El teléfono modular de Google aún está en su fase inicial, pero tanto desarrolladores como aficionados ya piensan en cuáles podrían ser sus componentes
Foto: Este modelo de teléfono del Proyecto Ara, impreso en 3D y con módulos extraíbles, ha sido creado por Garrett Kinsman.
De lejos, el dispositivo que lleva Garrett Kinsman en la mano parecía un prototipo de teléfono inteligente modular del Proyecto Ara de Google: un bloque brillante compuesto por delgados cuadrados naranja extraíbles (cada uno representa una función diferente que el usuario puede cambiar fácilmente) flanqueado por las costillas marrón oro del esqueleto interno que contiene los cuadrados.
No era improbable, ya que Google acababa de mostrar un prototipo de teléfono real, aunque no funcional, en aquella mañana de mediados de abril en una conferencia de desarrolladores sobre los próximos teléfonos inteligentes, a la que Kinsman había acudido.
Sin embargo, en realidad era un modelo de plástico impreso en 3D, que Kinsman, un joven de 18 años de edad, estudiante de la universidad de Rochester, Nueva York (EEUU), había modelado utilizando las primeras imágenes de un prototipo del Proyecto Ara. Después, logró convencer al departamento de ingeniería de su centro para que lo imprimiera. Kinsman lo sostenía en la mano, deslizando los cuadros para ponerlos y sacarlos, mostrando lo fácil que era cambiarlos a su antojo.
"Quería jugar con él, tenerlo en la mano, ver las distintas opciones", afirma Kinsman, que trabaja con una compañía llamada OpenMod Wireless cuyo objetivo es ayudar a las empresas a construir módulos.
Kinsman es uno de muchos entusiastas del Proyecto Ara que están considerando crear módulos para el próximo teléfono inteligente, desarrollado por el grupo de Proyectos y Tecnología Avanzada de Google (ATAP, por sus siglas en inglés, y que es una unidad de Motorola que Google mantuvo cuando vendió recientemente la compañía al fabricante de ordenadores Lenovo) y varias otras compañías (ver "El smartphone modular de Google es la 'navaja suiza' del futuro").
El objetivo del Proyecto Ara es crear un smartphone de bajo coste que los usuarios puedan personalizar y actualizar de acuerdo a sus necesidades y presupuestos; podrías comprar una segunda batería para usarla cuando no tengas un cargador a mano, o tener varios módulos de cámara para tomar las mejores fotos durante un concierto. Los módulos se sujetarán por imanes electropermanentes y serán intercambiables sin tener que apagar el teléfono.
Google espera lanzar el primer dispositivo Ara a principios del próximo año. La campaña está dirigida a la mayor parte del planeta donde todavía no se usan smartphones de forma generalizada, y promociona el potencial de personalización para los usuarios expertos en tecnología. El director del Proyecto Ara, Paul Eremenko, asegura que el teléfono básico Ara, el llamado "teléfono gris", que incluye un endoesqueleto, pantalla, capacidades wifi, batería y procesador con Android, tendrá un coste de alrededor de 50 dólares (36 euros), aunque todavía no está claro cuál será el precio de venta.
Sin embargo, los desarrolladores aún no tienen a su disposición ningún prototipo Ara funcional con el que trabajar, sólo un kit para desarrolladores de módulos descargable que incluye diseños de referencia y especificaciones de hardware.
No obstante, ya han surgido varias ideas sobre cómo modificar el hardware básico de Ara con módulos tipo add-on, que van desde dispositivos médicos a módulos fabricados por el usuario a los que se les pueden asignar funciones.
El ingeniero de diseño sénior en la empresa de dispositivos de seguimiento por satélite Spot, Eric Blanchard, tiene en mente un módulo de comunicaciones por satélite que permitiría a los excursionistas en zonas remotas alertar a sus seres queridos sobre su ubicación. El módulo de Spot permitiría agregar la función a un teléfono existente en lugar de tener que comprar el dispositivo individual de la compañía para hacer lo mismo. También podría abrir la puerta a la utilización de la tecnología de la compañía como módem vía satélite para teléfonos inteligentes, asegura. Esto podría permitir a los usuarios de zonas con poca o ninguna cobertura de red inalámbrica acceder a internet.
También se está hablando sobre módulos de salud. El científico sénior en Caltech (EEUU), Derek Rinderknecht, que estudia métodos no invasivos para la predicción de la insuficiencia cardíaca, está interesado en la idea de un módulo que pudiera dar a los usuarios información en tiempo real sobre la salud del corazón. Cree que los módulos podrían ser especialmente útiles en países en desarrollo, donde los teléfonos inteligentes pueden llegar a ser más comunes que los instrumentos médicos.
"Podría haber un pueblo donde tuvieran varios módulos de atención sanitaria, y en lugar de que alguien tuviera que viajar cuatro o cinco días para llegar a ver a un médico, al menos podrían decidir si tienen o no que hacer el viaje", señala Rinderknecht.
Hay al menos un desarrollador interesado en crear módulos personalizables por hackers de hardware. El ingeniero jefe en SparkFun Electronics, Chris Taylor, que vende piezas de electrónica para hackers y aficionados, quiere construir un módulo en blanco, de código abierto, que contenga un microcontrolador Arduino. Esto podría facilitar que casi cualquier persona asignara la función que quisiera, y construir prototipos de forma rápida y barata, afirma.
¿Qué es lo que cree que van a construir?
"Abre el teléfono. Haz algo raro con él", señala. "Ese es obviamente el lado más lunático del asunto, pero la idea es darle a la gente ese tipo de poder".
El apoyo de Google a la electrónica intercambiable, más allá del enfoque en smartphones del Proyecto Ara, podría conducir a la creación de más dispositivos modulares. El ingeniero jefe de la oficina de desarrollo del fabricante de electrónica automotriz en Silicon Valley Alpine Electronics, Rocky Lin, está interesado en explorar, por ejemplo, cómo podría funcionar una consola modular en un coche donde los conductores pudieran fácilmente cambiar las piezas del equipo de música, el sistema de navegación y otras funciones.
Sin embargo, aún hay muchas cuestiones por resolver, como por ejemplo el grado de dificultad de construcción de los módulos y su coste de desarrollo, dos grandes preocupaciones para las pequeñas empresas y los desarrolladores individuales.
"Estoy muy entusiasmado con la idea, pero a día de hoy no sé si seré el primero en adquirir un producto Ara", concluye Rinderknecht.