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Tecnología y Sociedad

Business Report: Debéis fabricar las nuevas máquinas

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El economista Ricardo Hausmann afirma que Estados Unidos tiene la oportunidad de inventar la tecnología de fabricación del futuro.

  • por Antonio Regalado | traducido por Lía Moya (Opinno)
  • 09 Enero, 2013

Estados Unidos ha perdido millones de puestos de trabajo en la industria manufacturera desde el año 2000. Las empresas han trasladado su fabricación al extranjero. El déficit comercial estadounidense respecto a los bienes físicos es de 738.000 dólares anuales (unos 560.000 euros).

¿Cuál es el camino a seguir?

Los países que intentan comprender qué sucederá con sus exportaciones suelen llamar a Ricardo Hausmann. El economista de Harvard y antiguo ministro de planificación de Venezuela ha desarrollado una especie de test de aptitud económica para los países. Usando la teoría de la complejidad y datos del comercio, Hausmann estudia qué se le da bien producir a un país y predice qué clase de artículos serán los más valiosos que se podrán producir en el futuro.

Suena sencillo, pero los resultados de los análisis llevados a cabo por Hausmann suelen ser sorprendentes. Un país con una industria textil competitiva quizá quiera pasarse al ensamblaje de electrónica, ya que ambos sectores necesitan zonas industriales con un suministro eléctrico de calidad y buena logística. Un país exportador de flores puede descubrir que tiene los conocimientos de logística de almacenado en frío suficientes para arrancar un boom de exportaciones de productos frescos.

Hausmann, que es el director del Centro para el Desarrollo Internacional de la Universidad de Harvard (EE.UU.), pasa gran parte de su tiempo ayudando a países que empiezan a modernizar sus industrias, como Angola y Nigeria. MIT Technology Review le ha preguntado qué predicen sus métodos de investigación sobre las oportunidades para la fabricación en Estados Unidos.

¿Por qué ha caído tan rápidamente el número de puestos de trabajo en fabricación en Estados Unidos?

La razón principal es que la productividad en la fabricación ha aumentado muy rápidamente y la demanda de productos manufacturados ha aumentado más lentamente. Para proveer a la gente con las cosas que quiere hacen falta menos empleos.

Y además ahora se puede fabricar en más lugares del mundo. Hay más competencia, por ejemplo, la de países con una mano de obra mucho más barata. Según van imitando la producción estadounidense se van quedando con una mayor cuota del mercado.

Dada esta situación, ¿cuál sería la mejor estrategia de fabricación para Estados Unidos?

Desde luego no es jugar a la defensiva e intentar salvar puestos de trabajo. En Estados Unidos la mano de obra es mucho más cara en comparación con otros países, pero tiene otras ventajas competitivas: grandes conocimientos, una intensidad de I+D muy alta y la mejor base de ciencia y tecnología del mundo.

El paso que tiene más sentido para Estados Unidos es convertirse en el productor de la maquinaria que alimentará la próxima revolución fabril global. Ahí es donde se encuentran los productos más complejos y sofisticados y es el trabajo que puede pagar salarios más elevados.

¿A qué clase de revolución se refiere?

Yo diría que los desarrollos en torno a la tecnología de la información, la impresión en 3D y las redes permitirán rediseñar la fabricación. El mundo invertirá masivamente en ello. Estados Unidos está bien colocado para ser la fuente de esa maquinaria. Sus únicos rivales son Alemania y Japón.

Define a las economías como “espacio de producto”. ¿A qué se refiere con eso?

El espacio de producto es el espacio de todos los productos posibles. La metáfora es un bosque. Cada producto es un árbol y las empresas son monos que organizan y toman el bosque. Hemos demostrado empíricamente que los monos no vuelan. Se pasan a los árboles más cercanos o a industrias para las que ya cuentan con muchas de las capacidades productivas necesarias. Así que si tienes las capacidades para fabricar un jet regional, quizá puedas hacer un avión para vuelos intercontinentales. Pero si solo fabricas prendas de vestir, pensar en cómo hacer cualquier tipo de avión será muy difícil. Los países que crecen encuentran una “escalera hacia el cielo”: una secuencia de pequeños saltos que los llevan muy lejos.

