Los fiascos del año pasado desvelan algunas de las razones más típicas para no conseguir el éxito como la escasa aceptación del público
Todas las tecnologías de éxito son parecidas, pero cada fracaso tecnológico tiene un sabor propio.
Tener éxito significa que una tecnología resuelve un problema, ya sea instalada en mil millones de smartphones o usada por unos cuantos científicos haciendo un trabajo especializado. Pero muchas tecnologías, puede que la mayoría, no tienen éxito. Habitualmente porque no logran conseguir la escala de adopción que conseguiría que fueran relevantes. Las razones del fracaso no son predecibles. Este año hemos visto cómo tecnologías prometedoras han acabado desapareciendo por decisiones del Tribunal Supremo, por las cámaras de televisión, por la opinión pública e incluso por estudiantes universitarias mentirosas.
A continuación presentamos nuestra lista de los fracasos tecnológicos más interesantes de 2014.
Google Glass
En 2012, Google presentó Glass en sociedad, unas gafas computerizadas capaces de mostrar al portador mapas y correos y sacar fotos y vídeos de lo que estuviese mirando. Pero para finales de este año, las esperanzas de que el ordenador portable, que cuesta 1.500 dólares (unos 1.200 euros) fuera un éxito de ventas estaban por los suelos. La mitad de los desarrolladores de aplicaciones consultados por Reuters han dejado de trabajar en aplicaciones para Glass y la presentación pública de Google Glass se ha pospuesto hasta el año que viene. Incluso el visionario del producto, el cofundador de Google, Sergey Brin, empezó a aparecer en público sin ellas puestas como solía hacer. Un usuario confesó a MIT Technology Review que era una experiencia mucho menos útil de lo que se esperaba: "Me di cuenta de que no servía para gran cosa y tendían a molestar a los que me rodeaban cuando las llevaba puestas". Glass aún puede encontrar el éxito para aplicaciones nicho.
(Ver Google Glass ha muerto, larga vida a las gafas inteligentes)
El exoesqueleto EEG de Brasil
Conseguir que un paralítico se levantara de una silla de ruedas, saliera a un campo de fútbol e hiciera el saque inaugural del Mundial de 2014. Este era el ambicioso plan ideado por el experto en interfaces mente-máquina Miguel Nicolelis, un profesor de la Universidad de Duke (EEUU). Tras conseguir 15 millones de dólares (unos 12 millones de euros) del gobierno de Brasil, su equipo se dio prisa por construir y poner en marcha un exoesqueleto robótico movido por los pensamientos del usuario.
Este plan era demasiado audaz. Exigía recoger las señales cerebrales con un casco de electroencefalografía. Pero las señales producidas de esta forma no son lo suficientemente buenas como para controlar un exoesqueleto. Las cámaras del mundial enfocaron la demostración durante la ceremonia de apertura durante tres segundos, lo suficiente para ver un balón de fútbol rodar por una rampa y a un paralítico asistido por dos personas levantando los puños en triunfo. Nicolelis declaró que "17 meses de trabajo de locura" habían tenido éxito. Pero para los espectadores de televisión a los que les interesara la tecnología, o para aquellos que la veían por primera vez, era difícil saber qué había pasado. En vez de ver a un hombre levantarse de una silla de ruedas y caminar, el exoesqueleto parecía haber conseguido la tarea más sencilla de hacer avanzar un pie para darle a la pelota.
(Ver Un paralítico hará el saque inaugural del Mundial por control mental)
Bitcoin
Se suponía que este iba a ser el gran año de Bitcoin. Pero lo que ha pasado es que parece que la moneda electrónica se está estancando. El valor de un bitcoin ha caído un 62% a unos 310 dólares (unos 248 euros) desde enero de 2014 y lo que es más preocupante para este dinero matemático es que sólo se está usando para mover la misma cantidad de dinero que hace un año, unos 60 millones de dólares diarios (unos 48 millones de euros). La idea de Bitcoin sigue siendo intrigante, una moneda entre pares sin controlador central, transmitida instantáneamente a cualquier parte y movida por un ingenioso motor criptográfico. Pero en la práctica el dinero se parece más a una trama Ponzi que atrae a especuladores y se ha convertido en el método de pago preferido por los cibercriminales profesionales. Bitcoin también se ve asediado por el hecho de que la primera aplicación de éxito relacionada con la moneda es una forma fácil de comprar droga en línea. Este año las autoridades han contribuido a hacer detenciones y en noviembre el servicio de los U.S. Marshals hizo una subasta de 50.000 bitcoins, con un valor de unos 19 millones de dólares (unos 15 millones de euros), incautados a traficantes de drogas.
