Para alcanzar su objetivo de que el 80 por ciento de su electricidad provenga de energías renovables en 2050, Alemania subvenciona las redes eléctricas inteligentes.
Desde una pantalla de ordenador en un edificio de oficinas en Dortmund (Alemania), un operador que trabaja para la gigantesca eléctrica RWE AG coordina la producción de molinos de viento, paneles solares sobre los tejados y otros equipos de energías renovables repartidos por la región del Rin-Ruhr, una de las más pobladas de Alemania. Usando enlaces inalámbricos instalados en el equipo generador de electricidad y un sistema de gestión de la energía diseñado en colaboración con Siemens, el gigante alemán de la ingeniería, RWE ha encontrado una forma de entrelazar decenas de pequeñas fuentes de energía verde en un flujo continuo de electricidad y de subvenciones gubernamentales.
RWE empezó a operar con su primera “planta eléctrica virtual” en febrero de este año. El sistema permite a RWE hacer un seguimiento digital de las fuentes de energías renovables y empaquetarlas en un gran suministro de electricidad que puede vender en mercados informatizados. Ahora mismo, a plena capacidad, RWE afirma que su planta virtual genera unos 80 megavatios, que la empresa ofrece a los mejores postores en la Bolsa Europea de Energía con sede en Leipzig (Alemania), el mayor mercado para la compraventa de energía del continente.
Vender electricidad en la bolsa es algo frecuente para RWE, el segundo mayor generador de electricidad de Alemania. Pero para los dueños de las energías renovables es la primera vez y esto les permite competir en igualdad de oportunidades por contratos de suministro eléctrico con el gas natural, el carbón, y las plantas nucleares.
La capacidad de proporcionar energía proveniente de fuentes renovables a la escala de una planta eléctrica convencional también resultará crítica para los planes de energía limpia de Alemania, que son los más ambiciosos de cualquier país industrializado. Tras la decisión tomada el año pasado de dejar de usar energía nuclear, Alemania ahora planea obtener una tercera parte de suministro eléctrico de fuentes renovables para 2020 y se ha comprometido a que sea el 80 por ciento para 2050.
Para alcanzar esos objetivos, es muy probable que Alemania necesite algún tipo de tecnología para almacenar grandes cantidades de energía, ya que tanto las plantas solares como las eólicas no producen un flujo continuo de energía. Sin embargo, también se espera que mecanismos de mercado como las plantas eléctricas virtuales ayuden proporcionando información detallada sobre qué suministro eléctrico está disponible, prediciéndolo por adelantado, y ayudando a las compañías eléctricas a manejar la transmisión de electricidad a través de las líneas eléctricas.
RWE no es la única empresa que intenta desarrollar estos suministros de energía. En marzo, la compañía eléctrica berlinesa Vattenfall Europe anunció planes para lanzar sus propias plantas eléctricas virtuales y la tendencia va más allá de las eléctricas: la semana pasada la firma de telefonía Deutsche Telekom empezó a vender pequeños calentadores-generadores movidos por gas natural- a clientes domésticos. Están conectados a Internet vía ADSL o inalámbrica, lo que permite calentar hogares, pero también se pueden unir varios como una estación eléctrica virtual a la que pueden acudir las compañías eléctricas.
Las plantas eléctricas virtuales forman parte de la idea de “red eléctrica inteligente”. En ella todos los usuarios y generadores de electricidad deberían estar conectados por medio de redes de información. Muchos países, entre ellos Estados Unidos, Italia y el Reino Unido, han estado instalando contadores inteligentes domésticos, un paso que permitirían a los consumidores participar ya que recibirían descuentos a cambio de ahorrar energía. Por ejemplo apagando el aire acondicionado o la calefacción cuando la red eléctrica más lo necesite.
En Alemania el reto no solo es manejar la demanda. Las fuertes subvenciones del Gobierno para las energías renovables – unos 1.800 millones de dólares (unos 1.368 millones de euros)- han creado una urgencia por construir plantas solares y granjas eólicas. La explosión en la construcción de este tipo de fuentes de energía, que se encuentran dispersas y producen electricidad de forma intermitente, ha ido muy por delante de la capacidad de cualquiera para coordinarlas, provocando flujos eléctricos caprichosos en las redes alemanas y un extra de volatilidad en su mercado energético.