¿Cómo ayuda este tipo de análisis a un país a la hora de saber qué tiene que hacer a continuación?

Imagina un país en vías de desarrollo que exporta materias primas. La forma tradicional de pensar es añadir valor: si tienes árboles, intenta exportar papel o muebles en vez de madera. Pero el espacio de producto puede argumentar en contra de la idea de que los países añadan valor a sus materias primas. Finlandia se transformó pasando de cortar madera a fabricar máquinas que cortan madera, a fabricar máquinas que cortan otras cosas, a otro tipo de máquinas y, con el tiempo, a Nokia.

¿Qué oportunidades existen en el espacio de producto de Estados Unidos?

Estados Unidos tiene el problema de que compite con países con una mano de obra mucho más barata. Los monos estadounidenses sufren presión por parte de los monos de otros países en cuanto a los productos menos complejos y más fáciles de fabricar. Así que Estados Unidos debería centrar su atención en los árboles más altos, y estos -en el espacio de producto- son las industrias farmacéuticas, químicas y de maquinaria. Es muy difícil entrar en esas industrias. Muy pocos países están en esa liga. Por eso digo que la jugada a largo plazo para Estados Unidos es ser la fuente de la maquinaria que moverá la próxima revolución fabril global. Estados Unidos puede crecer usando capacidades que muy pocos poseen.

¿Hay alguna tecnología de fabricación que le parezca que vaya a cambiar las reglas del juego?

Creo que la impresión en 3D podría cambiar la dinámica. Y por impresión en 3D me refiero a tiradas más pequeñas, con más diseño y mucho más cerca del mercado. Es un cambio de paradigma en el aspecto que va a tener la fabricación.

Históricamente, la imagen que viene a la mente al hablar de la fabricación es una cadena de montaje con miles de trabajadores, grandes sindicatos y beneficios. Pero aquí estamos hablando de pequeñísimas tiradas, producidas cerca de los consumidores y personalizadas. Seguirá siendo fabricación, pero será un trabajo distinto en una empresa distinta cuya organización aún desconocemos.

¿Creará Estados Unidos puestos de trabajo de esta forma?

Si acaso, una revolución fabril acelerará una tendencia que hay hacia una mayor eficiencia. Desde ese punto de vista, que Estados Unidos base su estrategia de creación de empleo en la fabricación suena poco realista. La fabricación será poco intensiva en puestos de trabajo.

¿Qué más se le da bien fabricar  a Estados Unidos?

Si echamos un vistazo general al espacio de producto de Estados Unidos, el país es muy competitivo en el campo de la agricultura y las empresas que la rodean, como la maquinaria de granja, la agroquímica y las simientes transgénicas. Es fuerte en la industria aeroespacial con empresas como Boeing, GE, Northrop Grumman y Pratt & Whitney. Es un líder en farmacéuticas y equipos médicos y es el claro líder en el campo de la tecnología de la información e Internet. Las nuevas industrias suelen surgir de la combinación de capacidades, como la biotecnología, que puede pasar de la medicina al desarrollo de semillas y el control de plagas.

¿Qué tal se le está dando a Estados Unidos la competitividad?

Desde hace algún tiempo Estados Unidos está menos centrado en ser competitivo que muchos otros lugares. Los estadounidenses tienen la sensación de que han nacido para ganar y, si no ganan, es que hay alguien haciendo trampas. Estados Unidos tiene muchas heridas autoinfligidas. Tiene unas infraestructuras cada vez peores y unos impuestos sobre las empresas superiores a los de muchos países. Pero el problema más importante es la política de inmigración. Ha sido un desastre al impedir la atracción y retención de la gente con importantes capacidades que viene aquí a estudiar y después no se queda.

Tecnología y Sociedad

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