Unos investigadores han probado en humanos un parásito de malaria modificado del cual han demostrado que es seguro y provoca una respueseta inmune
Parece un modo primitivo de combatir una de las peores enfermedades del mundo, pero mosquitos portadores de malaria han picado a diez voluntarios en un intento de probar un nuevo tipo de vacuna modificada genéticamente. Hasta ahora, va viento en popa: nadie ha enfermado, y los 10 sujetos han desarrollado anticuerpos, lo que sugiere que la nueva vacuna está cumpliendo con su cometido.
El equipo, liderado por el investigador del Centro de Investigaciones para el Cáncer Fred Hutchinson en Seattle (EEUU)l Jim Kublin, eliminó tres genes del parásito Plasmodium falciparum, responsable del tipo de malaria más común en África. Pruebas anteriores en ratones demostraron que eliminar tan solo esos genes bastó para impedir que el parásito siguiera desarrollándose: los ratones infectados generaron anticuerpos, pero nunca enfermaron. El equipo publicó los resultados de los primeras pruebas con humanos la semana pasada en la revista Science Translational Medicine.
Es un paso muy prometedor para una vacuna que se necesita deseperadamente: en 2015, la Organización Mundial de la Salud calculó que 214 millones de personas padecieron malaria y unas 438.000 de ellas murieron a consecuencia de la enfermedad.
Se están desarrollando varias vacunas contra la malaria, pero todas conllevan importantes desventajas. Una de ellas, llamada RTS,S, utiliza una proteína modificada genéticamente del Plasmodium falciparum para acondicionar el sistema inmune para lidiar con los parásitos. Se ha sometido a ensayos humanos de gran alcance y su lanzamiento está programado en tres países del África subsahariana para 2018. Pero sólo resulta eficaz en alrededor de la tercera parte de los pacientes.
Otro método que se encuentra en fase de ensayos clínicos usa radiación para dañar el ADN de los parásitos y debilitarlos. Entonces, éstos se inyectan o administran a los pacientes a través de una vía intravenosa. La vacuna, llamada PfSPZ, ha demostrado proporcionar una protección duradera en más de la mitad de las personas que la recibieron, pero solo tras haberse sometido a un arduo proceso de cuatro inyecciones.
La irradiación daña el ADN de manera aleatoria, mientras que la eliminación dirigida de genes logra resultados uniformes; probablemente por eso todos los voluntarios picados presentaron la misma reacción. Eso hace que esta última vacuna resulte especialmente atractiva.
Sin embargo, aún es pronto para cantar victoria. Para empezar, los voluntarios expuestos a los parásitos con genes eliminados nunca fueron infectados con parásitos de potencia máxima para ver si sus sistemas inmunes los combatirían con éxito. Ese próximo paso crucial está programado para el próximo año, según la revista Science. Si todo sale bien, la vacuna podría emprender entonces ensayos a gran escala.
Hasta entonces, una vacuna que ayude a la mitad, o incluso un tercio, de las personas que la reciban no es la mejor solución, pero salva miles de vidas. Y sería un complemento bien recibido a otras formas más prosaicas para combatir la malaria -como distribuir mosquiteras- y que también han logrado progresos contra la enfermedad.
Si le parece poco satisfactorio como solución a uno de los mayores retos del mundo, siempre podrá recurrir a la ingeniería genética para directamente provocar la extinción de los mosquitos.
(Para saber más: Science, Las empresas privadas contra el Zika no investigan soluciones permanentes, Genes dirigidos, ¿la solución contra la malaria o los asesinos de la naturaleza?)