Alemania encabeza los esfuerzos por desarrollar controles más sofisticados. En 2007, la Universidad de Kassel, en este país, y varias compañías energéticas, entre ellas el fabricante de turbinas eólicas Enercon y el productor de placas fotovoltaicas SolarWorld, lanzaron una prueba piloto para ensayar el concepto de planta eléctrica virtual. En una de las mayores demostraciones de este tipo, Kassel enlazó 28 molinos de viento, sistemas solares, plantas generadoras de biogás y plantas hidráulicas en toda Alemania.
La prueba fue un éxito técnico y tuvo “tremendas implicaciones” para la política energética Alemana, según Peter Asmus, experto en energía distribuida de la empresa de análisis tecnológico Pike Research, el equipo de Kassel demostró que a pesar de que los molinos de viento y las placas solares produzcan energía de forma irregular, el suministro general se puede igualar incluyendo la producción energética de embalses o plantas de biogás que funcionan con residuos. El resultado, según Asmus, sugiere que “Alemania podría recibir toda su energía de una mezcla variada de fuentes de energías renovables complementarias”.
La creencia de que las renovables deben tener un papel más importante en la producción energética del país llevó a Alemania a tomar la decisión el año pasado de cerrar sus 17 reactores nucleares a lo largo de la próxima década. Aproximadamente un tercio de la electricidad alemana proviene de plantas nucleares; según los planes propuestos, las energías renovables la sustituirán por completo. “Queremos acabar con el uso de energía nuclear y llegar a la era de las energías renovables tan rápido como sea posible”, afirmó la canciller Angela Merkel al anunciar la nueva política en mayo del año pasado.
Para Siemens y RWE, el crecimiento ha sido rápido desde el lanzamiento de su planta eléctrica virtual en el parqué de Leipzig. Lo que empezó como una oferta de 20 megavatios hace dos meses, se ha cuadruplicado en tamaño según se han ido apuntando más clientes de RWE para vender la electricidad que generan en sus casas y negocios. El programa parece destinado a conseguir su objetivo de 200 megavatios de capacidad fácilmente, puede que incluso a finales de este año, con tres años de adelanto sobre el plazo previsto.
Esa escala pondría a la planta eléctrica virtual en condiciones de competir con algunas plantas de gas natural. Y el sistema podría crecer aún más. “Desde el punto de vista técnico, no existen límites”, afirma Martin Kramer, el gestor del proyecto de planta virtual en el departamento de desarrollo de tecnología de RWE.
Por ahora, el negocio para el suministro de energía virtual de RWE depende mucho de la generosidad del Gobierno. Una enmienda a la ley de energía renovable de Alemania, que entró en vigor este año, garantiza un pago extra para cualquier energía renovable que se venda a través de un mercado de energía. Los molinos de viento terrestres, por ejemplo, pueden obtener 12 euros extra por encima de la tasa dictada por el gobierno para la energía eólica, que es de 89 euros por megavatio hora. Kramer sostiene que este es el motivo por el que los productores se han apuntado rápidamente. “Consigues el valor de la energía y el extra del mercado”, afirma.
Alemania cree que un mercado eficaz en el que los pequeños productores pudieran pujar junto a las grandes plantas eléctricas animará a la distribución de las energías limpias. Las subvenciones podrían ser irrelevantes si los precios de la energía eléctrica suben, cosa que se espera que hagan. “La idea es cambiar de un sistema regulado a un sistema más o menos dirigido por el mercado”, afirma Kramer.
Las compañías eléctricas en Estados Unidos y Canadá están experimentando con plantas virtuales en proyectos de prueba de redes inteligentes. Pero la generación virtual de energía no se convertirá en una oportunidad atractiva sin no existen subvenciones como las alemanas, según Asmus. De los 1,5 gigavatios que Asmus espera que fluyan por las plantas eléctricas virtuales en 2017 –el triple que este año-, predice que el 75 por ciento se generará en Europa.