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Tecnología y Sociedad

Business Report: Las fábricas pequeñas examinan al robot Baxter con cautela

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Rethink Robotics ha inventado un robot humanoide que cuesta 22.000 dólares y compite con los trabajadores menos especializados.

  • por Antonio Regalado | traducido por Lía Moya (Opinno)
  • 18 Enero, 2013

Chris Budnick es el director de Vanguard Plastics, una pequeña planta de moldeado por inyección de plásticos en Southington, Connecticut (EE.UU.), que fabrica fijaciones, tapones y otras "cosas que no importan a nadie si no se rompen". En una pantalla de ordenador, colocada donde la pueden ver todos sus trabajadores, Budnick muestra lo que considera la estadística clave de la empresa: las ventas divididas por el número de horas trabajadas.

Budnick, un fan de los Yankees que jamás se pierde un partido en la radio, lo denomina la "media de bateo" de su empresa. Los salarios son su segundo mayor gasto (después de la materia prima) y las ventas han bajado. Aún así, la cifra está en 206,8 dólares (unos 105 euros), algo más que la media del año anterior, que se quedó en 201 dólares. Para que Vanguard siga en el negocio, según Budnick, la cifra tiene que subir un 1 por ciento o más cada año. Y solo hay una forma de lograrlo: producir más trabajando menos.

Por eso Budnick está estudiando la posibilidad de añadir un nuevo miembro a su equipo: un robot llamado Baxter. Baxter ha sido creado por Rodney Brooks, el experto en inteligencia australiano que dejó el Instituto Tecnológico de Massachusetts (EE.UU.) para construir un robot humanoide que cuesta 22.000 dólares (unos 16.500 euros) y es fácilmente programable para llevar a cabo tareas sencillas que nunca habían sido automatizadas (ver "Este robot podría transformar los procesos de fabricación")

La empresa de Brook, Rethink Robotics, afirma que su robot dará pie a un "renacimiento" de la fabricación en Estados Unidos al ayudar a las pequeñas empresas a competir contra la mano de obra barata del extranjero. Y Baxter lo logrará acelerando la tendencia a conseguir una mayor eficiencia en la fabricación. Esta tendencia ha eliminado más puestos de trabajo en Estados Unidos que la competencia de la mano de obra extranjera. De los aproximadamente 5,8 millones de puestos de fabricación que se han perdido en Estados Unidos entre 2000 y 2010 según el Instituto Global McKinsey, dos tercios se han perdido debido a una mayor productividad y solo el 20 por ciento se han trasladado a lugares como China, México o Tailandia.

En las instalaciones de Budnick es fácil ver lo eficiente que es todo ya. Aunque es una empresa pequeña, con unos ingresos de 6 millones de dólares anuales (unos 4,5 millones de euros), Vanguard opera con prensas automatizadas de vanguardia, que cuestan unos 150.000 dólares cada una (unos 112.000 euros), que extruden bolas de plástico para darles forma a mil atmósferas de presión. Unos robots hechos a medida -que se mueven por raíles en el aire- bajan para extraer las partes terminadas y las colocan en una cinta transportadora. Las prensas trabajan sin descanso de lunes a sábado por la tarde. Los domingos se descansa.

Un trabajo rutinario que aún se hace a mano en Vanguard es el empaquetado de las partes. De las prensas salen pequeños vasos de plástico con la superficie rugosa que Vanguard vende por 2 centavos (unos 1,5 céntimos de euro) a una empresa médica para envasar medicinas líquidas. Un trabajador de una agencia de trabajo temporal que gana 9 dólares (unos 7 euros) la hora, apila los vasos y después cubre los montones con una bolsa de plástico.

Este es el trabajo que Baxter intentará hacer cuando Rethink les entregue una versión modificada del robot, que llegará a Vanguard este invierno para hacer pruebas de campo. Budnick afirma que si Baxter le permite eliminar la necesidad de contratar un trabajador temporal -recuperando así la inversión en un solo año- comprará el robot de Rethink.

"Será una prueba muy importante para ellos", afirma Budnick, señalando al trabajador tatuado que apila los vasos. "Porque, si no pueden hacer eso, ¿qué pueden hacer?".

Rethink, que presentó a Baxter en septiembre pasado y recibió una amplia cobertura por parte de los medios, aún no ha vendido ningún robot. Pero ha recibido solicitudes de numerosos fabricantes, incluyendo cervecerías artesanales que quieren ver si el robot es capaz de meter botellas en cajas. "La mayoría de la gente está tratándolo como una categoría completamente diferente [de robot] que se usa en pequeñas cantidades", afirma Mitch Rosenberg, vicepresidente de marketing en Rethink, que ha recaudado más de 62 millones de dólares (unos 47 millones de euros) de distintos inversores.

El objetivo último es que robots como Baxter se hagan cargo de tareas más complejas, como ensamblar piezas de aparatos electrónicos en una cadena de montaje. "Un par de pasos más de la Ley de Moore y tendremos métodos automatizados que trabajarán más barato que la mano de obra china", predijo Andrew McAfee, investigador del Instituto Tecnológico de Massachusetts, en una conferencia celebrada en Tucson, Arizona, (EE.UU.), donde se habló de Baxter.

Rethink presume de que su robot está construido con un 75 por ciento de componentes estadounidenses y se fabrica en Massachusetts. Esta reafirmación patriótica se hace a propósito, pues su mercado objetivo son personas como Budnick, que tiene 48 años, entrena a equipos infantiles de béisbol, fue teniente en el Ejército, se ha resistido a proposiciones para trasladar su fábrica a México y se niega a comprar moldes para las máquinas que provengan de China porque "no son libres, no pueden votar".

Pero Budnick no comprará Baxter por patriotismo. Cuando los ejecutivos de Rethink llevaron el robot a Vanguard por primera vez para hacer una demostración a principios de 2012, a él y a su padre les pareció que Baxter parecía relativamente endeble comparado con sus prensas austriacas importadas, algunas de las cuales llevan 100.000 horas funcionando.

"Llegaron y dijeron: Sr. B, ¿qué le parece? Y mi padre dijo: Bueno tendréis que mejorarlo un 100 por cien", explica Budnick. "Y todos los ingenieros se quedaron con la boca abierta".

Baxter viene equipado con dos brazos, un sistema de visión y sónar de 360º (que usa para detectar si hay personas cerca), pero para el trabajo de apilar vasos también necesitará un sistema de agarre diseñado específicamente para la tarea que Rethink está desarrollando ahora. Rethink también está desarrollando software para que el robot se pueda comunicar con otras máquinas, por ejemplo, con una cinta transportadora a la que podría decirle que siguiese adelante o se parase.

¿Qué importancia tendrá Baxter para Vanguard en realidad? Budnick adereza su respuesta con metáforas beisbolísiticas. "Potencialmente, Baxter es un doble", afirma. "Quizá un home run si es capaz de usar ambos brazos".

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