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Cambio Climático

Tejas, el estado del petróleo que puede decidir el futuro de la energía eólica mundial

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Sus singulares características han permitido una explosión de parques renovables, pero puede que estas tierras estén alcanzando su límite. ¿Podrá el resto del mundo seguir su ejemplo?

  • por Richard Martin | traducido por Teresa Woods
  • 10 Octubre, 2016

Rolan Petty golpeaba la tierra con la punta de su bota bajo el sol abrasador del oeste de Tejas (EEUU). En su granja sin sistemas de irrigación, Petty decía: "Lo llamo cultivar con fe. Simplemente tienes fe en que llegarán las lluvias".

Pero si no llueve, Petty tiene unos ingresos secundarios: las tasas de alquiler. A nuestro alrededor, a unos 46 metros sobre las ordenadas filas de plantas de algodón, se alza un bosque de turbinas eólicas. Los terrenos de Petty, ubicados en las áridas llanuras del oeste de Tejas se encuentran al borde del vasto parque eólico Horse Hollow, con 430 turbinas repartidas en unos 189 kilómetros cuadrados. Cuando su construcción concluyó en 20016, era el mayor parque eólico del mundo. La familia de Petty alquila terrenos a Horse Hollow y a otro parque eólico de la zona, e ingresa alrededor de 6.600 euros al año por cada una de las varias docenas de tubinas colocadas en sus terrenos. La energía eólica se ha convertido en una lluvia de ganancias para la familia Petty, al igual que les ha pasado a muchos terratenientes en Tejas. Este modelo de negocio permite que Rolan y sus padres y tres hermanos ganen cientos de miles de euros cada año, llueva o no. Y su granja es tan sólo un pequeño actor en el mayor auge de energías renovables que ha experimentado jamás Estados Unidos.

Foto: Una turbina del parque eólico Horse Hollow. Crédito: Sandy Carson.

Con casi 18.000 megavatios de capacidad, si Tejas fuera un país independiente sería el sexto generador de energía eólica del mundo, justo por detrás de España. Ahora el estado se prepara para añadir varios miles de megavatios más, aproximadamente el equivalente a la capacidad eólica total de todo el estado de California (EEUU). La mayoría de estas turbinas se encuentran al oeste, una de las zonas más desoladas y azotadas por el viento de los Estados Unidos continentales. Hace15 años, cuando se asentaban las bases para este auge, esta zona tenía poca más que granjas de algodón y cereales, campos petrolíferos, matorrales y cauces de ríos secos, y las ciudades pequeñas se marchitaban.

Hoy es una tierra de larguiruchas turbinas blancas que atiborran las carreteras, y los bolsillos de los terratenientes. Por la noche, cuando el viento sopla con mayor fuerza y de manera más constante, si uno se queda de pie a mitad de los campos puede escuchar el suum-suum que producen las grandes aspas al girar. La energía eólica ha traído prosperidad a las pequeñas ciudades que literalmente se estaban secando hace menos de una generación. "Durante la sequía de 2011, mucha gente de por aquí se habría declarado en bancarrota si no fuera por las turbinas", afirmó Russ Petty, uno de los hermanos de Roland, mientras me daba una visita guidad de su propiedad. El hermano continua: "Ha conseguido ayudar a mantener estas tierras en la familia".

También ha demostrado que con las políticas adecuadas y las inversiones correspondientes en las infraestructuras necesarias, un gran estado puede conseguir una cantidad importante de su energía de fuentes renovables sin grandes interrupciones de servicio. El informe del Departamento de Energía de Estados Unidos de 2015 titulado Wind Vision fijó el objetivo de obtener el 35% de toda la electricidad del país de fuentes eólicas en 2050, una importante subida desde el 4,5% de hoy. En Tejas, a veces, ya se ha superado esa cifra: durante varios días de viento en el invierno pasado, la energía eólica suministró brevemente más del 40% de la electricidad del estado. Para los defensores de la energía eólica, Tejas representa un modelo para el resto del país.

Pero también revela lo que la energía eólica no puede lograr. En general, aún representa menos del 20% de la capacidad de generación del estado. Y la cifra se queda por debajo del 5% durante los tranquilos y cálidos días de verano. E incluso con el auge de la energía eólica, sus emisiones de carbono estimadas fueron las más altas de la nación en 2013, el año más reciente del que se dispone de estos datos. Y experimentaron una subida del 5% respecto al año anterior.

Foto: Una gasolinera abandonada y derribada por fuertes vientos del desierto, justo al norte de la frontera con Méjico. Crédito: Sandy Carson.

