Oportunidad: Conseguir fabricar gasolina a base de gas natural en lugar de petróleo podría reducir su coste a la mitad. Esta tecnología también serviría para abaratar el coste de los plásticos. Mientras que el petróleo cuesta unos 100 dólares por barril (unos 73 euros), en Estados Unidos el gas natural se vende por el equivalente de unos 20 dólares el barril (unos 15 euros) y es probable que siga siendo mucho más barato que el petróleo durante algún tiempo dado que se calcula que hay de dos a seis veces más reservas de gas, y las tecnologías como la fractura hidráulica han servido para aumentar la producción de fuentes no convencionales, como el Depósito Marcellus en el este de Estados Unidos. Lo que es igual de importante, el gas natural está distribuido más equitativamente a lo largo del mundo que el petróleo. Estados Unidos tiene muchas reservas gracias a sus depósitos de esquisto, pero también las tienen China y muchas partes de Europa, Suramérica, Australia y Sudáfrica. Fabricar gasolina y productos químicos de consumo partiendo de gas natural en vez de petróleo podría liberar al resto del mundo de las garras políticas y económicas de los países exportadores de petróleo.

Innovación: El objetivo de Siluria, una start-up de Silicon Valley (EEUU) que cuenta con 63,5 millones de dólares en capital riesgo (unos 46 millones de euros) es a la vez audaz y sencillo: crear un proceso que usa gas natural y no petróleo de forma eficiente para fabricar etileno y gasolina. El reto está en la química. Se pueden usar catalizadores para hacer estos productos partiendo del metano (el ingrediente principal del gas natural), pero los ingenieros llevan décadas intentando buscar un proceso industrial eficiente sin éxito.

Siluria cree que puede tener éxito donde otros han fracasado no porque entienda mejor la química, sino porque tiene un método para producir y probar catalizadores potenciales de forma rápida. La empresa ha construido un sistema automatizado capaz de sintetizar rápidamente cientos de catalizadores distintos a la vez, y a continuación probar cómo de bien convierten el metano en etileno.

Funciona variando la composición de los catalizadores y también su estructura microscópica. Fabricar un catalizador con la forma de un nanohilo, por ejemplo, cambia su forma de interactuar con el metano, algo que puede transformar una combinación de elementos inservible en una eficaz.

Siluria afirma que los catalizadores producidos en su planta piloto de Menlo Park, California, han funcionado lo suficientemente bien como para justificar la construcción de dos plantas de demostración mayores. Una al otro lado de la bahía de San Francisco en Hayward que fabricará gasolina, y otra en Houston que fabricará etileno (ambas en EEUU). La empresa espera demostrar que la tecnología funcionará a escala comercial y que se puede usar en las refinerías y plantas químicas ya existentes.

Siluria no te puede contar exactamente cómo ha resuelto el problema que lleva décadas intrigando a los químicos, si es que lo ha logrado. Dada la naturaleza del enfoque, en la que se prueban todas las opciones, no sabe exactamente cómo funcionan sus nuevos catalizadores. Sólo sabe que parece que el proceso funciona.