Bitcoin cuenta con ardientes defensores. Pero una moneda que sólo pueden usar unas pocas personas no puede considerarse un éxito.
(Ver El valor real de Bitcoin)
Células STAP
En enero del año pasado un equipo en Japón y otro en la Universidad de Harvard (EEUU) publicaron dos artículos de alto perfil en la revista Nature donde afirmaron que podían convertir cualquier célula en una célula madre simplemente bañándola en ácido (las siglas del método STAP en inglés son las de adquisición de pluripotencia disparada por estímulos). La receta fácil y rápida parecía demasiado buena para ser verdad y lo era. Cuando otros laboratorios no consiguieron replicar el proceso quedó claro que los resultados los había fabricado una investigadora joven y ambiciosa. En agosto, su jefe, Yoshiki Sasai, un reconocido investigador japonés en células madre de 52 años del instituto Riken de Japón se suicidó tras afirmar que le habían avergonzado. No es la primera vez que un descubrimiento relacionado con las células madre resulta ser un montaje. Pero la bióloga del Instituto de Investigación Scripps (EEUU), Jeanne Loring afirma que no hay más fraude en el campo de las células madre que en otros. Y que el colapso de esta prometedora tecnología se debe a la presión creciente por publicar resultados impresionantes, algo que afecta a toda la biología.
(Ver la cobertura hecha por Los Angeles Times y por Nature.)
Pantallas de iPhone de zafiro
El iPhone 6 desvelado por Apple en septiembre era más grande, depurado y potente que los modelos anteriores, pero no tenía la pantalla hecha de zafiro, un cristal transparente que Apple esperaba fuese un éxito con los consumidores de sus teléfonos de 700 dólares (unos 560 euros).
El plan de Apple de invertir mil millones de dólares (unos 800 millones de euros) para introducir pantallas más duras salió mal cuando construyó una nueva fábrica de zafiro antes de que la tecnología subyacente estuviera completamente controlada. Para fabricar el material contrató a GT Advanced Technologies, un desarrollador de innovadores hornos para producir cristales de zafiro. Pero la empresa no tenía experiencia produciendo cristales en cantidades comerciales ni en cumplir con las duras exigencias de plazos de Apple.
A lo largo del verano, los problemas no hicieron más que crecer. Los grandes y pesados bloques de zafiro necesarios para las pantallas de teléfono (el zafiro ya se usa en algunos relojes de lujo y para cubrir la cámara del iPhone) se tienen que cocinar un mes dentro de un horno sellado, pero muchos salieron rotos. Y tampoco se llegó a resolver cómo trocear los bloques para crear los cristales.
El final no ha sido demasiado agradable. GT ha presentado la bancarrota y ahora las empresas se están poniendo denuncias mutuamente. GT afirma que Apple se la ha jugado y Apple a su vez afirma que GT no consiguió producir "ninguna cantidad significativa de zafiro utilizable".
(Ver "La tecnología arruina el sueño de Apple de iPhones de zafiro")
Las diminutas antenas de Aereo
Un hecho curioso: la televisión comercial es gratuita, la señal está en todas partes, pero no puedes verla ni en tu teléfono ni en tu PC. Una start-up llamada Aereo imaginó una forma de combinar diminutas antenas y un gran vacío legal para resolver ese problema. Por 10 dólares al mes (unos 8 euros), la empresa activaba una antena del tamaño de una moneda en sus instalaciones, capturaba las señales de televisión y las enviaba a través de la web a tu teléfono. "Tu antena, tu señal", era la idea. Pero los emisores, entre ellos ABC y CBS no perdieron el tiempo en poner una denuncia y afirmaron que Aero debía pagar "derechos de retransmisión" igual que hacen los proveedores de televisión por cable. El caso llegó hasta el Tribunal Supremo, donde en junio los jueces se aliaron seis contra tres con los emisores.
Aereo no tenía un plan B y desde entonces ha quebrado. Ahora su página web muestra un mensaje de despedida relevante para todos los innovadores, fracasados o no: "Con tantos cambios y avances en la tecnología, nunca ha habido un momento mejor para arriesgarse, retar al estatus quo y construir algo especial... Nos mantuvimos fieles a muestra misión y creemos que hemos tenido un papel importante en ayudar a forzar un cambio positivo en la industria para los consumidores".
Y efectivamente, desde el caso en el Tribunal Supremo, CBS ha anunciado que empezaría a ofrecer sus programas a través de la web por 6 dólares al mes (unos 4,8 euros). Parece que después de todo podremos ver la tele en nuestros móviles.
(Ver El fallo sobre Aereo podría poner en peligro otros servicios de 'streaming)