Además, las condiciones que han impulsado el auge de Tejas podrían resultar difíciles de replicar. No sólo es azotado por unos vientos bastante regulares, tiene también algo de lo que carece la mayoría de los sitios: un gigante sistema de transmisión que fue construido para transportar energía desde las desoladas zonas al norte y oeste del estado a las grandes ciudades del sur y este. Bajo un programa conocido como Zonas de Energías Renovables Competitivas (CREZ, por sus siglas en inglés), las líneas energéticas fueron aprobadas en 2007 y su construcción costó más de 6.200 millones de euros. Ahora las facturas energéticas domésticas cuestan un poco más, pero ya parece una inversión en infraestructuras con gran visión de futuro que otros estados no tienen capacidad o no están dispuestos a realizar.

Este verano recorrí en coche casi 2.000 kilómetros para explorar la explosión eólica en Tejas. Quería entender qué estaba impulsando este auge, y dónde podría estar el límite máximo. ¿Cuánta energía eólica podrá absorber la red de Tejas, económica y físicamente? ¿Podrán otros estados, y otros países, lograr lo mismo, o sus condiciones son difíciles o imposibles de reproducir en cualquier otra parte?

Explorando

Foto: Russ Petty en la puerta de una de las turbinas que Invenery opera bajo un acuerdo de alquiler con la familia Petty. Crédito: Sandy Carson.

Guy Payne es uno de los beneficiarios del auge eólico. Anteriormente un guardia de prisiones, conducía un autobús de transporte de prisioneros esposados cuando "empezó a pasar por todas estas turbinas eólicas", recuerda. En 2003, un amigo que había dejado su empleo en la prisión mencionó las oportunidades de la energía eólica: formación gratuita, un buen sueldo y beneficios, trabajo al aire libre y unas posibilidades mucho menores de ser atacado por un recluso. Después de un programa de formación de seis meses de duración con General Electric, Payne se convirtió en técnico de turbinas eólicas. Ahora supervisa a 65 técnicos para un desarrollador eólico, Invenergy, y trabaja en múltiples parques. Uno de ellos, con 100 turbinas de General Electric, está ubicado en campos de algodón al este de Lubbock. Esta vasta meseta, que cubre gran parte del noroeste de Tejas y la zona este de Nuevo México (EEUU), tiene algunos de los mejores vientos regulares de Norteamérica. A menudo superan los 45 kilómetros por hora, que resultan ideales para generar electricidad.

El día de mi visita, Payne se estaba preparando para poner el último parque eólico de Invenery en operación. Un complejo de 257 megavatios que cubrirá unos 170 kilómetros cuadrados de campos de algodón y malezas, el Centro de Energía Eólica Wake, que ilustra lo rápidamente que pueden emerger tales parques: las obras arrancaron en enero y para octubre las turbinas estaban a mitad de camino de alcanzar su producción máxima.

Nombrado en honor a un pequeño pueblo abandonado que actualmente sólo está marcado por una antigua desmotadora de algodón, Wake incorpora una tecnología vanguardista: unas torres de 72 metros de alto con aspas deunos 10 metros de diámetro, y un software avanzado que permite a los técnicos resolver los problemas con sus portátiles. Las rápidas mejoras de la tecnología han abaratado mucho la construcción y facilitado el mantenimiento de las turbinas, tanto que la energía eólica casi compite con la electricidad procedente del gas natural en cuestión de precio. (Los operadores de parques eólicas reciben subvenciones mediante créditos tributarios y las líneas de transmisión de larga distancia construidos a cargo de los usuarios).

Wake destaca por otra cosa: la mayor parte de la electricidad generada allí será enviada directamente a dos empresas, el gigante de la fibra de carbono Owens Corning y Equinix, que opera grandes centros de datos en Dallas. De hecho, un creciente número de parques eólicos en Tejas son financiados por corporaciones que quieren fijar el precio de la electricidad para los próximos 20 años. Facebook, por ejemplo, anunció el año pasado que colaboraría en la construcción de un parque eólico de 200 megavatios cerca de su nuevo centro de datos de unos 900 millones de euros en Fort Worth, Tejas, lo que le permite afirmar que las instalaciones (que conseguirán su energía de la red energética estándar de Tejas) "serán alimentadas 100% por energías renovables". Y Google, que ya ha invertido unos 67 millones de dólares en un parque eólico, tiene planes de colaborar con Invenery en una nueva instalación de 255 megavatios.

Izquierda: Un gofre con forma del estado de Tejas, algo común en los desayunos de hotel en Sweetwater. Centro: Una semilla madura de algodón, lista para ser cosechada. Derecha: El cartel de una iglesia en Harper, Tejas, refleja la dependencia tradicional de la zona del cultivo de algodón al pedir a los filigreses que recen por que llueva. Crédito: Sandy Carson.

