Biotecnología
Entrenamiento mental para ayudar a despejar la neblina cognitiva causada por la quimioterapia
El abotargamiento mental producido por el tratamiento contra el cáncer podría aliviarse gracias a ejercicios cognitivos 'online', según los investigadores.
Foto:Un usuario de Lumosity juega a un juego en línea.
Los supervivientes a largo plazo de cáncer que usan un programa de entrenamiento mental durante 12 semanas tienen mayor flexibilidad cognitiva, fluidez verbal y piensan con mayor rapidez que los supervivientes que no han entrenado, según los investigadores.
"A menudo los pacientes a los que se ha tratado con quimioterapia muestran cambios en su estructura y función cerebrales en línea con la lesión cerebral difusa y muchos hablan de efectos cognitivos a largo plazo", afirma Shelli Kesler, neuropsicóloga de la Universidad de Stanford (EE.UU.) que ha dirigido la investigación. El estudio, publicado en la revista Clinical Breast Cancer "sugiere que el entrenamiento cognitivo podría ser una vía posible para mejorar la función cognitiva en supervivientes al cáncer de mama tratadas con quimioterapia", explica Kessler.
Varios estudios concluyen que el entrenamiento cognitivo puede ayudar a mejorar la función cerebral tanto en la población sana como en la enferma, pero la aplicabilidad más general de estos resultados sigue siendo polémica en la práctica clínica. "Uno de los mayores retos en el mundo del entrenamiento cognitivo es demostrar un efecto que se pueda generalizar para el funcionamiento en el mundo real", afirma Susan Landau, neurocientífica de la Universidad de California en Berkeley (EE.UU.). Varias empresas comercializan programas de entrenamiento cognitivo que prometen mejoras en la memoria, la atención, la agilidad mental y las habilidades para resolver problemas. El atractivo está claro, afirma Zach Hambrick, psicólogo en la Universidad Michigan State University en East Lansing (EE.UU.), pero lo que no está tan claro es que el entrenamiento tenga efectos generales duraderos.
El hecho de que las empresas estén vendiendo estos programas de entrenamiento a los clientes antes de que se haya demostrado rigurosamente su validez, ha producido cierto escepticismo en el campo, según los expertos. "El campo aún está creciendo", afirma Suzanne Jaeggi, neuropsicóloga de la Universidad de Maryland (EE.UU.). Aunque hay estudios que demuestran que el entrenamiento proporciona beneficios cognitivos, es muy difícil detectar un impacto en la vida cotidiana, afirma. Sin embargo algunos trabajos, incluyendo investigaciones hechas por su propio grupo, han demostrado que los ejercicios de memoria de trabajo pueden mejorar la capacidad lectora en niños de primaria.
En el estudio llevado a cabo por Kessler y sus compañeros, los participantes entrenaron en casa con Lumosity, una colección de ejercicios cognitivos convertidos en juegos desarrollados por Lumos Labs en San Francisco, California (EE.UU.) (Lumos Labs no financió el estudio). El proyecto de Kessler es uno entre unas dos decenas de esfuerzos que están usando el software Lumosity para estudiar el conocimiento humano. Con 35 millones de clientes en todo el mundo, Lumosity está recogiendo lo que ellos dicen es la mayor base de datos sobre el conocimiento humano, que se podría consultar para establecer conexiones entre estilos de vida y la capacidad cognitiva. "Nuestra tecnología recoge un montón de datos y facilita la creación de experimentos para aprender más en general sobre el rendimiento cognitivo humano", afirma Mike Scanlon, cofundador de Lumos Labs. "Hacemos un seguimiento de todos los resultados de las pruebas y el entrenamiento cognitivo y podemos combinar eso con información demográfica para saber cómo cambia el rendimiento cognitivo de la gente y se desarrolla a lo largo de los años", afirma Scanlon.
Uno de esos descubrimientos es una correlación entre la temperatura exterior y el rendimiento cognitivo. "Resulta que cuanto más frío hace, mayor es el rendimiento de la gente, aunque en general estén en el interior haciendo los ejercicios en un ordenador", afirma Scanlon.
La mayoría de los proyectos exploran la eficacia del entrenamiento en distintas poblaciones, desde niños en edad escolar hasta enfermos de apoplejía, Para el estudio en supervivientes de cáncer de mama, se hicieron pruebas a 41 mujeres mayores de 40 años para las que había pasado al menos año y medio desde su último tratamiento de quimioterapia, para ver cómo ejecutaban varias tareas de función cognitiva al principio del estudio. Después, la mitad de las mujeres usaron módulos de entrenamiento de Lumosity de 20 a 30 minutos por sesión, cuatro veces por semana, durante 12 semanas y se les repitieron las pruebas a todas.
Cuando los investigadores hicieron pruebas a las participantes en tareas cognitivas como la memoria verbal, la velocidad de procesado y la función cognitiva, descubrieron que las mujeres que habían usado el programa de entrenamiento mental mejoraron en tres de cinco medidas objetivas.
"Es un estudio bien hecho, tenían no solo un test de trasferencia, sino varios", afirma Hambrick, que señala además que muchos estudios de entrenamiento cognitivo dependen de una único test para medir los resultados. "Pero un problema es la falta de actividad en el grupo de control", afirma. Hubiera sido mejor tener al grupo de control haciendo otra tarea cognitiva exigente que no fuera el entrenamiento con Lumosity, algo análogo a un placebo. "El problema es que puede que la mejora en el grupo que hizo el entrenamiento cognitivo no refleje la mejora de los procesos cognitivos básicos per se, sino que podría ser un fenómeno de motivación", afirma Hambrick.
Pero incluso aunque los efectos se deban a la motivación o a algún otro beneficio no relacionado con la agilidad mental, según Landau esta información sigue siendo útil. "Si el entrenamiento cognitivo es algo que hace que la gente se sienta bien y mejore su confianza en sus propias habilidades, no es un asunto trivial", afirma. "Podría ser una parte importante del efecto observado".