Amazon Prime, que ofrece entregas en el día, excluye del reparto a muchos barrios de minorías étnicas, y lo mismo pasó con Google Fiber. Un ejemplo más de la desigualdad digital
Amazon ha ofrecido su subscripción Amazon Prime, que ofrece el envío gratuito de muchos artículos, como una forma de igualdad digital, dado que todos los clientes pagan la misma cuota anual de 99 dólares (unos 88 euros). Pero con las mejoras introducidas al servicio de envío en día, está emergiendo una clara disparidad. Un análisis de Bloomberg revela que en muchas importantes ciudades estadounidenses, los abonados a Prime que residen en barrios principalmente pobres y afroamericanos no pueden conseguir el mismo trato del servicio en el día.
En ciudades que incluyen Atlanta, Chicago, Dallas y Washington D. C. (todas en EEUU), "los clientes negros tienen aproximadamente la mitad de probabilidades de vivir en barrios con acceso a las entregas en el día de Amazon que los clientes blancos", según concluye el análisis de Bloomberg. El barrio neoyorquino del Bronx, por ejemplo, no dispone de acceso al servicio. Y en Boston (EEUU), el barrio principalmente afroamericano de Roxbury es el único lugar de la zona metropolitana que no tiene acceso al servicio.
No es la primera vez que las empresas tecnológicas líderes son acusados de segregación al excluir a barrios pobres de sus servicios disponibles en otras zonas. Cuando Google empezó a ofrecer su servicio Google Fiber hace unos años se enfrentó a unas críticas parecidas.
Crédito: Kevork Djansezian (Getty Images).
Al desplegar el servicio de superalta velocidad sólo en barrios con una masa crítica de demanda de mercado (Google empleó el término entrañable de "fiberhoods", una mezcla de las palabras "fibra" y "barrio" en inglés), la empresa, en esencia, estaba excluyendo los barrios pobres, o así decía el argumento. Pero ahora Google Fiber también se sirve a población con pocos recursos. Poco después la empresa anunció planes para llevar acceso a internet de gran velocidad por fibra a varios proyectos de viviendas públicas.
Aun así, tales ejemplos podrían considerarse como síntomas de venta al por menor de una desigualdad tecnológica más amplia, por la que la gente con recursos está mejor posicionada para aprovechar los beneficios de las tecnologías digitales mientras que los que carecen de este acceso se rezagan cada vez más.
Amazon, por su parte, ha respondido al informe de Bloomberg. Afirma que cuando un código postal de una ciudad es excluido suele deberse a que la zona dispone de demasiados pocos abonados Prime para justificar el envío de las furgonetas. Según la compañía, si más vecinos se abonan, el servicio se ampliará.
Puede ser que resulte más costoso realizar entregas en esas zonas. Pero perder dinero en sus servicios nunca antes ha frenado a Amazon.
(Para saber más: The U.S. Government’s Internet Lifeline for the Poor Isn’t Much of One)