Las urbes del futuro responderán a información del entorno y hablarán con nosotros.
Los retos y oportunidades que abre la integración de nuevas tecnologías en las ciudades del futuro empiezan a convertirse en un tema recurrente, a medida que comienzan a implementarse. Sobre las futuras urbes y sus componentes esenciales tiene mucho que decir Kent Larson, director del grupo Changing Places del laboratorio Media Lab del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT).
El experto, que participó en la conferencia EmTech México, organizada por MIT Technology Review los días 29 y 30 de mayo, es partidario de “usar la evidencia” para entender, por ejemplo, la complejidad de la movilidad urbana. “Podemos usar nuevas herramientas para conseguir gran cantidad de conocimiento”, afirmó durante su presentación.
Una de estas herramientas, que su grupo de investigación está utilizando, se basa en una serie de piezas de lego de varios colores que representan diferentes parámetros y que permiten contruir modelos de ciudades e ilustrar las relaciones que se generan en ellas y sus habitantes mediante prototipado rápido. Según Larson, las ciudades ideales deben estar compuestas por células urbanas compactas en las que las viviendas, lugares de trabajo, parques y otros servicios no estén “a más de 20 minutos andando entre sí”.
Una vez creados estos modelos de piezas de lego, es posible aplicar un escaneado y crear un modelo en 3D donde proyectar en tiempo real los movimientos de personas o vehículos y otra gran cantidad de datos para explorar en tiempo real las interacciones que tienen lugar en ella. De esta forma se pueden remplazar las clásicas maquetas por modelos dinámicos que servirían a ciudadanos y políticos a mejorar la toma de decisiones.
Transporte y vivienda bajo demanda
Larson mencionó otros elementos claves en el diseño de las ciudades del futuro, como la “movilidad bajo demanda”, que permitiría a los jóvenes que “ya no están interesados en un modelo que les obliga a ser propietarios de un coche o una hipoteca” librarse del coche privado utilizando vehículos compartidos que puedan tomar y dejar cuando los necesiten, un sistema “más conveniente, barato y agradable”.
Otro de los elementos que configurarán las futuras urbes son, según Larson, los espacios habitacionales bajo demanda, es decir, "microapartamentos hipereficientes más divertidos" formados por espacios y elementos transformables para diferentes usos: trabajo, vivienda, ocio, etc. Según Larson, en estos apartamentos “mover muros es tan sencillo como abrir una puerta y la tecnología está haciéndose tan asequible como para no ser una propuesta extravagante”.
Por último, el experto mencionó otros dos factores determinantes para las nuevas ciudades inteligentes: las tecnologías “responsivas”, que se adaptan en tiempo real a las necesidades diarias de los ciudadanos y la producción urbana de comida, en fachadas de edificios o a pequeña escala en jardines equipados con sensores y luces que intentan aumentar su rendimiento.
Iluminación urbana adaptable e interoperable
Desde otra perspectiva, Niels Van Duinen, director de Desarrollo de Negocio Internacional de Philips Lighting, abordó la necesidad de mejorar los sistemas de gestión de la iluminación urbana, “uno de los principales gasto fijos energéticos de las ciudades”.
Según Van Duinen, la sustitución de bombillas convencionales por iluminación LED solo permite ahorrar entre un 40 y un 60 por ciento de energía, algo que según este experto “todavía no es suficiente para cumplir con los objetivos globales para el ahorro y la sostenibilidad”.
Sin embargo, la iluminación “adaptable e interoperable” es esencial para llevar la mejora de costes y rendimiento “al siguiente nivel de significancia”, aseguró Van Duinen. Si preparamos a los LED para cambiar dinámicamente los niveles de iluminación en función de las condiciones locales, el ahorro total de energía del sistema puede llegar fácilmente hasta el 80 por ciento, puntializó.
Por otro lado, el directivo de Philips comentó que los sistemas de control de iluminación disponibles en la actualidad resultan complejos de instalar y caros de llevar a escala, lo que explicaría por qué hoy en día solo un 1 por ciento de las carreteras y farolas están monitoreadas a través de una red. “Muchos municipios no saben cuántos puntos de luz tienen disponibles”, afirmó Van Duinen, antes de ofrecer algunos ejemplos de proyectos piloto en los que están experimentando con nuevas formas de iluminación conectada en las ciudades de Chattanooga y San Francisco (Estados Unidos) y Barcelona (España). Esto sistemas permiten, por ejemplo, mantener la sensación de seguridad en las calles que genera una correcta iluminación al tiempo que generan importantes ahorros energéticos, según Van Duinen.
Una ciudad ‘hackeable’ que habla con nosotros
Carlo Ratti, director del grupo Senseable City Lab del MIT, que también participó en la conferencia, destacó cómo tecnologías que “anteriormente estaban encerradas en habitaciones o laboratorios” están colonizando multitud de espacios públicos hasta convertirse en ubicuas y ha enfatizado la necesidad de colocar a las personas en el centro del concepto de ciudad inteligente.
Según Ratti, las ciudades “están empezando a comportarse como sistemas dinámicos, que recogen información del entorno y responden a él, que están empezando a respondernos y a hablar con nosotros”. Las nuevas ciudades funcionan como un sistema de control en tiempo real, con un componente sensorial y uno actuador. El sensorial permite, por ejemplo, colocar etiquetas y monitoreas todo el ciclo de vida de un producto, incluso una vez que ha sido tirado a la basura y “trazar la cadena de principio al final”.
En opinión de Ratti, el hecho de que se pueda usar esta información para diseñar un sistema mejor, o para que la gente sepa cuánta energía se gasta o si es ineficiente que los objetos viajen a kilómetros de distancia de este a oeste, puede llevar a un cambio de comportamiento y a una mayor preocupación por asuntos como el cambio climático global.
Ratti explicó que todos los datos recogidos pueden utilizarse como aprendizaje para diseñar o regenerar una ciudad inteligente. En este sentido, hizo referencia al proyecto de convertir Guadalajara (México) en una Ciudad Creativa Digital pero ha puntualizado que esto “no consiste en ver cómo crear un entorno que parezca un ordenador sino como crear uno que sea agradable y también un lugar de descanso”. La discusión sobre el diseño de ciudades inteligentes no debería ser “sobre la tecnología sino como la tecnología nos permite pensar cómo queremos vivir”, afirmó Ratti.
Ante fenómenos como el vandalismo que se detecta en algunas ciudades tras instalar los elementos tecnológicos “inteligentes”, Ratti cree que la solución pasa por sistemas abiertos que alienten a las personas a apropiarse de distintas partes de la urbe. “Si la ciudad se está convirtiendo en una computadora me gustaría una ciudad cuyo control se pueda hackear por parte de los ciudadanos”, afirmó. “De esta forma se abre una voluntad increíble de sustituir al gobierno central por canales que van de abajo arriba”, concluyó Ratti.