Un motivo por el que está sucediendo todo esto es que Tejas desreguló su mercado de electricidad en 2002, lo que obligó a los generadores de electricidad, los proveedores de transmisión y los minoristas eléctricos a separarse. A diferencia de la desregulación en California, que dio paso a un amago de colapso de la red y una serie de importantes apagones en 2000 y 2001, la política en Tejas sobre todo ha fucnionado según el plan, gracias a unas eficientes operaciones de red y la abundancia de líneas de transmisión. "No existe ninguna agencia reguladora, ni permisos ni leyes de energía eólica", señala Rod Wetsel, un abogado de Sweetwater especializado en alquileres eólicas y el coautor de Wind Law, el texto definitivo sobre las legalidades de la energía eólica. El experto añade: "Básicamente se parece a la prospección: puedes encontrar un terreno y construir tu proyecto".

Eso significa que uno también es libre de arruinarse. El multimillonario petrolífero T. Boone Pickens se vio obligado a descartar sus grandiosos planes para el parque eólico más grande del mundo, al norte de Tejas, después de gastarse más de 1.800 millones de euros, básicamente porque llegó al mercado demasiado pronto. "Eso fue pre-CREZ. Si hubiese esperado unos años, le habría salido bien", indica Wetsel.

Imparable

Foto: Una tecnología eólica más antigua expesta en la ciudad de Coleman, Tejas.Crédito: Sandy Carson.

Una pareja de blancas garzas ganaderas sobrevolaban un campo de alfalfa cuando llegué a la Subestación Clear Crossing, a unos 48 kilómetros de la cuidad más próxima en el desolado monte bajo del condado Haskell. Construida por 37 millones de euros por Electric Transmission Texas, una empresa conjunta entre American Electric Power y Berkshire Hathaway Energy Company, propiedad de Warren Buffett, Clear Crossing es una estación de conmutación de 345 kilovatios. Se trata un punto de paso de la red de líneas CREZ que se alargan desde Amarillo hasta San Antonio unos 800 kilómetro) al sur, y desde Odessa hasta Dallas unos 590 kilómetros al oeste. Clear Crossing recoge la energía de las líneas que conectan los parques eólicas al norte y oeste del estado y la envía al este. Las líneas de transmisión zumbaban el día que con 38º C el portavoz de AEP Greg Blair y yo contemplamos el complejo de 40 hectáreas de interruptores de potencia y cables. Al otro lado de la carretera, un gran parque eólico, propiedad de la energética municipal de San Antonio, se encontraba bajo construcción.

"Existen muchísimos espacios amplios disponibles aquí para grandes proyectos como estos", comentó Blair.

Electric Transmission Texas ha construido más de la quinta parte del sistema CREZ de unos 5.700 kilómetros durante la última década. Ese sistema es la respuesta de Tejas al dilema básico de la energía eólica: el mejor viento para generar electricidad se encuentra en lugares remotos en los que nadie quiere vivir, en parte por tanto maldito viento. Sin CREZ, no se habría producido ningún auge eólico en Tejas.

"¿Es posible que haya demasiado viento? La resupuesta es un sí rotundo".

CREZ fue construido bajo Rick Perry, el gobernador republicano defensor de limitar el tamaño del Gobierno, que dirigió el estado entre 2000 y 2015. Ahora está claro, señala Jeff Clark de Wind Coalition (Coalición Eólica), que CREZ "debería ser reconocido como uno de los proyectos de infraestructuras más visionarios jamás emprendidos en Tejas".

Fue posible porque Tejas es el único estado del país con su propia red energética. Los Estados Unidos continentales tienen tres redes principales: la Eastern Interconnection (la Interconexión del Este), la Western Interconnection (La Interconexión del Oeste) y la Consejo de Fiabilidad Eléctrica de Tejas (ERCOT, por sus siglas en inglés). Las primeras dos cubren múltiples estados, mientras ERCOT sólo opera en Tejas, y cubre tres cuartas partes del estado. Se puede invertir en y construir líneas de transmisión de larga distancia como le plazca al organismo, a los políticos y a los reguladores estatales, sin las negociaciones interestatales que han obstaculizado otros ambiciosos proyectos de transmisión de larga distancia que atravesarían fronteras estatales.

Foto: Rod Wetsel, el abogado eólico y motociclista de larga distancia, en un campo de algodón que sirve un segundo propósito como parque eólico. Crédito: Sandy Carson.

