la tecnología en el pelo, decidió obtener una licencia para la composición química del MIT y emplearla para generar un polímero de producto de peinado con el mismo nombre.

Para impulsar la innovación, Living Proof contrata a científicos que han trabajado en diversos campos fuera de la industria de la belleza, como las investigaciones sobre el cáncer y el campo farmacéutico. Cuenta con químicos analíticos, biólogos, ingenieros biólogos, ingenieros químicos, farmacéuticos y científicos de polímeros. La empresa también se reúne regularmente con Langer y el otro cofundador del MIT, Daniel Anderson, para compartir datos y mapear su estrategia.

Foto: Un bodegón con la mayoría de los ingredientes empleados por el producto Perfect Hair Day Dry Shampoo (champú seco día de pelo perfecto) de Living Proof, lanzado en 2015. Crédito: Josh Matthews.

Foto: Una estilista de Living Proof aplica el champú seco a una modelo en la peluquería de pruebas de la empresa. Crédito: Josh Matthews.

Inventar recetas

Mientras los científicos de laboratorio de Living Proof buscan tecnologías novedosas, los químicos de la empresa emplean materiales existentes para desarrollar productos nuevos. Las fórmulas, cuyo desarrollo generalmente lleva entre dos y cuatro meses, son una mezcla de moléculas propias e ingredientes listos para usar, incluidos surfactantes para hacer champús y emulsionantes para hacer cremas.

Por ejemplo, el champú seco de Living Proof contiene cuatro polvos que absorben el aceite y el sudor, dos polvos que impiden que la fórmula se asiente en el fondo del bote del producto, tres tipos de fragrancia, una sustancia química que neutraliza los olores, alcohol para mantener el producto en forma líquida y OFPMA. La mayoría son productos muy comunes, pero incorporar OFPMA hace que el producto sea único porque permite que los polvos se caigan del pelo tras la aplicación en lugar de quedarse adherido al pelo, lo que elimina la grasa y el sudor sin agua.

Foto: Dentro del laboratorio analítico de Living Proof, donde la empresa realiza pruebas de control de calidad. Crédito: Josh Matthews.

La peluquería de pruebas

Aunque los químicos de Living Proof testan sus fórmulas dentro del laboratorio, la empresa las prueba en personas de carne y hueso en cuanto las considera seguras. Estos experimentos pueden realizarse en las oficinas de la empresa, en peluquerías colaboradoras o en las casas de consumidores. La sede central de Living Proof incluye una pequeña peluquería de pruebas donde dos estilistas prueban los futuros productos en personas escogidas de una base de datos de 3.000 voluntarios. La empresa calcula que entre 40 y 50 personas participan en estos ensayos cada semana. Los científicos de Living Proof estudian los resultados de las pruebas con una escala de clasificación y consideran los comentarios de los consumidores y estilistas cuando finalizan sus fórmulas.

Estabilidad y análisis de calidad 

Cuando Living Proof formula un producto nuevo, lo somete a tres meses de pruebas de estabilidad durante los cuales la mezcla se congela, descongela y calienta a una temperatura de 45 °C para asegurarse de que pueda soportar temperaturas extremas. Living Proof también rastrea la calidad del producto durante la fabricación, de la que se encargan otras empresas. Aunque estos contratistas emplean sus propios probadores, Living Proof requiere que envíen muestras de las primeras y últimas secciones de cada remesa de producto. (Las remesas suelen ser de entre 4.000 kilos y 6.000 kilos, el equivalente a 50.000 botes de champú).

Foto: Living Proof emplea un rotador para invertir muestras de producto, extraer los materiales activos y verificar que sus dosis sean correctas. Crédito: Josh Matthews.

Las muestras de fabricación llegan hasta el laboratorio analítico de Living Proof, donde los científicos examinan el peso, la pureza y la estabilidad molecular de los componentes individuales para asegurarse de que la remesa haya sido mezclada correctamente. Estas evaluaciones pueden detectar errores, como demasiado aire en la fórmula, un nivel incorrecto de ingredientes activos o contaminación procedente de una remesa anterior. Si el error es pequeño, la remesa puede ser corregida; si no, la remesa se descarta.

Foto: Living Proof emplea este espectrofotómetro, que contiene un divisor de haces de infrarrojos, para analizar rápidamente las muestras. Crédito: Josh Matthews.

Living Proof realiza estas pruebas con técnicas e instrumentos comunes para el desarrollo de fármacos, como sistemas de cromatografía líquida de alto rendimiento y espectrofotómetros de infrarrojos. El científico que dirige el laboratorio analítico de Living Proof antes era un químico de procesos de la farmacéutica Merck.

Pruebas de ensayo

Foto: Living Proof sacó estas imágenes fluorescentes para demostrar cómo su champú seco absorbe y elimina el sebo del pelo sucio. Crédito: Josh Matthews.

Todas las empresas de cuidado personal realizan investigaciones de mercado, desarrollan nuevos materiales y participan en el control de calidad hasta cierto punto. Pero Living Proof se distingue por sus avanzadas biotecnología y ciencia de materiales. Puesto que estas labores de I+D no son visibles ni fácilmente comprensibles para los consumidores, la empresa diseña "pruebas de ensayo" para demostrar las características de sus productos. Estas pruebas podrían emplear un microscopio fluorescente para mostrar el sebo sobre las hebras capilares o un microscopio eléctrico de barrido para visualizar los daños superficiales del pelo. Living Proof coloca estas imágenes en carteles para tiendas y en su página web para ilustrar cómo funcionan sus productos. 

Tecnología y Sociedad

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