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Tecnología y Sociedad

“Los límites de nuestras formas de organización social son tecnológicos, no culturales”

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Evan Henshaw-Plath, director de tecnología de Neo, nos habla sobre la metodología ‘lean start-up’ y la capacidad de transformación social de la tecnología.

  • por Elena Zafra | traducido por
  • 29 Noviembre, 2012

A Evan Henshaw-Plath siempre le preguntan por Twitter. Pero, ¿qué puede saber de la popular red social este geek barbudo de aire despistado que se expresa en un impetuoso espanglish con acento uruguayo? En realidad, mucho. El embrión de lo que hoy es una plataforma de microblogging con más de 200 millones de usuarios se llamó en sus orígenes Odeo y Henshaw-Plath fue uno de sus creadores. En aquel momento su objetivo no era diseñar un instrumento de comunicación de masas, sino un sistema de podcasts. “Muchos creíamos que era demasiado complicado para el público mayoritario”, reconoce Henshaw-Plath.

Este especialista en desarrollo web y lenguaje de programación de código abierto Ruby on Rails se define a sí mismo como un hacker. “Me encanta investigar y entender cómo funcionan los sistemas”, asegura. Como tal, le preocupa ver a Twitter inmersa en una “pelea” en la que están enfrentados los intereses de la comunidad de desarrolladores -que la hacen crecer a través del diseño aplicaciones innovadoras- y los del usuario genérico, que la usa para “chismorrear”.

Henshaw-Plath trabajó como director de tecnología en New Context, una empresa de software que ahora se llama Neo y que se ha propuesto erigirse en ejemplo de la aplicación del concepto ‘lean start-up’. Su objetivo es allanar el camino a nuevas empresas en formación, ayudándolas mediante una serie de experimentos de análisis de la realidad -que sirven para verificar las condiciones del contexto donde éstas operan-, y del desarrollo de productos tecnológicos específicos que puedan necesitar. No es casualidad, por tanto, que en Neo Henshaw-Plath comparta trinchera con Eric Ries, principal promotor de la idea de ‘lean start-up’, y con Joichi Ito, director del Laboratorio de Medios del MIT y de la compañía Digital Garage, de la que New Context era filial.

Durante la conferencia EmTech Spain, MIT Technology Review en español ha hablado con Henshaw-Plath sobre cómo pueden las tecnologías de la comunicación revolucionar las empresas y otras estructuras sociales.

TR.es: ¿Qué opina de la evolución de Twitter desde sus comienzos?

Evan Henshaw-Plath: Lo más interesante del uso que hace la gente de Twitter es que ha remplazado al lector de RSS, algo muy sorprendente, porque éste era popular entre los frikis informáticos y periodistas pero no había llegado a ser algo masivo. Ahora puedes seguir a personas y organizaciones y recibir enlaces en tiempo real. Es una forma de consumir información muy simple y esto ha sido muy importante.

El otro factor tecnológico clave para el negocio fue la integración con otros sistemas y el lanzamiento de la API (interfaz de programación de aplicaciones) para que muchos proveedores crearan aplicaciones de Twitter. Esto no existía en su primer año y fue un aspecto crítico. Una vez desarrolladas normas de comunicación -la arroba, los nombres, los hashtag y retuits- fue muy importante tener una plataforma desde la que poder acceder al mundo. La mayoría de los usuarios no envían tuits, solo consumen información. La idea original era que Twitter fuera una plataforma de conversación, pero después llega el momento de ver cómo puede ser una plataforma de escucha de otros.

¿Este proceso es extrapolable a otros casos que pudieran convertirse en éxitos globales?

Necesitas ser muy simple, estar enfocado en algo y resolver un problema de verdad. Twitter soluciona el problema de saber qué está pasando en la vida de otras personas. El chismorreo es uno de los modelos de comunicación más viejos del mundo y algo muy humano. Tiene sentido aplicar la plataforma del chismorreo a la comunicación del siglo XXI.

Ahora que ya tiene un número de usuarios considerable, ¿seguirá evolucionando?

Ahora Twitter tiene un problema en cómo mantener a los informáticos participativos y a los usuarios pioneros al tiempo que pasa a ser para un público mayoritario. Este conflicto tiene que ver con el debate de cómo de abierto va a ser Twitter en el futuro y cómo va a funcionar la plataforma. No sabemos exactamente cómo se solucionará esta pelea entre los programadores y geeks de la plataforma inicial, y la plataforma masiva que está usando Twitter para saber qué ha dicho Lady Gaga.

¿Esto podría matar la innovación?

Si Twitter muere, aparecerá otro. Antes de Facebook, Myspace y Twitter teníamos Friendster, Six Apart y muchas otras, y llegará el momento de nuevas empresas y nuevas formas de comunicación que matarán Tumblr y Twitter. Es un proceso de innovación destructiva. No tengo miedo de Internet ni de la comunicación. Tengo miedo de ver si Twitter podrá manejar su necesidad de ser masiva, ganar dinero y aportar una plataforma abierta. Es muy difícil mantenerlo todo.

