Las baterías de la compañia empezarán a incluirse en los paneles solares de Solar City dentro de entre cinco y diez años
Foto: Solar City ya ha instalado cientos de sistemas de baterías de respaldo en hogares, como el que se muestra aquí.
En un evento organizado en Nueva York (EEUU) la semana pasada por Solar City, el director general Lyndon Rive y el presidente Elon Musk anunciaron que dentro de cinco a diez años cada conjunto de paneles solares que Solar City instale incluirá un paquete de baterías para ayudar con la intermitencia de la energía solar, uno de los principales factores que limitan su uso. Musk señala que su compañía Tesla Motors suministrará algunas de esas baterías.
Solar City, uno de los mayores instaladores de paneles solares en Estados Unidos, anunció a principios de este año su intención de construir la mayor fábrica de paneles solares del país en Nueva York. En la actualidad la empresa instala y alquila paneles solares, y vende pequeños paquetes de baterías para almacenamiento de respaldo a algunos de sus clientes.
Rive y Musk, que son primos, también señalaron durante el evento que en la misma franja de tiempo la electricidad procedente de la energía solar se haría más barata en EEUU que la energía producida a partir del gas natural. Para cumplir con ese objetivo, los dos primos planean construir dos importantes centros de fabricación que trabajen mutuamente. Una de las otras empresas de Musk, Tesla Motors, anunció planes a principios de este mes para construir una enorme fábrica para la producción de baterías de ión-litio en Nevada (EEUU, ver "Pros y contras de la megafábrica de Tesla"). Esta fábrica suministrará baterías para los vehículos eléctricos, así como a Solar City. Aunque hoy día se fabrican en EEUU algunas baterías de ión-litio y células solares, la gran mayoría se producen en Asia.
Los planes de fabricación de ambas compañías son ambiciosos, pero también arriesgados si tenemos en cuenta la reciente trayectoria de las empresas de energía de EEUU, además del hecho de que los componentes producidos en las plantas se podrían quedar anticuados rápidamente si se producen avances tecnológicos inesperados. En el caso de los paneles solares, también existe la continua amenaza de la competencia altamente subsidiada procedente de China. Ambas empresas creen que la creciente demanda generará nuevas economías de escala con las que reducir el coste de fabricación de estos componentes, lo que a su vez reducirá el coste de la energía solar.
Aunque hasta el momento Solar City sólo cuenta con una pequeña fábrica, está negociando con el Estado de Nueva York y varios socios potenciales para financiar una del mismo tamaño que la más grande de Asia. El siguiente paso de Rive es crear fábricas 10 veces más grandes. A esa escala, asumiendo que la eficiencia de las células solares se pueda mejorar de manera constante, el coste de los sistemas de paneles solares instalados se reduciría en cerca de la mitad, de 2,3 dólares por vatio (1,79 euros) a 1,20 dólares (0,93 euros), señala Rive.
A plena capacidad, la fábrica de baterías que Tesla tiene prevista en Nevada eclipsaría toda la producción actual de baterías de ión-litio en el mundo. Musk cree que su fábrica ayudará a bajar el coste de las baterías a menos de 100 dólares (78 euros) por kilovatio-hora de almacenamiento, por debajo del precio actual que estiman los analistas, 300 dólares (233 euros).
Fue este año cuando Solar City decidió entrar en el negocio de la fabricación de paneles solares, en lugar de la instalación y mantenimiento de los mismos. En junio compró una start-up llamada Silevo que cuenta con tecnología para mejorar la eficiencia de los paneles solares de silicio sin complicar la fabricación (ver "La 'start-up' solar Silevo crece, incluso mientras otras cierran").
Durante los últimos años han fallado otros ambiciosos proyectos de energía solar y baterías. El gobierno de EEUU trató de fomentar una industria de baterías para automóviles, pero la demanda no llegó a materializarse y los proyectos se retrasaron o se abandonaron. También ayudó a financiar start-up de paneles solares, entre ellas el conocido fabricante de paneles solares Solyndra, cuyo fracaso costó al gobierno 535 millones de dólares (416 millones de euros). Del mismo modo, muchos capitalistas de riesgo han perdido cientos de millones de dólares en nuevas empresas solares que no han sido capaces de competir con los baratos paneles procedentes de Asia.
Para Solar City una diferencia importante reside en la tecnología que utiliza. Mientras que Solyndra y otras empresas intentaron comercializar nuevos materiales, Solar City está fabricando un nuevo tipo de célula solar de silicio. Esto debería facilitar las cosas puesto que las técnicas de fabricación de silicio ya están bien establecidas.