El creador de Kinect de Microsoft proporciona a los ordenadores una nueva forma de visualizar el mundo
Mientras trabajaba para Microsoft Research poco después de terminar el doctorado en visión artificial en la Universidad de Cambridge (Reino Unido), Jamie Shotton desarrolló una manera para que los ordenadores puedan identificar distintos objetos dentro de un vídeo. Al dividir los píxeles en segmentos según su color, el software podía separar, por ejemplo, una oveja de un campo, o una estantería de un escritorio.
Este logro le dio a Shotton mucha visibilidad, y una noche recibió una llamada pidiéndole que se uniera a un equipo secreto que trabajaba en un sistema de control para videojuegos de Microsoft. El grupo esperaba conseguir que el sistema clasificara partes del cuerpo humano de un vídeo para luego permitir que los usuarios interactuaran con el juego sin más interfaces que sus propios cuerpos. Un día mientras se duchaba, Shotton se dio cuenta de que podrían segmentarse los objetos según su distancia de la cámara en vez de por colores.
Esto llevó a Kinect, un sensor de movimiento para la videoconsola Xbox 360 que representó un avance monumental dentro de la visión artificial y el aprendizaje de máquinas. No ha supuesto un cambio radical en las interacciones con ordenadores, no obstante, quizás porque requiere demasiado esfuerzo físico emplear el propio cuerpo de esta manera durante un tiempo prolongado.
Pero Shotton no se inmuta. Su último software debutará en HoloLens, el próximo dispositivo de realidad aumentada de Microsoft. Permite que hasta las cámaras web más básicas con detección de profundidad interpreten sutiles movimientos de las manos. El usuario puede hacer zum con un sencillo movimiento de juntar dos dedos en el aire a modo de pellizco, o introducir la contraseña mediante señales realizadas con las manos. "Existen maneras nuevas y mejores de interactuar con las máquinas en el futuro", afirma.
—Simon Parkin. Traducido por Teresa Woods
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