El cambio climático está favoreciendo los fenómenos extremos y el ascenso del nivel del mar, lo que pone en peligro a la ciudad, y ninguna de las opciones planteadas es 100% útil para toda la ciudad
La ciudad de Nueva York (EEUU) se enfrenta a un dilema. Sus terrenos situados bajo nivel del mar tienen cada vez más riesgo de inundarse mientras el cambio climático contribuye a la subida del nivel del mar, pero muchas de esas zonas también alojan inmuebles increíblemente caros. A corto plazo, si la ciudad quiere conservar su posición como el centro global de los negocios, tendrá que proteger a sus habitantes del ataque marino provocado por el calentamiento global.
En 2012, la supertormenta Sandy llevó una gran oleada de agua a la ciudad, que fue casi tres metros más elevada que la típica marea alta. Pero un reciente estudio publicado en la revista Nature calculó que para 2100, el deshielo de la Antártida por sí sólo podría elevar el nivel del mar en hasta casi un metro, lo que sugiere que los fenómenos meteorológicos extremos podrían causar incluso más daños en el futuro.
Existen muchas soluciones en potencia. Algunas, como el concepto Blue Dunes (Dunas Azules), resultan bastante ingeniosas. Esta propuesta sugiere la construcción de una cadena de islas de 65 kilómetros de longitud entre Nueva Jersey y Long Island para disipar las enormes cantidades de energía contenida por las olas gigantes y reducir el impacto de la próxima Sandy. También hay otras, como rediseñar totalmente las calles y reformar por completo el transporte subterraneo y la infraestructura energética, que probablemente resultarán demasiado complejas para ejecutarse.
Crédito: metamatic (Flickr).
La idea más atractiva ahora mismo, según parece, ha sido propuesta por el Bjarke Ingels Group (BIG), un estudio de arquitectura danés. Tal vez no debería sorprender ya que los europeos, después de todo, saben alguna que otra cosa sobre la convivencia con mareas más altas que las tierras costales. La propuesta de BIG consiste en construir un terraplén gigante alrededor de la parte baja de Manhattan, que algún día podría extenderse desde la calle 42 al este hasta la calle 57 por el oeste. Aunque para llevarlo a cabo será necesario recaudar los más de 2.700 millones de euros que costaría construirlo.
Bautizada coloquialmente como la "Big U" (La Gran U), el muro podría proporcionar más servicios además de la protección contra inundaciones. Piense en arquitectura paisajista, caminos para bicicletas y otros trucos del diseño urbano moderno que son empleados para convertir cosas feas en atractivas. Aunque los críticos señalan que las limitaciones de presupuesto podrían obstaculizar algunos de esos objetivos, dejando Manhattan con tan sólo, bueno, un muro.
Pero hay más críticas. La más obvia es que la Gran U serviría para proteger a Wall Street frente otras zonas de Nueva York, como los distritos municipales de Brooklyn y Queens, que fueron duramente golpeados durante Sandy. Y también está el hecho de que el diseño de La Gran U permite defender la ciudad contra las típicas inundaciones que se producen uno cada 100 años con unos 76 centímetros de contingencia incorporada para la elevación del nivel del mar. Por lo que es improbable que ofrezca suficiente protección a largo plazo.
Ante tal escenario, Nueva York se enfrenta a unas difíciles decisiones acerca de cómo protegerse contra las aguas al alza y los fenómenos meteorológicos extremos. Ninguna de las soluciones será barata ni estará exenta de defectos. Pero al menos una de ellas tendrá que ser escogida si la cuidad quiere sobrevivir.
(Para saber más: Rolling Stone, Nature)