La empresa en la que trabaja, Neo, se centra en aplicar el concepto de ‘lean start-up’. ¿En qué consiste esto?

Puedes analizar un problema de una empresa durante mucho tiempo o hacer un ‘producto mínimo viable’ (MVP, por sus siglas en inglés) para descubrir si existe una solución durante el proceso de aprendizaje. La idea de 'lean start-up' es que no sabes nada y necesitas hacer muchas hipótesis y experimentos y verificar la realidad. Nosotros, como empresa, ayudamos a otros que quieren pasar por el proceso de formación de nuevas empresas ‘lean’.

¿Qué necesidades tienen normalmente?

Por ejemplo, estamos trabajando con American Express en su Laboratorio de Innovación Abierta. Uno de sus clientes son los pequeños comerciantes que usan American Express para pasar pagos. Lanzamos diez posibles ideas de producto que podía desarrollar American Express en esta línea. Un modelo de consultoría normal diría: “Vamos a votar cuál es mejor, elegimos una y desarrollamos ese producto”. Nuestra forma de trabajo es mirar todas las ideas, definir las hipótesis de por qué son o no buenas, luego ir a hablar con el potencial cliente, y ver si existe un problema de verdad o no. Una de las ideas de American Express era que los pequeños comerciantes tenían problemas con los inventarios. Cuando fuimos a hablar con ellos dijeron que no tenían ningún problema con eso, que usaban un archivo Excel para llevar el inventario y les funcionaba bien. En un día de conversaciones comprobamos que un producto que puede tardar tres meses en desarrollarse no tiene valor. Repetimos este proceso 15 o 20 veces hasta detectar problemas reales de la empresa, por ejemplo, que las pymes no tenían habilidades suficientes para hacer licitaciones, y desarrollamos un producto para ayudarlas a hacerlas. Este producto no es del negocio de American Express pero está solucionando un problema que le afecta.

¿Qué tipo de cambios puede traer a la sociedad la innovación tecnológica?

Puede traer bastante [cambio], pero lento. Mucha gente mira Internet y piensa que es un recurso superpoderoso que va a cambiarlo todo. Han cambiado cosas, el ejemplo es la Primavera Árabe, pero es algo lento porque todavía no hemos aprendido cómo es el nuevo medio y cómo es la nueva estructura social, cómo podemos organizar actividades gracias a las nuevas tecnologías. Tenemos elecciones cada dos, cuatro o cinco años porque no tenemos forma de votar cada minuto. Pero no porque tengamos la habilidad de tener voto instantáneo y juntar la opinión de la sociedad en cada momento eso significa que tenemos la organización, las estructuras y la forma de entender la implicación en directo. Es imposible pronosticar exactamente qué forma de sociedad surgirá con estas nuevas tecnologías. Necesitamos hacer mil inventos diferentes y comprobar que funcionan.

Si tuviéramos tecnología para votar a cada momento, ¿lo haríamos?

¿Por qué no? Todos los islandeses pueden participar y editar su Constitución a través de algo similar a una wiki. Tenemos cultura y valores pero nuestras estructuras de organización -la empresa, el Estado, la familia-, los límites y las reglas, son tecnológicos, no son culturales. La forma de organizar un gobierno está limitada por la tecnología [existente] en el momento que formas un nuevo sistema de gobierno. Estamos empezando. No hay 7.000 millones de personas en línea, hay 1.000 millones. Cuando tengamos la mayoría o toda la población participando veremos un panorama muy diferente.

¿Cuánto falta para ver cambios profundos?

Faltan años, puede que siglos, para entender el resultado de estas nuevas tecnologías. Podemos ver ejemplos acá y allá, pero es un proceso muy largo. A veces el cambio en sí es rápido, pero se ha gestado con mucha anticipación. Nadie sabía en qué año iba a caer el Muro de Berlín. Había mucha preparación, tecnologías, movimiento cultural y organización…pero el cambio fue un golpe. Y ahora vamos a ver lo mismo. Las personas más innovadoras están jugando con filtros de fotos para compartir con los amigos. Estamos trabajando en una profundidad muy pequeña y hay mucha sociedad para cambiar. No sabemos hacia dónde van las cosas.

Pero podemos imaginarnos a dónde queremos ir…

Es muy importante soñar e imaginar a dónde queremos ir, cómo hacer las cosas, armar prototipos y experimentos, porque la esperanza de cambio social, especialmente a través de la tecnología, está basada en ejemplos reales y creables. Necesitamos ejemplos como el de Islandia para copiar, hacer miles de pruebas y ver cuál es la mejor forma. Si hay algo que hemos aprendido del mundo de las start-ups es que no sabes nada; y cuando no sabes nada necesitas adentrarte con ‘cabeza de novato’, usar tu intuición, definir hipótesis y hacer pruebas… aplicar el proceso científico a la construcción de empresas. Y podemos aplicar esto también a la tecnología para la sociedad, aunque la parte de política y organización del Estado tardará mucho más tiempo en cambiar; es más fácil experimentar en una empresa.

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