Tan imparable es el auge eólico de Tejas, que incluso el sistema CREZ empieza a alcanzar su máxima capacidad. En momentos de mucho viento, algunos parques eólicas han acabado estando en efecto varados, sin poder llevar su energía a las cuidades del este. Eso sucedió en uno de los parques eólicos de Invenery en enero, cuando la congestión de las líneas de transmisión aumentó y no pudo exportar su electricidad. Incluso cuando se ofreció a pagar a las energéticas menos de 20 euros por megavatio-hora para acogerla. Mientras tanto, se espera que nuevos proyectos solares en la zona añadan otros 2.200 megavatios de capacidad, con otros 7.000 siendo estudiados. Habiendo gastado miles de millones de euros en un sistema de transmisión, el estado ahora se enfrenta otro gasto de cientos de millones más para ampliarlo. Esto demuestra cuán costoso y complicado resulta pasar de los combustibles fósiles a energías renovables, incluso bajo condiciones  óptimas.

¿Demasiado viento?

Incluso si los parques eólicos a veces han de pagar a los clientes para que consuman su energía, pueden resultar rentables gracias a los créditos tributarios del Gobierno federal para desarrolladores eólicos. Pero ese subsidio empezará a suprimirse gradualmente el próximo año antes de desaparecer por completo en 2020. Entonces la economía real de la energía eólica se volverá evidente. La energía eólica en general sigue siendo más cara que la que procede de combustibles fósiles. Especialmente con los bajos precios energéticos actuales, resulta difícil imaginar cómo todos estos nuevos parques eólicos que están emergiendo en estas tierras inhóspitas podrán competir sin "importantes apoyos directos e indirectos a nivel estatal y federal", dice el antiguo director del Instituto para Energías Alternativas de la Universidad A&M del oeste de Tejas Kenneth Starcher.

Después están los retos físicos. Aunque podría parecer que llegar a obtener el 35% de la energía de la nación de fuentes eólicas es viable, depender del viento para más del 20% o 25% del total es difícil por su variabilidad, que afecta al sistema de varias maneras. Puesto que el operador de la red ha de casar la demanda con el suministro minuto a minuto, la energía de reserva, sobre todo de plantas a gas natural actualmente, debe compensar cuando el viento deja de soplar. Eso también puede suceder cuando haya demasiado viento: cuando sopla a más de de 100 kilómetros por hora las turbinas se paran para prevenir los daños. Requerir que los generadores operen las plantas de combustibles fósiles incluso cuando no exista mercado para su energía aumenta aumenta el coste total de la energía eólica. La variabilidad del viento también afecta a la calidad de la energía, la capacidad de la red de proporcionar electricidad dentro de unos rangos de voltaje y frecuencia.

Debido a tales problemas, la mitad este de Estados Unidos no debería depender de fuentes energéticas intermitentes para más de la tercera parte de su electricidad incluso con masivas inversiones en líneas de transmisión, según un nuevo estudio del Laboratorio Nacional de Energías Renovables de Estados Unidos.

"¿Es posible tener demasiado viento? La resupuesta es un sí rotundo," afirma el vicepresidente de la división estadounidense de Sumitomo, Bill Cannon, que ha construido y posea parques eólicos. En su opinión, "cuanto más viento haya, mayor es el reto. En cuanto a la cantidad idónea de viento, no creo que nadie tenga esa respuesta".

Foto: El sol se alza sobre el Llano Estacado en el parque eólico Mesquite Creek. Crédito: Sandy Carson.

Foto: Se descubrió petróleo en esta finca durante la década de 1950. El pozo aún sigue en operación hoy, pero está rodeado por turbinas. Crédito: Sandy Carson.

Los avances tecnológicos del almacenaje energético, el software de operación de red y turbinas eólicas permitirían tener cada vez mayores cantidades de energía eólica. Pero, ¿cuánta? Esa respuesta la dará Tejas durante los próximos cinco a 10 años. Y tendrá profundas implicaciones para el futuro de la energía eólica, porque si Tejas no puede incorporar mucha más energía eólica, probablemente no se logrará en ninguna otra parte. Más allá de las líneas de transmisión y la red a escala casi de estado, Tejas tiene bastante terrenos disponibles para enormes y caros parques eólicos. No se dispone de eso en la costa este, ni en el sur profundo, ni siquiera en California, donde el suelo es caro y casi toda la capacidad de generación eólica está agrupada en tres zonas. Los parques eólicos marinos son otra posibilidad, pero conllevan retos de transmisión y políticos que hasta ahora han limitado su alcance en Estados Unidos.

También existe otra cosa menos tangible en Tejas, algo que tiene que ver con la cultura. A los tejanos nunca les ha asustado vivir cerca de grandes infraestructuras energéticas, sean las bombas de varilla de la formación de esquisto Eagle Ford o las enormes refinerías de la costa. La oposición a la industria eólica en otros estados, donde las turbinas son consideradas como ofensas a la vista y asesinas de pájaros, no representa un factor. Al final, el auge eólico de Tejas podría subrayar los límites de las energías renovables tanto como señala sus posibilidades.

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