Un juez deshabilitó la popular 'app' después de que su mejorada encriptación enfadara a las fuerzas del orden. El caso es un ejemplo más de la batalla internacional contra la privacidad tecnológica
En febrero, Facebook anunció que su servicio de mensajería WhatsApp disponía de 1.000 millones de usuarios. El pasado lunes, de repente perdió 100 millones de ellos cuando un juez en Brasil deshabilitó el servicio durante 72 horas después de que el uso de la encriptación de la empresa enfadara a los investigadores de un caso de narcotráfico. WhatsApp ha reforzado intencionadamente su encriptación hasta tal punto que la propia empresa es incapaz de leer los mensajes de los usuarios.
Facebook está apelando la decisión, algo que ya logró con éxito en diciembre cuando otro caso provocó una prohibición de 48 horas. Pero incluso en caso de que la red social salga victoriosa, otras empresas tecnológicas probablemente se enfrentarán a una resistencia mayor frente a su uso de encriptación en Brasil y otros países.
Aunque Apple ha dicho que se resistió ante las exigencias del FBI de ayudarles a desbloquear un iPhone para evitar fijar un precedente con repercusiones internacionales, los gobiernos de todo el mundo parecen estar dispuestos a obligar a las empresas tecnológicas a debilitar o limitar su encriptación. A pesar de la dureza de la batalla que se libró en EEUU, otros países parecen incluso más reticentes a dar libertad a la encriptación.
Una propuesta de ley en Reino Unido incluye medidas que darían al Gobierno la capacidad de exigir que las empresas debiliten o quiebren su encriptación. China aprobó una ley antiterrorismo el año pasado que obliga a las empresas tecnológicas a proporcionar asistencia a los investigadores, incluido el descifrado. Y mientras que una propuesta de ley del Senado de Estados Unidos que limitaría la encriptación parece haber naufragado, podrían aparecer nuevas propuestas con propósitos similares.
Crédito: Christophe Simon (Getty Images).